El cine revive en Cosquín

Roger Koza habla de la 11va edición del Festival Internacional de Cine Independiente que comenzará mañana en la ciudad serrana, nuevamente en formato presencial

El cine revive en Cosquín

El Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín (FICIC) vuelve mañana a la presencialidad plena, para su onceaba edición, con el desafío de recuperar la experiencia del cine como un ritual comunitario, acaso la marca que lo supo distinguir.

El FICIC, en efecto, no es un festival entre otros. Si bien su formato y hasta la selección de películas que ofrece puede remitir a los grandes festivales del país -en una escala mucho menor por supuesto-, su dinámica es bien distinta. El contexto serrano de Cosquín, la propia la dimensión del certamen –concentrado en un espacio pequeño, en cuatro días intensos a pura cinefilia- y la filosofía –sumada a la dedicación- de los organizadores, se confabulan para que el FICIC se destaque como uno de los festivales más amables del género, en el que los ideales del cine como un arte del encuentro, donde una parte importante del placer se encuentra en compartirlo con otros, alcanzan su mejor expresión. Por eso, su regreso al formato presencial es una noticia para celebrar, en un contexto complicado por la crisis económica, pues en FICIC anida la singularidad de una forma artística que se encuentra en peligro de extinción.

Hay por supuesto una selección de películas de primer nivel, que además de la Competencia Internacional de Largometrajes –y las competencias de cortometrajes-, ofrece las retrospectivas de dos directores muy destacados de la región (el boliviano Kiro Ruso y el argentino Pablo Mazzolo), el ciclo de cine en 35 milímetros auspiciado por Fernando Martín Peña (“Filmoteca en vivo”), un foco en autores argentinos y otro en películas recientes del cine cordobés, además de charlas y la presentación de un libro. El festival, que comenzará mañana y finalizará el domingo, tendrá además una versión online.

Todo eso y mucho más revela el director artístico del FICIC, el crítico y programador Roger Alan Koza, en el siguiente diálogo con HOY DÍA CÓRDOBA.

HDC: Antes que nada, ¿cómo viene el regreso del FICIC a la presencialidad?

Roger Koza (RK): La única razón por la que tiene sentido hacer festivales como se hicieron durante el siglo pasado es mantener viva esa tradición que llamaría “la tradición del cine”. Es la tradición sin nacionalidad que erigió poéticas y estilos, autores y géneros, y también moldeó un público internacional que estuvo dispuesto a quedarse sentado y sin distracción alguna en un recinto sin referencias domésticas y en el que se producía una experiencia inédita de ver y casi tocar mundos ajenos. El cine nació con esa condición de posibilidad existencial. Esa experiencia es imposible en la casa propia; el cine no pertenece al orden doméstico, porque los otros del cine no son nuestra familia. Ese es el motivo esencial.

HDC: ¿Cómo hicieron para llevar adelante la edición 2022 ante los ajustes del INCAA?

RK: Yo no estoy al tanto de las minucias del recorte; escucho, leo y me entero. Sé que a la administración de Luis Puenzo (en el INCAA) los festivales de cine no le resultaban prioritarios en su agenda; ni siquiera el Festival de Mar del Plata le importó. Pero a ese problema se suma otro: la devaluación permanente de nuestra moneda. Nosotros apenas podemos pagar un “screening fee” o tarifa de proyección. Juntar 200 euros, que afuera no es nada, para un festival pequeño como el nuestro, es un esfuerzo sustantivo y una decisión de producción. Hacer un festival de cine en este país es una empresa casi imposible. Imagínese: cuatro películas extranjeras y una retrospectiva con dos películas y tres cortos podría salir, con suerte, alrededor de 1.500 euros. Sume en blue.

HDC: Pese a la variedad de películas que exhibe, el FICIC suele tener una línea editorial en su programación, cierta idea de cine que une a las diversas películas. ¿Cuál sería este año?

RK: Todas las películas están seleccionadas teniendo en cuenta tres cosas: vivimos en un mundo hostil e injusto; el cine puede iluminar experiencias y visiones de mundo que no estén subsumidas en este orden internacional de desprecio generalizado de la vida humana y su entorno; el mundo de hoy se percibe en imágenes y en los diversos regímenes de imágenes están las que pertenecen al cine. Yo intento que las películas den cuenta de otras poéticas y otros sistemas de representación. Se trata de hallar planos cinematográficos, no imágenes-mercancía que ya abundan y solamente sobreexcitan la percepción.

HDC: Hay películas de Alemania, Perú, Irán, República Dominicana, Argentina… ¿Cómo programás la Competencia Internacional?

RK: Las películas extranjeras y asimismo las argentinas son películas que han tenido estrenos en festivales clave. “District Terminal”, la increíble película iraní que poco tiene que ver con el cine iraní que solemos ver, y la comedia marxista de vampiros titulada “Bloodsuckers”, tuvieron sus respectivos estrenos en la competencia Encounters de la Berlinale 2021. Si puedo incorporar estas películas se debe a mi labor como crítico y programador en otros festivales. He escrito sobre algunas películas programadas, he programado otras en festivales que sí cuentan con dinero y en los que trabajo. Llegado el momento de enviar la invitación, soy consciente de nuestro límite, pero también de la relación que he mantenido con las películas y sus directores. Simplemente puedo decir con claridad qué puedo ofrecerles junto con la gente que hacemos el festival. En términos económicos, es poco y nada; en otras divisas que no cotizan en el mercado, divisas que no pertenecen a la lógica del Capital, pues bien, podemos prodigar amor, compromiso y reflexión a las películas, y darlas a conocer honrándolas.

