El aumento de la pobreza, que se acentuó en los últimos meses por el impacto de la recesión, afecta duramente a más de 1.000.000 de chicos argentinos, que se ven imposibilitados de recibir las cuatro comidas diarias y se acuestan con la panza vacía todas las noches, según reveló un informe de Unicef.
La octava encuesta a hogares con niñas, niños y adolescentes de la entidad dependiente de la ONU expuso el durísimo panorama social de la Argentina de Javier Milei, donde un millón de niños se va a dormir sin cenar mientras que los menores de 18 años que saltean una comida durante el día superan el millón y medio.
Al contabilizar a las personas adultas que habitan los hogares que no pueden cumplir con la alimentación diaria, la cifra alcanza los 4,5 millones de argentinos. En este punto, el trabajo aporta que los adultos no ingieren todas las comidas porque, en muchos casos, “priorizan que sus hijos puedan alimentarse”. Actualmente, más de siete millones de chicos viven en la pobreza monetaria, según se desprende del documento.
Desde Unicef sostienen que “el aumento de los precios y el estancamiento económico desde hace más de una década han incidido en la capacidad de generación de ingresos de millones de hogares con niñas y niños”. La organización también precisó que unos “10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero, en un contexto en el que, además, los ingresos de casi la mitad de los hogares con niñas y niños no alcanzan para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación”.
Al referirse a los sectores que padecen un mayor impacto de la pobreza, Unicef indicó que “afecta especialmente a las personas que viven en hogares con menos acceso educativo, a los hogares monomarentales, con jefatura femenina o cuando están situados en un barrio popular”. Ante esta situación, consideró que se necesita “una combinación de políticas y la protección de los recursos presupuestarios que se asignan a la niñez, que permitan sostener y mejorar los esquemas de protección de ingresos destinados a familias en mayor situación de vulnerabilidad”.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) reveló que la pobreza trepó al 55,5% en el primer trimestre de este año, en tanto que la indigencia alcanzó el 17,5% de la población en el mismo período.
Se necesitó $ 929.845 para no ser pobre
La canasta familiar de pobreza ya superó los $ 900.000 y se va acercando al millón de pesos. Es que sin el alquiler, una familia tipo (matrimonio y dos hijos menores) debió haber tenido en julio ingresos superiores a los $ 929.845 para no ser pobre y más de $ 1.450.239 para ser considerada de clase media, según los datos del Instituto de Estadística y Censos de Ciudad de Buenos Aires.
Con el alquiler incluido, esa misma familia tendría que haber recibido ingresos por encima de los $ 1.200.000 para no ser pobre y más de $ 1.900.000 mensuales para pertenecer a la clase media.
De esta forma, la canasta familiar de pobreza subió en julio de $ 890.590 a $ 929.845, un incremento del 4,4% con un alza interanual del 272,46%. En tanto, la canasta familiar de indigencia aumentó de $ 496.898 en junio a $ 521.602 en julio, una suba del 4,97% y un 276,51% interanual.