Después de veinte años sin tocar juntos, El Huracán Ambulante volvió a encender la maquinaria que alguna vez impulsó a Enrique Bunbury en un momento clave de su carrera. El regreso no solo reactivó una formación que dejó una huella profunda en el rock en español, sino que también permitió a sus integrantes reencontrarse con una versión más madura y consciente de sí mismos. En ese contexto, la figura de Copi Corellano vuelve a ocupar un lugar central: pianista, compositor y pieza esencial del sonido que definió aquella etapa, hoy habla del reencuentro con una mezcla de lucidez, emoción y una honestidad despojada de nostalgia fácil.
HDC. ¿Cómo viviste la propuesta de Enrique para volver a reunir a El Huracán Ambulante después de tantos años?
CC: “Hombre, pues como puedes imaginar fue algo hermoso, muy lindo. Cuando me llamó Enrique, hace más de un año, para preguntarme qué me parecía la idea, obviamente a la primera le dije que me estaba encantado, que era una cosa maravillosa.
Incluso recuerdo que me preguntó qué les iba a parecer a los demás y yo le dije: ‘pues yo creo que van a estar todos del mismo lado, como dice la canción’. Fue algo muy bonito, muy emocionante.
De hecho, días atrás hablé con Enrique y nos reiteramos ambos lo hermoso que ha sido la gira”.
HDC. ¿Qué sensaciones te atravesaron al volver a compartir escenario con esa banda que marcó una etapa tan intensa en tu vida?
CC: “Es que ha sido algo maravilloso. Obviamente, en su tiempo fue algo muy bonito y quizás no éramos tan conscientes en aquel momento de lo que estábamos haciendo.
Hemos sido más conscientes a posteriori, con la especial visión que te da el paso del tiempo. Y ahora es como que esta gira ha redefinido o ha asentado un poco aquellos sentimientos que tuvimos en su momento, que fueron realmente hermosos.
Nos hemos dado cuenta de la dimensión de lo que hicimos porque, como te decía, en su momento no éramos muy conscientes del nivel que teníamos como banda y como propuesta artística”.
HDC. ¿Lo pudieron disfrutar?
CC: “No sé si lo pudimos disfrutar. Por momentos sí, por momentos no. Yo digo que hemos sido más conscientes de lo que habíamos sido en su momento, de lo que llegamos a ser, de la propuesta que teníamos.
Yo formé parte del proyecto en solitario de Enrique desde el primer momento, incluso desde antes, ya con Héroes del Silencio y con otros proyectos que Enrique y yo hemos hecho en solitario, ambos dos juntos, a piano y voz. Eso te da una tranquilidad que te permite disfrutar muchísimo.
Por otra parte, la edad juega a veces a favor y a veces en contra. Entonces, ¿disfrutar más? No lo sé, porque después de 20 años ha sido complejo ponerlo en marcha. Somos mucho más mayores y algunos muy desentrenados, porque yo llevaba tiempo sin tocar, o tocando en vivo solo a piano y voz, no formando parte de un conglomerado con una propuesta escénica tan importante como la del Huracán Ambulante Tour 2025.
No es lo mismo tocar un piano que tocar tres teclados y cantar a la vez; eso requiere de mucha coordinación, que se pierde con el tiempo si no la practicas. Entonces tienes que volver a ganar esa coordinación de movimientos, de gestos, de entrar en tal momento con este teclado, luego cambiar el sonido y pasar a otro. Eso no lo tenía”.
HDC. ¿Hubo algo que se mantuvo intacto desde aquellos años?
CC: “La amistad, sin duda. El cariño, el respeto por el repertorio, el respeto a las canciones, el amor por esa música y la admiración a Enrique, que es un artista de los pies a la cabeza, de lo mejor que existe, a mi juicio.
Y creo que soy objetivo… Obviamente es mi amigo, y ya diciendo eso estoy perdiendo la objetividad, pero veo a Enrique, veo algunas de las cosas que hemos hecho y luego veo a otros artistas y no hay nada que envidiar a nadie”.

HDC. En cada ciudad del tour hubo una energía muy especial, pero el show de Buenos Aires, en Ferro, tuvo una carga emocional enorme. ¿Cómo lo viviste desde el escenario?
CC: “Hombre, mi caso es muy especial, porque resulta que mis hijos viven en Argentina, en La Plata. Uno de ellos nació allí, Valentino, y los otros dos llegaron cuando eran muy chiquitos.
Lo viví de una forma muy, muy especial, con una carga de emoción increíble. Hacía muchos años que no los veía en persona, de darles un abrazo, que no es lo mismo que una videollamada o hablar por teléfono.