HDC: Las dos competencias de cortometrajes son otra apuesta fuerte del festival…

RK: Los cortos y los largos pueden valer lo mismo en términos estéticos. La duración solamente expresa extensión en el tiempo. El rigor formal y la pertinencia temática, la hermosura y la eficacia, el conocimiento de las tradiciones y la innovación no son aspectos que resplandezcan más o menos en función de si la película dura 10 o 170 minutos. En cada caso, hay dificultades y facilidades. Nunca me canso de señalar: el gran Artavazd Pelechian hizo solamente un par de cortometrajes y algunos de estos bastan para justificar la invención del cine. “Los habitantes” dura menos de 10 minutos. En mi mente ese film orienta el criterio de selección.

HDC: ¿Qué nos podrías adelantar respecto a las retrospectivas? 

RK: Están todas las películas de los realizadores elegidos. En ambas, la percepción es un tema central. Abrir con El gran movimiento” (Bolivia, 2022) de Kiro Russo es todo un desafío. Es un filme popular y de vanguardia al mismo tiempo, una película única en la que el espacio se delinea como una categoría decisiva y en la que la imaginación está libre para interrogar ese espacio llamado La Paz, capital administrativa de Bolivia, invistiéndolo de mitos y creencias propias de la región y sin dejar de cuestionar narrativamente la explotación de los mineros, acaso los más desfavorecidos de la sociedad boliviana. Por otro lado, el cine de Pablo Mazzolo es de una sofisticación ostensible. Entiende muy bien las relaciones entre sonido e imagen y la importancia orgánica y ontológica de la imagen analógica. Es una experiencia de placer absoluto encontrarse con sus películas.

HDC: El cine local atraviesa casi todas las secciones e incluso hay un foco con dos estrenos.  ¿Cómo ves su momento actual? 

RK: El cine local repite los dilemas y las conquistas del cine argentino. Es diverso, profesionalizado, interesante, pero no siempre está dispuesto a tomar riesgos de otro tipo y ponerse al límite de sus condiciones de producción y de sus tradiciones estéticas. Hay algunas películas notables en el haber provincial. El corto de (Ezequiel) Salinas titulado “Suquía” (2019) es hoy en día la glosa de todo lo que falta a muchas películas que son sin duda muy buenas, pero que se mantienen en una línea de certeza. Una de las películas cordobesas de esta edición también representa ese riesgo extremo: “Estrella roja” (2021, de Sofía Bordenave). Por otra parte, los tres cortometrajes del joven (Pablo Martín) Weber son motivo suficiente de celebración. Espero su largometraje con ansiedad. Es un cineasta del siglo XXI: trabaja con el excedente de imágenes que pululan sin más y se las apropia cinematográficamente. Las imágenes se vuelven planos y en ese procedimiento revive el cine.

HDC: Otro gran clásico del FICIC son las proyecciones en 35 mm, que este año estarán dedicadas nada menos que al cine soviético, ¿a qué responde la elección?

RK: La pregunta presupone alguna astucia política de nuestra parte; lamento desilusionarlo. No está solo: la misma inquietud la ha expresado un periodista en otro medio. La elección de las tres películas nació de un intercambio con Fernando. Dos las dimos en Filmoteca por la TVP (televisión pública). Las tres están relacionadas con mujeres cineastas, y esa sí es una cuestión política de primer orden. La elección no tiene absolutamente nada que ver con los sangrientos acontecimientos que tienen lugar en Ucrania. No participo de ningún delirio hermenéutico en la materia; cualquier vida humana es valiosa y las invasiones y las guerras son el fracaso de nuestra especie. Tampoco se trata de una respuesta irónica a la heladería que dejó de vender el gusto “crema rusa”.

HDC: Por último, pese a la fuerte apuesta por la presencialidad, el festival tendrá también su versión online…

RK: La versión online será menos generosa que la presencial por razones de presupuesto y derechos, pero nuestro intento es que personas que están muy lejos puedan estar más cerca. Es solo eso.

 

Toda la programación de la 11va. edición del FICIC se puede encontrar en https://cosquinfilmfest.com/, donde también se pueden comprar entradas de manera anticipada.

Versión online

Desde mañana al domingo, en forma simultánea al desarrollo del festival, habrá disponible también una selección de películas que conforman la programación del FICIC 2022. Se podrán seguir desde la web del festival, aunque no en cualquier momento: las películas se proyectarán únicamente en el horario pautado en la grilla de programación disponible en la página del festival. La organización aclaró que se podrán ver “una sola vez por un tiempo no mayor a 12horas desde su programación”. Los espectadores deberán registrarse de una manera simple en la web. www.ficic.com.ar para acceder a las películas.

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