El riesgo país argentino volvió a mostrar sensibilidad frente a los movimientos del dólar y a la percepción de los inversores externos. La divisa oficial cerró en $1.495 para la venta, apenas por debajo del umbral de los $1.500, nivel que el ministro de Economía Luis Caputo dijo considerar “cómodo” para mantener la competitividad exportadora.
Caputo reafirmó en redes sociales que, si la Argentina quiere “graduarse de país serio”, el kirchnerismo no puede ser una alternativa política, y subrayó que las inversiones de largo plazo “buscan previsibilidad”. En ese marco, advirtió que “mientras la opción de gobierno sea un candidato kirchnerista, el capital y las inversiones fluirán a otros países”.
Euforia contenida en los mercados
El periódico británico Financial Times destacó que el triunfo del oficialismo en las elecciones de medio término disipó el temor a una devaluación y provocó una recuperación de los bonos soberanos y del peso argentino. Según el medio, los rendimientos de la deuda en dólares cayeron por debajo del 10 %, el índice S&P Merval saltó 20 % y el tipo de cambio se fortaleció.
Sin embargo, los analistas recordaron que esta mejora es altamente dependiente del humor de Wall Street y de las señales de Washington. En los últimos meses, cada declaración de la Reserva Federal de Estados Unidos o del Tesoro sobre la política de apoyo financiero a la región impactó de forma directa en la prima de riesgo argentina.
Un riesgo país atado al exterior
Informes recientes de bancos de inversión señalan que la prima de riesgo local sube o baja más por factores externos que internos. Cuando el mercado estadounidense percibe estabilidad política en Buenos Aires, los precios de los bonos se recuperan; pero ante cualquier duda sobre el programa económico o las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el riesgo se amplía rápidamente.
Esa volatilidad explica por qué el Gobierno busca mantener una cotización estable en torno a los $1.500, evitando sobresaltos que alimenten expectativas de devaluación. Según consultoras privadas, el nivel actual del tipo de cambio busca equilibrar la competitividad exportadora sin provocar una fuga de capitales.
Perspectivas
Con reservas en torno a US$ 41.000 millones y una inflación que aún erosiona la confianza, los operadores creen que la calma cambiaria podría sostenerse mientras persista el respaldo externo. Pero si se deteriora la relación con Estados Unidos o cambia el humor global frente a los mercados emergentes, el riesgo país argentino podría volver a dispararse.
Por ahora, el dólar y los bonos se mueven en terreno positivo. Aunque los analistas coinciden en que la estabilidad sigue siendo frágil y depende más de Washington que de Buenos Aires. La estrategia oficial apunta a consolidar la percepción de que el país dejó atrás, al menos por ahora, el “riesgo kuka” al que aludió el ministro Caputo.
Tras las elecciones legislativas, el dólar tocó un piso de $1.350 y luego rebotó









