La pobreza alcanzó al 38,1% de las personas y al 28,6% de los hogares en el segundo semestre de 2024, según la Encuesta Permanente de Hogares en 31 aglomerados urbanos publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), que indicó además que 8,2% de las personas en el país se encuentra en situación de indigencia.
Se trata de una abrupta caída del indicador respecto al 52,9% de pobreza que se había registrado en el primer semestre de 2024 -influido por la aceleración de precios de esa primera mitad del año- pero también respecto al 41,7% que había marcado el organismo estadístico para el cierre de 2023, al fin del gobierno de Alberto Fernández. A su vez, la indigencia -es decir la porción de la sociedad que no logra cubrir los gastos de la Canasta Básica Alimentaria- bajó casi 10 puntos respecto al primer semestre del año pasado (donde se ubicaba en el 18,1%), pero también 3,7 puntos del fin de 2023 (11,9%).
De esta manera, según el Indec, el año pasado cerró con aproximadamente 17.900.000 de personas en situación de pobreza, de las cuales 3.800.000 son indigentes, si se proyecta los números oficiales que se registran en 31 aglomerados urbanos a todo el país. En otros términos, habría 1.700.000 pobres menos que un año atrás (19.600.000 versus los actuales 17.900.000) y 1.800.000 personas que habrían salido de la indigencia (5.600.000 versus 3.800.000) en estos doce meses.
LAS REFORMAS ECONÓMICAS BAJARON LA POBREZA Y LA INDIGENCIA EN ARGENTINA
En el segundo semestre de 2024, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 28,6%, en los que residen el 38,1% de las personas, contra el 42,5% de hogares y el 52,9% de personas… pic.twitter.com/19vUYyOuvt
— Ministerio de Economía (@MinEconomia_Ar) March 31, 2025
Dado que la incidencia de la pobreza y la indigencia resultan de la capacidad de los hogares de cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) mediante sus ingresos monetarios, el organismo estadístico concluyó también que el ingreso total familiar aumentó un 64,5% con respecto al semestre anterior, mientras que las canastas regionales aumentaron en promedio 22,2% (CBA) y 26,7% (CBT) en el mismo período.
Por otro lado, el especialista Ismael Bermúdez explicó que “a la desaceleración de la inflación, de estos datos interanuales se desprende que la reducción de la pobreza se concentra en la baja de la indigencia. Y así lo marca el INDEC: los indigentes disminuyen del 11,9% al 8,2% pero los pobres no indigentes pasan del 29,8% al 29,9%”.
En Gran Córdoba, el 25,2 por ciento de los hogares están bajo la pobreza, lo que implica el 35,5 de las personas. Y bajo indigencia, 6,0 y 8,6 por ciento, respectivamente.
El Gobierno celebró el nuevo dato del Indec
El presidente Javier Milei destacó que con el nuevo dato del Indec sobre la baja de la pobreza “más de 8.000.000 de personas” salieron de esa condición. En tono provocador, se acordó de la oposición y afirmó en X: “Mal día para los madriles. La pobreza cayó muy fuertemente. La baja de la inflación, el crecimiento del nivel de actividad y las políticas que han impulsado el Ministerio de Capital Humano han sacado de la pobreza a más de 8.000.000 de personas”.
En esa línea, Milei apuntó que esta situación la “disfrutan los argentinos de bien y lo sufren madriles econochantas, el club de los devaluadores seriales y los políticos miserables”. Por su parte, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se sumó al coro del oficialismo y consideró que “luchar contra la inflación, manteniendo el superávit fiscal, iba a generar estos resultados”. Además, agregó que seguirán trabajando para “exterminar el gasto parasitario”.
LAS REFORMAS ECONÓMICAS BAJARON LA POBREZA Y LA INDIGENCIA EN ARGENTINA
En el segundo semestre de 2024, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 28,6%, en los que residen el 38,1% de las personas, contra el 42,5% de hogares y el 52,9% de personas… pic.twitter.com/19vUYyOuvt
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Advierten que “se acentúan las privaciones estructurales”
Distintos especialistas salieron a advertir que los descensos en los índices de pobreza a indigencia que informó el Indec no significan necesariamente una mejora en la calidad de vida de las personas que viven en situación de vulnerabilidad económica y social.
Por ejemplo, un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) refleja en el crecimiento sostenido de lo que denomina “pobreza multidimensional”. Ese tipo de pobreza, detalla el estudio, registró un aumento interanual al pasar del 39,8% en 2023 al 41,6% en el tercer trimestre de 2024.
Además, ese porcentaje crece desde 2017, cuando tocó un piso del 26,7%. A diferencia del índice del Indec, que mide la pobreza en función de las personas que viven en hogares cuyos ingresos monetarios no alcanzan lo que se presume indispensable para una familia tipo, la “pobreza multidimensional” contabiliza el porcentaje de personas que vive en hogares que tienen carencias no monetarias que hacen a la calidad de vida, como la imposibilidad de acceder a alimentos, medicamentos, servicios de salud, educación y servicios básicos como agua de red o cloacas, así como la postergación de mejoras en los hogares o al cuidado personal.
“La baja del índice de pobreza (del Indec) se explica porque hubo una fuerte reducción de la inflación y esto hizo que hubiera una recomposición parcial en los hogares”, explicó Juan Ignacio Bonfiglio, investigador de la UCA, en La Nación. El especialista advirtió que esa caída de la pobreza “se puede estar sobreestimando” si no se tiene en cuenta otras dimensiones importantes que hacen a los derechos y calidad de vida de las personas.
“Uno tiende a vincular la situación de pobreza con carencias materiales bien específicas, por eso nosotros medimos lo que es la pobreza multidimensional, que toma como referencia los derechos a la alimentación, la salud y la educación, entre otros. Esa pobreza está en aumento desde 2018 y no vemos que en el corto plazo mejore”, agregó. “Que (el índice oficial) haya descendido de manera importante no necesariamente implica que esa caída abrupta de la pobreza se vaya a sostener en el tiempo. Es necesario analizar que existe una acentuación de privaciones estructurales entre los hogares sometidos a la pobreza por ingresos”, completó Bonfiglio, quien insistió en que “la mejora en el ingreso familiar real no implica necesariamente más y mejores consumos corrientes o que pueda mejorar su capital humano y social”.
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