El Banco Mundial (BM) emitió un informe donde alertó por las consecuencias que tuvieron las cuarentenas implementadas durante la pandemia de coronavirus en el acceso al mercado laboral y en los ingresos futuros de los jóvenes. En la Argentina, aseveró que la caída potencial del ingreso en los chicos más pequeños puede llegar al 25% a raíz de la pérdida de tiempo y calidad en la educación.
Argentina debe tomar medidas para garantizar que esos problemas se solucionen y que no quede una “huella” imborrable en los sectores más desprotegidos de la sociedad. Así lo indicó el estudio del BM, que explicó que por cada año que se cerraron las escuelas, la pérdida de ingresos futuros ha sido del 7%.
Informes de la OCDE y de Unesco ubican a la Argentina como uno de los países con el plazo más prolongado de cierre de las escuelas entre 2020 y 2021 llegó a 322 días corridos sin clases, frente a menos de 200 de los países más desarrollados según la OCDE, y 54 semanas según Unesco. En la región, se ubicó a mitad de camino entre el cierre más extenso en Honduras y el más corto en Uruguay.
“Por cada año de educación cursada se gana 10% más que aquel que no puede cursar. Eso significa que una persona que logró cursar un año más que otra gana más. A eso hay que sumarle la cuestión de la diferencia en la calidad educativa; en la pandemia se perdieron calidad y cantidad de educación. Pensamos que el costo de este fenómeno para los países de ingreso medio de países como Argentina es del 7 por ciento anual por cada año de educación perdida por las escuelas cerradas”, explicó el especialista Norbert Schady, economista en jefe de Desarrollo Humano del BM.
Otros datos confirman el panorama preocupante: un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) alertó que seis de cada diez niños y adolescentes son pobres en nuestro país, mientras que unos 4.200.000 se alimentan menos que antes por la situación económica. El informe analiza los datos correspondientes a 2022 y advierte que ese año concluyó con un 61,6% de los niños, niñas y adolescentes de la Argentina por debajo de la línea de la pobreza, porcentaje que indica que unos 8.200.000 no accede a la Canasta Básica Total (CBT). De ese total, 1.600.000 vive en condiciones de indigencia (un 13,1% del total de la población de hasta 17 años).
Por otra parte, el relevamiento arrojó que el 31,4% de la población infantil y adolescente sufría de inseguridad alimentaria, entendida como el hecho de que en una familia se haya “reducido la dieta de alimentos en los últimos doce meses por problemas económicos”, según informó la UCA. En consecuencia, 4.200.000 de personas se alimentan peor que antes por la crisis económica: de ese total, 1.600.000 (12,3%) directamente sintió hambre el año pasado. Números que no hicieron más que empeorar desde entonces, como reveló también el último informe del Indec.
Nuevo salto de las canastas básicas
La Canasta Básica Alimentaria (CBA) subió un 7,3% en abril, mientras que la Canasta Total (CBT) avanzó un 6,3% el mes pasado, en un nuevo salto inflacionario que arroja a miles de personas a la pobreza y la indigencia en nuestro país.
Así lo informó el Indec, que precisó que una familia tipo –compuesta por dos adultos y dos jóvenes en edad escolar- necesitó de 203.361 pesos para no ser pobre (CBT); mientras que la misma familia requirió de 94.148 pesos para conseguir los alimentos básicos para subsistir y superar el límite de la indigencia (CBA).
En el análisis interanual, los aumentos de la CBA y de la CBT resultaron del 121,4% y 113,5%, respectivamente, mientras que en lo que va del año acumulan incrementos del 40,1% y 33,3%. A nivel individual, en abril, la CBT para un adulto fue de 65.813 pesos, mientras que la CBA llegó a 30.469 pesos. Estos datos se suman al índice de inflación que el mismo organismo difundió el viernes pasado y superó todos los pronósticos: 8,4% en abril, impulsado por la corrida del dólar.