No hay nadie hoy como él en el circuito masculino. Es más, si bien recién arranca su reinado, sus números y sus actuaciones obligan a compararlo con Roger Federer y Rafael Nadal. Alcanza con un dato: al vencer en sets corridos al alemán Alexander Zverev en la definición del Abierto de Australia, Jannik Sinner se convirtió en el tercer hombre en la historia, por detrás del suizo (Wimbledon 2003) y del español (US Open 2017) en ganar una final de un torneo sin ceder su servicio.
Sin embargo, el italiano no puede terminar de disfrutar todo lo bueno que le está pasando: cada vez que gana y a medida que ensancha diferencia sobre el resto desde la cima del ranking mundial, no puede evitar las preguntas sobre el caso de doping en el que estuvo involucrado el año pasado, que despertó enojo entre algunos de sus colegas por un supuesto trato diferenciado por parte de la ATP y que ahora, cuando parecía historia cerrada, es investigado por la Agencia Mundial Antidoping (AMA).
Tras alzar el trofeo en el Rod Laver Arena y convertirse en el tenista italiano más exitoso de todos los tiempos, Sinner tuvo responder otra vez sobre el tema. “Lo que pasó, pasó. Sigo jugando así porque tengo la mente despejada sobre lo que ocurrió. Si fuera culpable, no jugaría así. No pienso en esto. Sí que es verdad que hay momentos o algunos días en los que deseo no tener este problema”, reveló un Sinner que ganó su tercer major consecutivo sobre cancha dura.
Sinner dio positivo dos veces al esteroide anabólico Clostebol en marzo de 2024, pero nunca fue castigado hasta el momento. De hecho, fue declarado “inocente o negligente” por un tribunal independiente de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) en un fallo exprés. Sin embargo, en septiembre pasado, la AMA apeló ante el Tribunal Arbitraje Deportivo (TAS) y el italiano tiene previsto comparecer en una audiencia programada para el 16 y 17 de abril. Se arriesga todavía a una sanción de hasta dos años.