Biblioterapia: un proyecto chaqueño para frenar la violencia escolar con libros

Por Fernanda Jara y Marcos Valenzuela

Biblioterapia: un proyecto chaqueño para frenar la violencia escolar con libros

El “bullying” en las escuelas preocupó al bibliotecario chaqueño Marcos Valenzuela, y comenzó a pensar en la manera de lograr desterrarlo. Como amante de los libros, y todo lo que ellos generan, vio en ellos un camino de ida para que los estudiantes de una escuela del Chaco pudieran ocupar su mente con la infinidad de historias posibles, capaz de sacarlos de aquello que les provocara dolor.

Valenzuela trabaja en la Biblioteca Escolar N° 118 “Hermanos Grimm”, y presta sus servicios en la E.E.P. N° 460 “Patricias Argentinas” de la localidad de Los Frentones, Chaco. Allí impulsa el proyecto de “biblioterapia” con alumnos del séptimo grado.

“El objetivo es que, por medio de la lectura y las herramientas que otorgan los libros, intentar tranquilizar y darle sentido al chico, para que no sólo no sea violento sino que evite las drogas y logre darle fuerza a su vida”, cuenta, y dice que para lograrlo necesita de la donación de libros de literatura infanto-juvenil para poder llevar adelante su proyecto.

“Los libros que posee el fondo bibliográfico de la Biblioteca Escolar “Hermanos Grimm” es resultado de las donaciones que docentes e instituciones nos hacen. Generalmente, envían material desde el ministerio de Educación, pero es de uso exclusivo para los niños y no puede intervenir la biblioteca”, dice para contar el origen de esa necesidad de los 576 alumnos de la escuela, donde la demanda de textos infanto-juveniles es mucha.

El proyecto

La biblioterapia consiste en brindar apoyo emocional a un individuo a través de la lectura y los libros, y desde allí se asume que la lectura tiene propiedades para tratar de sanar a las personas ante diversos problemas. Aunque no reemplaza el apoyo terapéutico de profesionales, puede ayudar y lograr que la persona se vaya del foco del problema o enfermedad que lo angustia.

Habla de cómo inició con la idea que ve como una posibilidad para detener los casos de violencia, al menos en un establecimiento. “En la Escuela 460 hay registros sobre casos de bullying y también de violencia intrafamiliar; y los chicos están un poco dispersos a raíz de ello, por eso lo que intento es volcar esta teoría y busco que ellos sean un poco más sensibles a sí mismos, con los demás y que se den un valor”, explica el joven de 26 años y bibliotecario desde 2017.

En el proyecto de literatura iniciado en marzo de este año, Marcos se aboca a alumnos de entre 11 y 12 años. “Estamos trabajando con el libro El caballero de la armadura oxidada, que es un libro de filosofía muy utilizado en este tipo de terapia, porque logra sensibilizar al lector para que busque el sentido de su vida por medio de lo que puede interpretar de la lectura”, explica.

Según su experiencia, al tratarse de adolescentes, es mejor que exploren la lectura como terapia interactuando con textos cortos que les resulte atrapantes, primero. “Tienen que ser también de fácil lectura porque no se trata solamente de leer un libro, sino de buscar que el niño o adolescente haga un seguimiento de los libros que lee y que trabaje con ellos; que interactúe e interprete”, agrega.

Por el momento, reúne a los alumnos una vez a la semana en alguno de los salones de la escuela -o en el patio cuando el tiempo se presta- les lee y juntos analizan lo escuchado: “Les pido que hagan una interpretación de lo que oyeron, de lo que dijeron en el aula y los invito a buscar el mensaje que transmite el autor desde el texto, que a veces es muy difícil poder buscarlo y encontrarlo”.

Para él, que hace esto con libros fuera de la currícula escolar, tener la atención de los estudiantes mientras lee es todo un desafío y se muestra sorprendido de los logros que está obteniendo: “Hicimos una prueba con audiolibros, para ver qué pasaba, y si bien escucharon, no había emoción en ellos como cuando yo les leo, interpreto con la voz y hago gestos. Lo mismo pasa cuando leen desde un celular. Aunque estemos en la era de la tecnología, el contacto con el papel, con el libro y sus hojas es irremplazable por todo lo que rodea a la acción de leer un libro”, compara.

En ese sentido, añade: “Internet nos dio la facilidad de tener en el dispositivo todo tipo de literatura y en cantidad, pero una tablet jamás reemplaza al papel, al contacto con el texto, a la simpleza de pasar las hojas o ponerle un señalador. Como tampoco sucede cuando se ve un video basado en un libro. Los observé en sus acciones al momento de verlo estaban neutrales. A ellos les atrapan y apasiona la lectura, pero no están aún listos para textos muy extensos”.

Otros dos proyectos puestos en práctica implicaban llevar la lectura a cada casa y hacer que las familias se involucren. “Con los chicos de segundo y tercer grado hicimos proyecto ‘El libro viajero’ que era un texto que había seleccionado, le sumaba un cuadernito y debían llevarlo a casa para que papá o mamá, o quien esté, se los lea y juntos debían escribir lo que entendían. Hubo intercambios asombrosos en esa experiencia”, dice entusiasmado.

Luego ideó el ‘Peluche viajero’, que implicaba llevar un peluche y escribir lo que hacían con ese muñeco mientras lo tenían con ellos. Tuvo muchísimo éxito”, recuerda.

Marcos defiende el rol de las bibliotecas públicas y remarca que éstas ofrecen un servicio público y que no se ocupan sólo de prestar libros. Sostiene que hay un rol cultural y social en ellas, por eso él ideó llevar el proyecto de la biblioterapia a las aulas y con el permiso de cada docente.

“Lo que notamos en la escuela es que hay varios casos de chicos con violencia intrafamiliar y cuando lo tenemos en el aula él no está con nosotros está ahí porque piensa en lo que pasa afuera, que es lo que lo preocupa, y no hace las actividades que se le pide, reacciona mal a cada llamado de atención, etc. Esto se acrecentó después de la pandemia y tenemos que ayudarlo a contrarrestarlo. Es nuestro desafío”, asegura.

Si bien tiene todas las intensiones en la terapia por medio de los libros, concluye: “No sé cómo puede continuar ni cuáles serán los resultados, pero tengo esperanzas que sean positivos para los chicos, los protagonistas de esto”.

 

Quienes deseen donar libros pueden comunicarse con Marcos al mail: marcosvalenzuela@outlook.com

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