El regreso a Córdoba siempre despierta emociones distintas en Gabriel Pedernera. Cada presentación en su provincia natal remueve recuerdos y lo conecta con su historia personal. A días de subir al escenario de Club Paraguay, donde este sábado 27 de septiembre Eruca Sativa mostrará oficialmente su flamante disco A tres días de la Tierra, el baterista habla con una mezcla de entusiasmo, orgullo y cierta nostalgia. “Córdoba no es un lugar más: es nuestro hogar. La verdad que poder llevar el disco es un privilegio y una alegría total”, confiesa.
El nuevo material ya circula en plataformas y se suma a la lista de hitos de una banda que se mantiene en movimiento desde 2007. Para Pedernera, la concreción de este trabajo fue “un cúmulo de sueños cumplidos”: “Nos dio alegría, nos dio esperanza hacerlo, nos dio satisfacción verlo terminado, poder trabajar con Nora Lezano en la tapa, con Afo Verde en la producción. Estamos muy felices de poder llevarlo a todos lados”.
Tocar en Córdoba es, para él, un viaje temporal que lo devuelve a distintas etapas de su vida. Dice que no siente presión, sino una emoción parecida a la de sus primeras experiencias frente al público: “Es como aquella audición que hice en el colegio o cuando toqué con un grupo de jazz en un evento al que fue mi mamá. Córdoba es mi historia, una parte muy importante de quién soy. Entonces más que presión es disfrute, compartir con nuestra gente, con mi gente”.

Un disco marcado por la unión y la responsabilidad
El trío grabó el álbum en los Criteria Studios, espacio histórico por donde pasaron artistas fundamentales de la música mundial. Para Pedernera, entrar allí fue un sacudón: “Te genera responsabilidad. Decís ‘qué bueno que estemos juntos haciendo esto acá, aprovechemos cada segundo’. Porque para nosotros significa mucho hacer música sin condicionamientos. Eruca es una banda que nunca se guió ni se guiará por lo comercial o lo industrial. Nada entra en Eruca que no tenga que ver con algo artístico y humano. Entonces, estar en un lugar tan importante es decir ‘uff, la pucha, qué responsabilidad’, pero sin concesiones: vamos a tocar lo que queremos tocar y que se hagan aguas los helados”.
El disco, asegura, los encontró más unidos que nunca. “Estamos disfrutando mucho de estar juntos, de hacer música juntos, de pasar el tiempo juntos. El otro día se demoró un vuelo y estábamos en el aeropuerto, tomando mate, riéndonos a carcajadas. Eso no lo cambio por nada. Y eso para mí es una evolución”, señala. Escuchar el resultado final le produce orgullo: “Es muy difícil que un disco propio te genere emoción, pero me pasa y eso me pone muy feliz”.
En un grupo reducido, la batería es clave para sostener el pulso. Pedernera lo explica con una comparación cotidiana: “Cuando vas caminando solo, vas a un ritmo. Con otras dos personas, a otro. Y con quince, mucho más lento. Tocar con alguien es similar: como baterista tenés que contener, ayudar a que todos podamos caminar y que nadie se baje a la calle o se choque contra una pared”.
Esa responsabilidad lo mantiene alerta, incluso después de tantos años de trayectoria. Lejos de la rutina, la experiencia no simplifica las cosas. “A medida que más experiencia tenés, menos experiencia tenés. Hacer un disco nuevo es cada vez más difícil, porque uno quiere seguir explorando, hacer canciones mejores y no dar concesiones a nada que no sea creativo o musical. Para eso hay que trabajar duro, para que los fantasmas de la industria no entren en la sala de creación”.
Cuando se le pregunta qué los motiva a seguir, Pedernera no duda: “El gran motor es la música. Pero también hay otro, que tiene que ver con lo humano. En una época donde la inteligencia artificial toma tanta relevancia, a nosotros nos sigue uniendo lo humano: estar juntos, charlar, compartir la vida de nuestros hijos y familias. Somos un gran bloque familiar. La música está por encima de todo, pero la humanidad es la conexión”. Ese mismo espíritu se refleja en la manera de entender el lugar del arte en la sociedad. “Como pueblo necesitamos expresiones. La música nos acompaña siempre, no hay mucho que forzar. Las canciones buscan sus orejas. Espero que nuestras canciones sigan encontrando nuevas orejas en estos tiempos tan angustiantes, porque necesitamos la música y necesitamos el arte”, reflexiona. Cabe mencionar que Eruca Sativa vovlerá a Córdoba en 2026, en el marco de la edición 2026 del Cosquín Rock.
Optimista, Pedernera se entusiasma al analizar la actualidad del rock argentino. “Me parece que está en un momentazo. El rockero siempre es medio apocalíptico: en los 90’ se decía que estaba muriendo, en los 80’ también, y en los 70’ lo mismo. Es el único movimiento que está muriendo desde que nació. Pero yo no lo veo así. Siento que hay gente diciendo cosas, y mientras haya alguien con una guitarra colgada dispuesto a decir cosas sin concesiones, vamos a estar muy bien”, sostiene. Además, rescata fenómenos recientes que lo sorprenden: “Lo que está pasando con Ca7riel y Paco Amoroso es revolucionario. Son músicos que vienen del jazz y del metal, que hacen fusiones rarísimas y llenan estadios en el mundo. Nunca antes habíamos tenido algo así. Por eso, si me apurás, te digo que estamos en el mejor momento”.
Entre las 14 canciones que conforman A tres días de la Tierra, el baterista elige una como emblema: “Me parece que No pises las flores es un buen ejemplo. Es el tema cuatro del disco, muy de este momento nuestro. Pasa algo especial cuando lo tocamos en vivo y es muy lindo de ver”.
Eruca Sativa estará presentando A tres días de la Tierra este sábado 27 de septiembre en Club Paraguay (Marcelo T. de Alvear 651), desde las 20 horas. Entradas desde 35.000 pesos en Alpogo.com.