En enero, los precios de los agroalimentos aumentaron de forma significativa, según el Indicador de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En promedio, los precios se multiplicaron por 3,8 veces del campo (origen) a la góndola (destino), lo que indica que el consumidor pagó casi 4 veces más por cada peso que recibió el productor. La participación del productor en los precios finales alcanzó un 22,7%, lo que refleja un incremento del 8,1% en comparación con diciembre de 2024.
Durante enero, el mercado se vio afectado por un consumo deprimido, asociado en parte al período vacacional, y por las adversas condiciones climáticas que dificultaron la producción. A esto se sumaron los elevados costos de producción, logística y comercialización. Además, los productores regionales enfrentaron dificultades debido a la apertura de importaciones, que generaron desventajas competitivas frente a los productos extranjeros, los cuales, generalmente, son distribuidos por grandes hipermercados o empresas.
Diferencias notables entre los productos frutihortícolas y de origen animal
Los productos frutihortícolas mostraron una brecha mucho mayor que los de origen animal. En el sector frutihortícola, los precios de las frutas y hortalizas se multiplicaron por 6,3 veces, aunque experimentaron una disminución del 8,7% en comparación con diciembre de 2024.
En contraste, los productos de origen animal, como el pollo y la leche, presentaron un IPOD de 3,7 veces, lo que refleja un comportamiento más estable. Sin embargo, dentro de este grupo, las variaciones de precios fueron dispares: el pollo experimentó una baja tanto en góndola como en origen, mientras que los huevos y la leche vieron incrementos en sus precios al consumidor.
Entre los productos con mayores brechas, la zanahoria se destacó con una multiplicación de precios por 12,6 veces, seguida por la naranja y la manzana roja. Estos productos presentaron aumentos significativos en los precios al consumidor, mientras que los productores enfrentaron caídas o estancamiento en sus ingresos. En cambio, los productos con menores brechas fueron el pollo, los huevos, la leche y el novillo, con diferencias más equilibradas entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor, aunque con algunas variaciones en los precios en cada eslabón de la cadena.