El economista y director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, advirtió que la baja de la inflación que busca profundizar el Gobierno empieza a chocar con la necesidad de corregir desequilibrios de precios relativos.
Caprarulo consideró que «uno de los problemas que tiene el Gobierno frente a la inflación es que se puso objetivos demasiado ambiciosos en muy poco tiempo» y aseguró que «nadie pretendía que resuelva un problema estructural que tiene la Argentina en un año».
«En Analytica proyectamos que la inflación de agosto va a ser del 3,8% y en septiembre del 3,5% y recién estaríamos más cercanos al 3% en diciembre», lo que «te muestra que es más fácil bajar la inflación del 25,5% al 11% como hizo el Gobierno en tres meses que lo que le está costando pasar del 4% al 3% en seis meses porque el proceso es más difícil», analizó el economista.
Al puntualizar sobre el desafió que enfrenta el Ejecutivo en materia inflacionaria, señaló que «la idea que tienen de querer mostrar que sigue bajando, empieza a chocar con la necesidad que tienen de resolver antes problemas que siguen estando en la economía respecto a los precios relativos«.
Al explayarse en este sentido, indicó que esto se debe a que «tenés que seguir ajustando tarifas, después podemos discutir cómo, pero la realidad es que el peso de los subsidios en la economía y en el déficit fiscal son uno de los principales causantes (de la inflación)».
En este marco, también hizo hincapié en la pérdida de poder adquisitivo de los sueldos señalando que «es cierto que se recuperó el salario privado registrado en los últimos meses pero seguimos teniendo salarios muy bajos», lo que genera el problema de seguir corrigiendo tarifas de servicios públicos «en un contexto donde los salarios caen».
De esta manera, afirmó que «el peso de la energía empieza a ser cada vez más alto en familias que empiezan a tener más problemas para enfrentar el día a día» y alertó que este problema se puede profundizar el próximo año, que es electoral.
Al respecto, precisó que «gran parte de 2024 está dentro de los cálculos de muchos de los analistas, el gran interrogante es cuál va a ser el plan económico para 2025 en una economía que sigue sin poder acumular dólares, con precios relativos que siguen desordenados y en un contexto donde si hay crecimiento va a ser relativamente marginal».
En cuanto a los indicadores actuales que miden la actividad económica, Caprarulo reveló que «los primeros datos que vemos de algunos sectores durante el mes de julio muestran una variación mensual positiva respecto a junio» y aunque consideró que «es un buen dato» sostuvo que «la economía sigue enfrentando una muy fuerte recesión y es una mejora en el margen, que todavía está lejos de sentirse en el bolsillo de las personas y también en los niveles de producción».
RIGI y blanqueo
Al referirse al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) y al Blanqueo de capitales, el economista consideró que «son dos apuestas fuertes del Gobierno» pero que deben «analizarse por separado».
En relación al RIGI, sostuvo que «tiene muchas ventajas para las empresas, va a empezar a movilizar este año proyectos que ya estaban en carpeta, que esto le termina de dar ciertas condiciones que permiten su aceleración» y afirmó que «la clave para el gobierno va a ser si traen dólares en el corto plazo o no».
Asimismo, estimó que «es una medida que en el corto plazo va a ser beneficiosa», ya que «seguramente esos proyectos van a dinamizar empleo y van a mover las economías locales» pero puso en duda el provecho que se le pueda sacar en el futuro expresando que hay que ver «si van a terminar generando el desarrollo de nuevas pymes, la transferencia de tecnología, que la Argentina aproveche y se apalanque es esas industrias para también desarrollar su mercado interno».
Con respecto al blanqueo, manifestó que «lo que pasa al igual que cuando el gobierno quiere pensar en los mercados financieros internacionales, es que del otro lado hay acreedores que ya conocen la Argentina y su historia entonces siempre hay cierto escepticismo», aunque destacó que «las ventajas del blanqueo son grandes» e indicó que «es difícil calcular cuanto va a terminar impactando» expresando que «la sorpresa sería si el blanqueo te permite un relajamiento importante en la tensión cambiaria».