El Ministerio de Economía dejó tasas de hasta el 65% anual sobre la mesa para lograr captar fondos en la última licitación del mes. La operación, realizada este martes, permitió al Tesoro adjudicar $9 billones en títulos de deuda, aunque los compromisos mensuales superaban los $11 billones, lo que dejó una brecha sin cubrir del 24%.
Pese a la elevada rentabilidad ofrecida, la demanda no alcanzó para cubrir el total de vencimientos: el mercado solo presentó ofertas por $400.000 millones más que lo finalmente adjudicado. Así, el Gobierno cerró un mes financiero complejo, marcado por la decisión de retirar las Letras de Financiamiento (LEFIS), una herramienta clave para la liquidez bancaria diaria.
Según datos de la Secretaría de Finanzas, se adjudicaron instrumentos a tasa fija en pesos (LECAP y BONCAP) con rendimientos efectivos mensuales entre 3,51% y 4,28%, equivalentes a tasas anuales del 51% al 65,3%.
Los principales títulos colocados fueron:
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LECAP S15G5 (vencimiento 15 de agosto): $3,732 billones a una tasa efectiva anual del 65,33%.
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LECAP S29G5 (28 de agosto): $2,449 billones al 60,54% anual.
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LECAP S12S5 (12 de septiembre): $1,420 billones al 55,47% anual.
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También se colocaron títulos con vencimiento hasta octubre, con tasas cercanas al 51% anual.
Fuera de los instrumentos a tasa fija, el mercado mostró escasa demanda por bonos atados a inflación o dólar. Se colocaron apenas:
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$117.000 millones en un bono ajustado por CER con vencimiento en octubre de 2026, con una tasa real del 16,24% anual.
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$53.000 millones en un bono dólar linked con vencimiento en diciembre, al 5,54% anual.
Tres series dólar linked quedaron desiertas, lo que marca la baja confianza del mercado en ese tipo de cobertura.
Presión de los bancos y nueva norma para organismos públicos
El Gobierno también avanzó en la implementación del plan para obligar a organismos públicos a invertir sus excedentes en títulos del Tesoro. La Resolución 62/2025, publicada en el Boletín Oficial, reglamenta los procedimientos para informar los movimientos financieros y la disponibilidad de fondos de organismos y empresas estatales, a fin de canalizar esos recursos hacia instrumentos del Estado.
Esta medida complementa un decreto anterior que estableció la obligación para el sector público de colocar sus excedentes en bonos soberanos.
Reacción y críticas
La suba de tasas generó cuestionamientos de economistas y sectores opositores, que apuntaron al elevado costo de refinanciar deuda en pesos, sobre todo en un contexto de inflación proyectada por debajo del 20%.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, defendió la estrategia a través de redes sociales, afirmando:
“No queremos que sobren pesos en el mercado”, justificando así la decisión de retirar liquidez mediante tasas altas.
A pesar del margen de ganancia atractivo para quienes aceptan quedarse en pesos, el resultado expuso las dificultades del Gobierno para financiarse internamente sin comprometer la sostenibilidad fiscal ni tensar la macroeconomía.
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