Todo lo que se rompió cuando eras chica

Por Cezary Novek

Todo lo que se rompió cuando eras chica

Una lectura de Mirar al sol (Estructura Mental a las Estrellas, 2022), relatos de Inés Kreplak, ilustrado por Powerpaola.

Una nena que viaja sola en avión para ver a su progenitor –que no llega a buscarla– con la única compañía de su peluche. Otra nena que tiene una extraña relación mística con su niñera. La ira, frustración y violencia en un contexto de carencia marca los días de otra. Una relación conflictiva con un padre controlador en extremo. Una experiencia erótica entre amigas durante un atardecer en la playa. La mudanza al pueblo de origen después de una separación junto al encuentro frustrado con un ex en la mediana edad.

Son historias de niñas y mujeres que buscan superar o huir del dolor. De cómo transitan ese momento de quiebre sutil -en el que una persona se transforma en su versión definitiva- es una mezcla de desconfianza y miedo, con un toque arisco, que diferencia a los adultos de quienes no lo son.

«¿Te acordás de todo lo que se rompió cuando eras chica?», dice el epígrafe de Antonio di Benedetto al comienzo del libro. Los cuentos que integran este volumen de Inés Kreplak buscan responder por todo eso que está del otro lado de las ilusiones de la infancia y la juventud.

Los siete relatos de “Mirar al sol” pueden leerse como una forma de exorcizar el miedo y la angustia sembradas por las estructuras y guiones mentales impuestos por los adultos, generación tras generación, perpetuando el sufrimiento, la infelicidad y la frustración. Pero en el mismo título se hace también referencia a una forma de resistir ante el miedo, de sostener la mirada ante una luz incandescente, con el riesgo de la ceguera pero —también y sobre todo— de pasar por alto las advertencias y prohibiciones: jugarse a vencer lo que nos aterroriza.

Desobedecer, rebelarse, ser libre. Y esa liberación tiene un precio. Siempre perdemos algo para ganar conocimiento. Parafraseando el decir de Coleridge, “una persona más triste y más sabia despertó al día siguiente”.

Dos preguntas se agregan en la contratapa de Betina González: «¿Es así que nos transformamos en mujeres feroces? ¿O hay espacio para otras transformaciones?», para luego proponer «esas niñas abren la pregunta sobre la supuesta fortaleza personal que cada experiencia dolorosa habría de ayudarnos a construir y, en cambio, optan por la fantasía como la forma más sana de habitar y poblar el desierto particular que todos llevamos dentro».

Los cuentos de Inés Kreplak tienen en común cierto rasgo de parquedad y elipsis en el estilo, en donde no sobra ni falta nada; en donde la verdadera historia está en lo que no se dice ni menciona. Un alto nivel de sensibilidad controlada, contenida, es el rasgo que caracteriza su obra y la vuelve potente sin estridencias, tanto en narrativa como en poesía.

Al igual que los libros anteriores de la autora —la novela “Confluencia” y el poemario “La ilusión de la larga noche”— “Mirar al sol” es una exploración sobre el dolor y la sensibilidad, sobre la experiencia y la soledad. Hay padres y madres ausentes, así como también niñas que se sienten solas e incomunicadas en su propio núcleo familiar. En ese sentido, la bella ilustración de la artista Powerpaola es representativa, y dialoga muy bien con los textos del libro: una niña cara a cara frente a un animal salvaje en un paisaje de coníferas y montañas –junto a un río o un lago– plasmados con una paleta otoñal, melancólica, y pinceladas impresionistas. La niña se enfrenta al posible lobo con la cabeza gacha, resignada, más predispuesta a buscar un amigo que a luchar o huir contra un peligro.

El destrato y la soledad son la materia prima para desarrollar fuerza para enfrentar un mundo de dolor y hostilidad. Es en este sentido que la narrativa de Kreplak es muy representativa de toda una generación que creció confundida y sin horizontes, en los años 90 y los primeros 2000, mientras valores que parecían eternos –la familia tradicional, el barrio, el Estado– comenzaban a desintegrarse para no dejar nada a cambio. “Mirar al sol” es un libro que interpela e identifica, más allá del género y de la edad, ya que vuelve sobre asuntos que nos competen a todos.

 

Inés Kreplak

(Buenos Aires, 1987) Es Licenciada en Letras (UBA) y Magíster en Derechos Humanos (UNSAM). Publicó la novela “Confluencia” (Alto Pogo, 2017), el libro de poemas “La ilusión de la larga noche” (Santos Locos, 2019); participó de diversas antologías. “Mirar al sol” es su primer libro de cuentos. Dirigió la colección Leer es futuro en 2015. Fue fundadora de la primera Biblioteca al paso. Dicta talleres de escritura creativa y difunde poetas argentinas desde su podcast «Mostras: maestras de la poesía argentina».

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