Si bien destacó los «avances impresionantes» logrados por la Argentina en materia fiscal, el Fondo Monetario Internacional advirtió que «persisten algunos desequilibrios macroeconómicos y obstáculos al crecimiento, y aún queda por delante una difícil senda de ajuste».
«Ahora hay que mejorar las políticas para aprovechar los avances logrados hasta ahora», señaló el organismo en su staff report difundido este lunes. Además, el organismo empeoró su proyección de crecimiento económico del país para este año. Estimó que la economía argentina caerá 3,5% este año y que la inflación llegará al 140% anual en diciembre.
«La producción se contraerá alrededor de un 3,5% en 2024 (anteriormente un 2,75%), aunque se espera un cambio de rumbo en la actividad durante la segunda mitad de este año, a medida que se alivien los obstáculos de la consolidación fiscal, los salarios reales comiencen a recuperarse y la inversión se recupere en respuesta a las reformas», según el informe.
Para el FMI, «la actividad y la demanda se han contraído marcadamente, aunque hay señales tempranas de que algunos sectores podrían estar cerca de tocar fondo. Varios indicadores apuntan hacia una posible estabilización de la actividad económica a partir de abril, incluidas mejoras en la confianza del consumidor, un repunte del crédito privado y del consumo de cemento, todo ello en el contexto de un repunte de la producción agrícola tras la sequía del año pasado».
Consideró que «deben proseguir los esfuerzos para ampliar el apoyo político y social a las reformas, así como para proteger a los más vulnerables», alertó sobre las reformas que quedaron suspendidas tras su rechazo en el Congreso.
El FMI cree que «deben proseguir los esfuerzos para reformar el impuesto a las Ganancias, racionalizar las subvenciones y los gastos fiscales y reforzar el control del gasto».
Y dijo que «más allá de este año, será fundamental profundizar las reformas de los sistemas tributario, jubilatorio y de reparto de ingresos, incluida la eliminación de los impuestos distorsivos».
El FMI señaló que «el paquete fiscal, que se espera sea aprobado por el Congreso -que incluye una reforma del impuesto a las Ganancias, una amnistía fiscal (el blanqueo), una mejora de Bienes Personales y los impuestos especiales sobre el tabaco- apoyará y mejorará la calidad de los esfuerzos de saneamiento».
El Fondo le pide al Gobierno presentar al Congreso un plan para «racionalizar» los gastos tributarios o exenciones dentro de los próximos dos meses y considerar la eliminación de algunas tasas que benefician a regiones y sectores específicos.
Pero además, el organismo menciona su temor a que las demoras en el paquete fiscal y estructural «socaven» el plan de estabilización.
Por ello, en caso de «retrasos» en la aprobación por el Congreso de las medidas fiscales, las autoridades acordaron recurrir a decisiones «discrecionales», como reforzar y ampliar impuestos especiales, en particular sobre los combustibles, acelerar la quita de subsidios y recortar más los fondos a provincias y empresas públicas.
Por otra parte, el equipo económico también está dispuesto a ajustar la política monetaria y cambiaria con «mayor agilidad» para alcanzar los objetivos de acumulación de reservas y desinflación, por ejemplo, llevando las tasas de interés reales a terreno positivo más temprano para sostener la demanda de pesos en el caso de que la reducción de la inflación y las expectativas inflacionarias sean más persistentes.
Con relación a la inflación, estimó que siga en baja, para terminar 2024 en el 140% interanual y «disminuyendo aún más en el mediano plazo, a medida que la demanda de pesos se recupere de niveles históricamente bajos».
«Mientras tanto, se prevé que las reservas se mantengan sin cambios, ya que los términos de intercambio menos favorables se ven compensados en gran medida por mayores entradas netas de capital. Los superávits fiscales y externos sostenidos a mediano plazo -respaldados por políticas estrictas, aumentos de productividad y mejoras estructurales en el balance energético- fortalecerán las reservas y asegurarán las perspectivas de acceso a los mercados internacionales», enfatizó el organismo.
Y añadió que las políticas monetaria y cambiaria «evolucionarán para afianzar la desinflación y salvaguardar la acumulación de reservas».
Específicamente, «para apoyar la transición hacia un nuevo régimen monetario, el Banco Central garantizará que las tasas de política monetaria se muevan hacia territorio positivo en términos reales, mientras que la política cambiaria se volverá más flexible con la flexibilización de las medidas de gestión de los flujos de capital según lo permitan las condiciones», según el Fondo Monetario.
En su reporte, el organismo también consideró que si bien la tasa fija de devaluación (del 2% mensual) «ha ayudado a anclar la inflación, las autoridades ajustarán la política cambiaria con el tiempo para moverse de manera más flexible para reflejar mejor los fundamentos y salvaguardar una mayor mejora en la cobertura de reservas».
«Tras las medidas iniciales para deshacer las restricciones y controles cambiarios, las autoridades siguen comprometidas a deshacer todos los controles de capital y restricciones cambiarias, comenzando con las medidas más distorsionantes, incluida la eliminación del esquema de exportación preferencial 80/20 y eliminar el impuesto PAIS antes de finales de 2024», agregó.