El Departamento de Estadísticas del Centro de Almaceneros de Córdoba adelantó que en enero pasado los aumentos de los alimentos rondaron entre el 22% y 25%, con “una leve desaceleración con lo que fue este terrible diciembre en cuanto a números”.
Como ocurriera en el último mes de 2023, cuando los alimentos les ganaron a las subas promedio, enero arrojó el mismo sinsabor. Se destacaron incrementos en yerba, azúcar y leche, con saltos promedio en torno al 30%. Al igual que en los supermercados, la demanda de alimentos cayó con mayor contundencia en los comercios de cercanía.
Vanesa Ruiz, vocera del Centro de Almaceneros, informó en declaraciones al diario La Nueva Mañana que la contracción de las ventas fue de casi el 24%. Con el agravante de que ese desplome ocurrió en un contexto de crisis del turismo. Es decir, la mayoría de las familias no vacacionó, en efecto se supone que tuvieron más recursos disponibles para comprar alimentos. Pero la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos destruye a la demanda.
Por su parte, en las góndolas de los supermercados solo se advierte una realidad: subas constantes; con mayor o menor magnitud si se las compara con los incrementos de diciembre. Las evaluaciones de precios que hacen los empresarios de dicho sector arrojan actualizaciones en torno al 20%, reveló Víctor Palpacelli, presidente de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (Fasa) y de la cámara en Córdoba.
Al respecto, aclaró que la muestra de productos que toman para el análisis es amplia, incluyendo muchos más artículos que los comestibles de primera necesidad. Ahora bien, si solo se contempla la suba de la canasta básica se está ante una suba promedio superior al 20%.
Además, Palpacelli, quien también está al frente de la red Almacor, destacó dos fenómenos vinculados uno de otro. Por un lado, las subas registradas están por debajo de las del mes pasado, pero esto obedece en gran parte a una caída del consumo. La contracción de ventas dentro de los supermercados se refleja en una disminución de las unidades vendidas de 6% en comparación con enero de 2023.
Lo cual significa dos cosas; primero que la población está consumiendo menos artículos de primera necesidad; en segundo lugar, que los supermercados están absorbiendo costos. Es decir, los supermercadistas no trasladan al precio final todo el aumento que reciben de sus proveedores porque la demanda está deprimida. En la teoría, los precios bajan por la ley de oferta y demanda, de ello se jactan en el gobierno nacional.
En la práctica, ese aumento de costos en algún momento puede trasladarse a precios, haciendo que la eventual desaceleración sea solo pasajera. Va a cuenta de futuras recomposiciones de precios.
La contracción de ventas dentro de los supermercados se refleja en una disminución de las unidades vendidas de 6% en comparación con enero del 2023.