Las afinidades electivas

Por Cezary Novek

Las afinidades electivas

En tiempos de crisis y de dificultades en el abastecimiento de papel, el sector editorial independiente pone a prueba su resiliencia. Tres destacados sellos locales -Caballo Negro, Los Ríos y Borde perdido- se han aliado para dar pie a “Tilde”, una feria entre el 10 y el 11 de junio, en la Alianza Francesa (Ayacucho 46), con entrada libre y gratuita.

Tilde no sólo contará con la presencia de estos sellos, sino también con otros 40 emprendimientos, junto a invitados de Rosario y Buenos Aires. Uno de los principales atractivos de esta propuesta es que cada stand estará atendido por los editores a cargo de los respectivos proyectos, lo que posibilitará el encuentro entre los lectores y los catálogos en exhibición, además de interesantes descuentos en libros y la oportunidad de ver en persona el panorama de la producción literaria actual.

En vísperas del evento, tuvimos un intercambio con los organizadores, quienes brindaron sus diferentes miradas sobre el proyecto. Alejo Carbonell, al frente de Caballo Negro desde 2009, cuenta: “en Córdoba hay un montón de editoriales, y es tan grande el movimiento que es casi imposible hacer cosas todos juntos; entonces te vas reuniendo por afinidades y concepciones. Hace rato que venimos discutiendo las cosas propias de nuestro campo y nos dieron ganas de hacer un encuentro que cristalice esas reuniones. Es nuestra primera experiencia laburando juntos, por eso es una feria mediana, que esté a nuestro alcance organizativo. También la conceptualizamos mucho, con algunas invitaciones en particular. A algunas las invitamos especialmente porque nos interesaba ofrecer al público recorridos de cuál es nuestra mirada sobre la edición. Así, estará Alción, que es una editorial muy importante de la historia de la edición cordobesa y del país. Y no se los ve mucho en ferias, entonces les dijimos ‘vénganse, van a estar rodeados de editores jóvenes, los vamos a cuidar, va a estar bueno, traigan el catálogo’. En el mismo sentido invitamos a quienes siguen vinculados a lo que fue Llanto de mudo, hay un remanente de libros que van a traer. Invitamos muy especialmente a Cartografías, de Río Cuarto, que tiene un trabajo territorial con un despliegue de años, a veces un poco ignorado aquí en Córdoba y que ha dotado a una ciudad mediana de un montón de libros de editores y autores regionales con mucho impacto. Nos parece una cosa importante de mostrar. Otra es Eloísa Cartonera, que, si bien han venido muchas veces a Córdoba, es la cartonera emergente del 2001, todas las otras vinieron después. También para mostrar un poco cómo pueden surgir alternativas a la crisis del papel y los costos de producción. Las ferias son un poco eso, encontrarse a discutir todos estos temas. Siempre se cocina algo. Vendés libros, pero también viene el público y se encuentra con los autores y editores. Se horizontaliza un poco todo, se genera más comunidad. Se conforma una red en donde surgen las ideas y los debates. Está muy bueno encontrarse y ver qué va haciendo cada uno para sobrevivir la crisis”.

El editor de Borde Perdido desde 2013, Sebastián Maturano, agrega que “en gran medida Tilde surgió de la afinidad entre quienes la organizamos. La feria propone dar cuenta de una historia y de una genealogía de la edición en Córdoba”. Respecto del presente de la edición: “siempre es complejo y difícil editar libros, por supuesto que la inflación, la suba de insumos y la faltante de papel afecta, pero también es importante señalar que existe una gran avidez de lectores que se interesan por los libros de las pequeñas editoriales, por lo que se está escribiendo. Y si hay lectores hay autores, y si hay autores hay editoriales, es un círculo. Con el paso de los años cada vez se demuestra más la importancia, con todas sus limitaciones, de las denominadas independientes, o pequeñas, que generan no sólo la posibilidad de lo que se llama bibliodiversidad, sino una circulación de estéticas y poéticas diversas y en tensión”.

Matías Lapezzata y Tamara Pachado son socios y coeditores de Editorial Los Ríos, que este año cumple su primera década de vida. Matías adelanta una lista parcial de los catálogos que estarán participando: Cartografías, De La Terraza, Buena Vista, Cielo Invertido, Nudista, Casa 13, Los Ríos, Zindo y Gafuri, Gráfica 29 de Mayo, Fruto de Dragón, Superpoder, Cae de maduro, Vilnius, Galáctico Flâneur, Blatt y Ríos, Buen Gusto, Borde Perdido, Lago Editora, Caballo Negro, Eloísa Cartonera, Nebliplateada, Dínamo, Viento de fondo, Recovecos, Documenta Escénicas, La felicidad de los canguros, El Brote, Bardos, Ateo, De todos los mares, Prebanda, Alción, Neutrinos, Iván Rosado, Danke, Taller Perronautas, Postales japonesas, Hiedra, y Llanto de mudo. También estará presente la revista Clarice, de reciente aparición en nuestro medio y dedicada a la publicación de cuentos.

