Pibelandia, en La Granja, sierras chicas de la Córdoba secreta, fue el lugar de encuentro, cada verano, de la niñez porteña y acaudalada. Durante casi 30 años fue el paraíso de quienes tenían mucho mucho (dinero). Los hermanitos Bulgheroni, Doris Capurro -ex asesora de Cristina Fernandez-, Thomas Hess -el número 1 de Exxon- y hasta el Les Luthier Carlos López Puccio, entre muchísimos otros niñas y niños con bolsillos portentosos, se encontraban en La Granja para pasar los veranos mientras los papás hacían crecer sus fortunas.
Pibelandia fue creada por el alemán Hans Claren en 1939. El hombre de origen judío había huido de la Alemania nazi tras 4 años de cautiverio. Ya en las sierras de Córdoba, de la mano de su carácter germano, implacable y riguroso, fundó la colonia de vacaciones -bueno, la idea de vacaciones para un alemán tan rígido no existe- que sólo funcionaba en época estival y a la que accedían muchos de la comunidad hebrea y también los niños y niñas cuyos papás/mamás podían pagar la estadía.
Hasta fines de la década del ‘60, Pibelandia fue la meca veraniega para los pequeños millonarios, que eran depositados en este lugar para que el alemán Claren los formara derechos para la vida. Mezcla de boy scout, servicio militar y un poco de escuela de verano, el jefe conducía con mano firme e imponía desafíos en la naturaleza poco habituales para crianzas que vivían en departamentos de Recoleta y barrio Norte.
Los hermanitos Carlos y Alejandro Bulgheroni, hoy la familia más acaudalada de la Argentina, eran llevados a inicio de temporada en el Mercedes Benz de papá, que una vez fue a conocer al alemán Claren para felicitarlo por su camino recto y sin dobleces. ¿Le habrá servido al niño Carlos Bulgheroni aquella crianza cordobesa, salvaje y extrema en La Granja, para negociar con los talibanes?
_ Muchachos, dejenme pasar por acá con el ducto, que tengo que llevar gas a la India. Les pago el asado.
La escena es real (el ofrecimiento final, producto de la imaginación de este escriba). Bulgheroni les hizo el planteo en forma personal a los talibanes que impedían el paso del ducto. El diálogo fue con todos sentados en las cálidas arenas de Afganistán. Y los talibanes, que te tiran abajo las Torres Gemelas sin problemas, se dejaron convencer por el hombre criado bajo los talas y molles de La Granja.
Pibelandia, lejos de ser un encuentro festivo de cada verano como si fuera una serie de Cris Morena, era fundamentalmente un espacio de auto superación, exigencias extremas y reconocimiento del éxito individual como el camino de la salvación. El alemán Claren les imponía pruebas físicas y psicológicas difíciles de superar para chicos y chicas de 12 años, convencido de que así se forjaban las almas puras que salvarían al mundo. Científicos, artistas, músicos, hombres y mujeres de negocios y asesores de gobiernos, algunos cercanos a Macri, otros a CFK, pasaron sus veranos de infancia en La Granja, sometidos a juegos de exigencia física y ética ideados por el germano escapado de la Alemania nazi.
El sueño estival duró hasta 1966. Una creciente del río de La Granja se llevó para siempre a una de las niñas integrantes de la colonia y Claren debió bajar las persianas de su paraíso, después de casi 30 años.
Hoy, de Pibelandia, la colonia de vacaciones en La Granja, no quedan registros. Tan sólo algunos lugareños que indican: estaba allá. Pero en cada encuentro de millonarios por el mundo, son muchos los que recuerdan a la tierra cordobesa que los marcó a fuego y hierro para siempre.