En mi caso, fue indescriptible la emoción que sentía antes, durante y después del concierto, estando mis hijos ahí. Entiendo que para ellos también fue algo muy especial.
Ver esta publicación en Instagram
HDC. ¿Hubo alguna canción del repertorio que te haya emocionado especialmente tocar de nuevo?
CC: “Muchas de ellas, por no decir casi la totalidad. Incluso algunas de las nuevas de Enrique, que ni siquiera las hemos grabado nosotros.
Casi no destacaría ninguna, pero están las de siempre, las que de alguna forma son más emocionales. No es lo mismo Big Bang que …Y al final. Big Bang tiene un tipo de emoción que no me da por llorar, pero en …Y al final sí. Y en El Jinete, también.
Cada una tiene su forma de emocionarme, pero me emocionan todas”.
HDC. El Huracán Ambulante fue clave en la consolidación del sonido solista de Bunbury. ¿Qué creés que tenía esa banda que la hacía única?
CC: “Creo que me voy a repetir: el cariño, el amor. En su primer momento era algo muy nuevo para toda la banda, que se formó casi desde la amistad más que desde una calidad profesional contrastada, sin poner en duda la calidad de todos ellos, obviamente.
La elección creo que tuvo más que ver con una cuestión de cariño que de otra cosa, y la clave estaba en eso: en el compañerismo y la unión emocional”.
HDC. Viviste muchos años en Argentina. ¿Qué te llevó a quedarte y qué encontraste acá que te hizo sentir en casa?
CC: “Quedarme fue una causalidad de la vida. Fui de vacaciones para que mis ex suegros conocieran a mis hijos, y mi ex mujer no quiso volver a España. Ella no estaba a gusto allá y me preguntó si podíamos quedarnos a vivir en Argentina.
En aquel momento, como había dejado justo de tocar con Enrique —que había parado e iniciaba un proyecto nuevo en el cual no contaba conmigo—, fue una causalidad que me hizo quedarme.
¿Qué me dio Argentina? Muchísimas cosas: grandes amigos, proyectos, producción de discos, personas increíbles en La Plata y Buenos Aires, con quienes mantengo un contacto constante e íntimo. He conocido grandes músicos, como Chizzo de La Renga, y otros amigos que no son conocidos pero son una maravilla”.
HDC. En su momento formaste una banda con músicos argentinos y lanzaste tu disco Desconocido. ¿Cómo fue trabajar con figuras del rock local?
CC: “Fueron las circunstancias de la vida lo que me llevaron a conocer a esas personas y trabajar con ellos, siempre desde la amistad.
Trabajar con figuras argentinas es impresionante. Argentina tiene un nivel de rock increíble. España ha aprendido mucho del rock argentino, y a nivel popular no se conoce tanto. Para mí fue un honor y un gusto increíble”.
HDC. Colaboraste con artistas muy distintos entre sí como Carmen París, Eva Amaral, Enrique Bunbury o Héroes del Silencio. ¿Qué te enseñó esa diversidad de músicos?
CC: “Diversidad. Trabajar con gentes distintas te aporta eso: diferencias de formas, estilos, de ver la música y sobre todo experiencias personales. La música no es solo matemática, tiene que ver con el corazón.
He trabajado con españoles, argentinos, mexicanos, chilenos, y no es suerte, sino la oportunidad de aprender de ellos y llevarme algo que va más allá”.
HDC. En tus shows y discos siempre aparece una sensibilidad literaria. ¿Cómo se conectan la música y la poesía en tu vida?
CC: “Es que… para mí son inseparables. Una melodía tiene algo que tengo que decir y lo que escribo tiene una melodía.
(Pausa y canta: Apenas fue ayer cuando te conocí y ya pienso en ti casi más que en mí…)
Es como si lo estuviera hablando, no tiene otra forma. Poesía y música son una misma cosa. No escribo prosa, sino una especie de prosa poética. No tanto por la rima, sino por la emoción que imprimo”.

HDC. Después de esta gira con Enrique, ¿cómo ves tu presente artístico? ¿Tenés nuevos proyectos en marcha?
CC: “No lo veo ahora mismo. No tengo proyectos concretos, solo ilusión y ganas de hacer algo. El mundo de la música es complicado y tengo tres hijos que necesitan comer todos los días. Por ahora, ilusión solamente, pero ganas de hacer cosas sí”.
HDC. ¿Qué te sigue motivando a subirte al escenario después de tantos años?
CC: “Quizás el público, la comunión con ellos. Lo que siento cuando me subo al escenario, cierro los ojos, toco y sin mirar siento la emoción del público en mí. Creo que eso es lo que más me motiva”.