Entre los invitados por fuera de Córdoba, Cartografias es de Rio IV, Ivan Rosado, Danke y Neutrinos de Rosario, y Zido y Ganfuri, Nebliplateada y Sofia la Cartonera de Buenos Aires.

Dice Matías, coincidiendo en la definición del término con sus colegas: “la idea de juntarnos tiene que ver con una afinidad en términos políticos y editoriales con las editoriales que nos juntamos. La idea es poder nuclear y visibilizar el trabajo de un conjunto de editoriales que es heterogéneo. Eso es destacable, porque cuando se habla de editoriales independientes pareciera que es un conjunto homogéneo de proyectos que comparten características, que las hay, pero a la vez son muy diferentes: desde los catálogos, los modos de producción, los términos contractuales en los que se trabaja, el financiamiento, método de distribución… hay ahí un conjunto de cosas que responden a cada proyecto en su particularidad. La intención es que, ante la dificultad de una distribución desde Córdoba, que es una parte dura del comercio de libros, poder ofrecer un ámbito con el libro con un marco extra, ofreciendo una nueva perspectiva sobre el trabajo editorial, viendo al libro vinculado directamente a sus hacedores. Van a estar los editores y las editoras, atendiendo los stands, van a estar en exhibición los catálogos completos. Al mismo tiempo la feria intenta propiciar un encuentro entre editores, que más allá de las particularidades, la salida en torno al libro es colectiva. Es estar en contacto con otros y otras que laburan lo que permite aprender sobre todo y poder tomar decisiones en conjunto que tiren para el mismo lado. Las actividades que pensamos en la feria también intentan estar orientadas a traccionar gente, un público lector, por supuesto, pero que también pueda ir por otro interés a la feria y encontrarse con los libros. Se vuelve otra cosa desde ese lugar. Respecto a las dificultades del sector en relación al aumento de costos y el monopolio del papel –entre otros asuntos– es algo que afecta a todo el mundo. El sector editorial tiene sus particularidades, pero se ve afectado por una situación que es generalizada. La feria intenta responder un poco a eso. Nosotros tenemos como vía directa de comercialización las librerías y la dificultad ahí es la distribución y los porcentajes que el editor va perdiendo en la cadena de distribución y comercio del libro. La feria intenta propiciar encuentros, intercambio de saberes y vínculos, pero también una vía de comercio directa. Encontrás cosas que no hay en las librerías: libros que no están distribuidos en Córdoba, descuentos, etc. La idea también es que los libreros y libreras puedan también acercarse y tener un vínculo de comercio directo con los propios editores, para tener sus libros en las librerías locales. Y hacer un negocio que vaya también acortando un poco las distancias entre las librerías y los editores.

Otra discusión que va a tomar un poco más de relevancia –esperemos– es el rol del Estado, a nivel nacional, provincial y –especialmente en Córdoba– a nivel municipal; sobre cómo se puede organizar y promover recursos especializados para el sector. Hay una conversación que se viene dando de manera intermitente y debe profundizarse: Córdoba es una ciudad y una provincia con una larga tradición editorial. Tiene una producción muy grande. Hay que ver qué medidas que se tienen que tomar, hay muchas ideas. Hay que conversar, para lograr un impulso del Estado también que otorgue una protección a la producción local”.

Desde Buenos Aires, Tamada Pachado aporta su mirada a la feria: “Es una convergencia de miradas sobre el oficio. No tenemos tanto en común en los modos de producción, pero sí una mirada que se toca en nuestra tarea. Nuestros catálogos no son similares, como tampoco la forma de estar en el campo editorial, pero sí de pensarnos como editores en una región inserta en un país enorme. Creo que lo que nos unió es la mirada que tenemos sobre qué es hacer libros, editar, vincularnos con autores y lectores desde Córdoba. Es para nosotros un gran desafío en cuanto a hacer una propuesta distinta, para mirar y recorrer una feria del libro en la que se puedan vincular directamente con los editores y con las editoras, que parece una cosa común, pero en Córdoba no hay muchas instancias, porque la feria de septiembre es más de libreros”.

Y respecto a Los Ríos, dice Tamara: “este año cumplimos diez años desde que surgió la idea y el proyecto con Matías. Es una hermosa manera de celebrar lo que fue una idea maravillosa como lo fue fundar Los Ríos, haciendo una feria de esta magnitud. Puedo usar esa palabra ahora porque desde la idea original hasta hoy es de una gran magnitud. Esperamos poder hacerla al menos una vez al año”.

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