La economía argentina registró en julio su segunda caída mensual más fuerte en 16 meses, según la consultora Orlando Ferreres, en un mes de alta volatilidad cambiaria y tasas de interés elevadas. El Índice General de Actividad (IGA-OJF) mostró un retroceso del 1% respecto de junio, aunque la variación interanual marcó un aumento de 3,6%, pero no dejando de tener en cuenta que el año pasado fue de mucha baja en la actividad económica.
Ferreres destacó que la actividad “quedó apenas 0,3% superior al nivel de diciembre del año pasado, evidenciando dificultades para lograr una expansión sostenida en 2025”. Los sectores más dinámicos fueron intermediación financiera (+23,1%), minas y canteras (+10,9%) y construcción (+4,9%). En contraste, la Industria Manufacturera cayó 2,4%, con impactos puntuales en la producción de aceites (-10,1%) y la automotriz (-16,5%).
Informes privados como Analytica, Equilibra y Banco Provincia confirmaron la contracción y advirtieron que la debilidad de los salarios reales y el encarecimiento del crédito afectan al consumo y la inversión. Los especialistas señalan riesgos de mayor morosidad y menor financiamiento empresarial.
“El contexto macroeconómico se deterioró y a nivel político surgen grietas en el Gobierno, aumentando la incertidumbre”, señaló Ferreres, proyectando un escenario complejo hacia fin de año.