Este sábado 11 de enero tuvo lugar la sexta edición del Bum Bum! Una de las características centrales del festival es su coincidencia con el cumpleaños de La Mona. Pocos artistas en el mundo -sí, en el mundo- pueden presumir de los récords de venta y producción del mandamás, pero nadie tiene esa conexión profunda y genuina con su gente. Esa población, denominada monera, es una parte definitoria de un festival con miles de personas que buscaban una experiencia única, ahora junto a grandes artistas internacionales. La conjunción de públicos generó una diversidad de 30mil asistentes celebrando el ser cordobés y contribuyó con las reservas turísticas de la ciudad. Un capítulo maravilloso para un destino urbano que tiene eneros inhóspitos.
Cuánto vale nuestro amor
Este acontecimiento construye economía y empleo. Ciertamente nos referimos a miles de trabajadores y muchos millones en economía local. Con entradas que iban hasta los $ 330 mil, un mar de personas decidieron quedarse en un hotel, tomar un taxi, o ir a almorzar a restorán local en el marco de este acontecimiento. El espacio Adrenalina contuvo a los asistentes con mayor poder adquisitivo y reunía propuestas de diversos restaurantes como Bros y Filo. Se destaca un sistema de vouchers para consumo que saciaba expectativas sin caer en el desperdicio de comida, una práctica dolorosa de muchos vips en un país con zonas de hambre.
Con mucho cuidado
Bajo un sol abrasador, en el playón del Estadio Kempes, la peregrinación era recibida por vendedores ambulantes, naranjitas y rascacielos de humo choripanero, toda una coreografía con nuestro aroma.
Con una presencia de las fuerzas de seguridad activa pero no invasiva, el público ingresaba sostenidamente a un predio con dos grandes escenarios contiguos. Estos monstruos, con más de 600 m2 de pantalla, estaban acompañados de activaciones done diferentes marcas proponían ideas con sentido de oportunidad.
Al ingresar, un enjambre de trabajadoras aplicaba repelente y protector solar con cuidado y simpatía, a pesar de la enorme cola. Otras marcas ofrecían espacios refrescantes, y hasta preservativos.
La organización, frente a la importante cantidad de familias, tomó medidas y abordó el capítulo infantil con espacios dedicados y registros. Un asunto a destacar fue el stand de Salud destinado a consejos para conductores designados, así como el rol del COYS que separaba residuos.
Geografía de la música
La oferta artística del festival, francamente sobresaliente desde el comienzo, proponía la música como anfitrión. Martín Huergo, experimentado protagonista de la escena electrónica, demostró un compromiso inicial que también pudo verse en el estoico desempeño de Lore Jiménez con su cuarteto característico. Puertas abiertas y los medios nacionales buscaban una interpretación con tonada. Mientras, el canal de streaming UJ la cantaba de memoria.
El ingreso se engrosó cuando los rosarinos Indios ofrecían sus estrofas pegadizas, interesados en tu geografía, el color que arrima y / un mundo hecho para descubrir. Luego Dread Mar-I subió al escenario con una impecable oferta de melancolía y melosos fracasos amorosos que muchos hicieron propios. Luego Paralamas, la primera agrupación internacional, transitó la remembranza y el descubrimiento para los más jóvenes, sin la fuerza de los artistas siguientes.
Molotov tomó el escenario y lo encendió de rock fuerte, enojado y machote. Un demencial despliegue que también dejó dudas de anacronismo: más allá de letras controversiales y un cierre con pibas perreando en el escenario para que se pare, su mantra sagrado parece políticamente correcto, pero ¿lo es? Los habitantes de esta época quedaron perplejos ante esa condición televisiva y tinellista que emocionó y dejó críticas intelectuales. Es que los gestos sí importan.
Residente, seguramente un abanderado de la latinoamericanización del Bum Bum! propuso un espectáculo que hacía equilibrio entre los hitazos y el compromiso ideológico. Las palabras discursivamente oportunas fueron parte de un delirio que no impidió un imponente manejo de escena y cámara, así como compartir el protagonismo con voces y músicas femeninas. Su blend latinoamericano y el conocimiento de las causas locales, empezando por la educación pública y gratuita, representaron uno de los momentos inolvidables.
Al pan, pan. Y al vino…
Y entonces entró el Rey. No hay una manera de explicar la potencia formal y emocional que proyecta La Mona Jiménez en vivo. Los grandes expertos en espectáculos, así como quienes trabajan en la limpieza del predio, el helicóptero y los naranjitas, rindieron pleitesía a El más grande. Luminoso, humilde y agradecido, Jiménez ofreció un espectáculo perfecto que incluyó una versión de “Quien se tomó todo el vino” con muchos de los artistas invitados. Residente, Indios, Pablo Lescano y algún Molotov estuvieron frente a un público (en éxtasis) para averiguar … qué pasa en esta ciudad / No sé qué pasa / no lo puedo entender.
En un final sin incidentes, Damas Gratis administró la fiesta para dejar al artista norteamericano -pero de fuerte presencia local- Steve Aoki en el cierre.
Uooo / uoooo / uooooo ooo / la asistencia se retira de Kempes en éxtasis con una ilusión: celebrar la vida, tener trabajo, y ser amados. La madrugada se hace cargo de Córdoba con buena memoria y promesa de futuro.-