Fito Páez pasó por Córdoba con su gira 4030 que celebra los aniversarios de lanzamiento de sus discos Del 63, de 1984 y Circo Beat de 1994. Presentó un concierto en el cual vuelve sobre dos obras emblemáticas de su carrera, uno por ser su primer trabajo discográfico solista y el otro por ser parte de esa triología fantástica: Tercer Mundo, El amor después del amor y Circo Beat.
La primera parte del recital estuvo íntegramente dedicada al recuerdo de Del 63. Así se sucedieron en el escenarios las gemas de aquel LP: Del 63, Viejo mundo, Tres agujas, La rumba del piano, Cuervos en casa (con escudo argentino de fondo y énfasis en la frase «cría cuervos la casa rosada»), Sable chino, Rojo como un corazón, Canción sobre canción y Un rosarino en Budapest.
Luego de un breve intervalo, Fito y su banda volvieron al escenario para repasar todas las canciones de Circo Beat. La secuencia comenzó como el álbum con Circo Beat, Mariposa tecknicolor y Normal 1.
Una falla y el amor
Para el tema siguiente, la bellísima Las tardes del sol, las noches del agua, Fito se sentó en el piano de cola que reinaba en el centro del escenario y que había ingresado para esta segunda parte del show. Allí sucedió lo inesperado. El micrófono del piano no funcionaba y Páez debió improvisar una versión coral con el público, que comprendió y acompañó al artista hasta que promediando el tema el inconveniente fue solucionado. Fito le agradeció a la gente pero no pudo ocultar su malestar con la situación. A continuación ese momento.
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Posteriormente sonaron Tema de Piluso, She’s mine, El jardín donde vuelan los mares, Nadie detiene al amor en un lugar y Si Disney despertase.
Para la versión de Soy un hippie, Fito preparó un arreglo coral junto a toda su banda con el cual logró sorprender y generar una nueva participación activa del público cordobés.
En el tramo final del show llegaron Dejarlas partir, Lo que el viento nunca se llevó y la canción que cierra Circo Beat: Nada del mundo real.
Después de la sentida ovación que le regaló el público cordobés que colmó el Quality, Fito respondió con una potentísima versión de Ciudad de pobres corazones, con la cual cerró una noche de bellos recuerdos en una ciudad que extraña y mucho a su mayor estadio cubierto, el Orfeo Superdomo.