El cementerio San Jerónimo es un lugar emblema de la ciudad, en donde miles de historias se encuentran escondidas entre sus pasillos y cofradías. La nueva edición del ciclo “Las cuatro estaciones en el Cementerio San Jerónimo” que se realizará este viernes es la jornada ideal para conocer y rescatar aquello que se suponía olvidado.
En la estación “Invierno”, a través de relatos y melodías, los asistentes develarán los misterios e historias de las personalidades que descansan en este camposanto y que nacieron o fallecieron en alguno de los meses que encierra esta estación.
Desde las 18:00 horas, el Coro Juvenil Mixto, dirigido por Emilio Chavesta, abrirá el encuentro con voces que abrazan. Posteriormente los participantes podrán conocer la historia de la Hermana Purita, Transito Cáceres de Allende y Jardin Florido.
Sobre los personajes
Hermana Purita: probablemente la próxima beata argentina. Su nombre era Secundina Guadalupe Olmos y nació en La Cumbre en 1896. Llevó una vida religiosa ejemplar. De rezo diario y dedicada a instituciones como colegios y hospitales. Algún tiempo después de su muerte comenzó a recibir pedidos de favores, referidos a cuestiones laborales, amorosas o de salud. Poco a poco las placas de agradecimiento poblaron las paredes del panteón donde descansan sus restos. Desde el año 1997 es considerada Sierva de Dios.
Transito Cáceres de Allende: su nombre completo era María Hipolita Casiana del Tránsito Cáceres Martínez Allende y nació en la ciudad de Córdoba en 1830. Su esposo era Rosso Allende, con quién tuvo 11 hijos. Fue presidenta de la Sociedad de Beneficencia de Córdoba, participó de la creación del Hospital de Niños, y del Asilo de Ancianos y Mendigos. Fue también la encargada de la creación del primer hospital que luchó contra la tuberculosis, el cual llevaría su nombre.
Jardin Florido: su nombre real era Ferdinando Albiero Bertapelle, había nacido en Italia y siendo un adolescente su familia se trasladó a nuestro país. Primero vivió en Santa Fe y luego en Córdoba. Su domicilio fue en el histórico barrio de Alta Córdoba, en calle Antonio del Viso. Tuvo decenas de trabajos y oficios. Pero sin dudas que desde el momento en el cual decidió adoptar el frac, la galera y el bastón se convirtió en Jardín Florido. De la nada a la popularidad transcurrió su vida. Falleció en julio de 1968 y su figura aún es recordada en la peatonal, 9 de Julio esquina Rivera Indarte.