Por Juan Ignacio de Rezendes
De nuestra redacción
La localidad de Carlos Paz se convierte año a año en uno de los destinos turísticos más importantes de la provincia. Durante la temporada de verano, la Villa se dota de una vasta oferta cultural y artística. Producciones de Buenos Aires junto a actores y actrices de la televisión nacional, copan la ciudad para convertir la ciudad del Valle de Punilla en una de las capitales del teatro del país, que nada tienen que envidiarle a Mar del Plata o Buenos Aires. Sin embargo, también hay un espacio, aunque pequeño, para las producciones independientes de artistas locales.
Esa es la situación de Lara Carignano. La humorista de 42 años, nacida en Laborde, presentó durante el mes de enero su nuevo unipersonal, en el Teatro Luisa. Se trata de una propuesta musical en el que relata monólogos e historias cotidianas con una dosis de humor y atravesadas con canciones de su autoría y otros éxitos conocidos.
Lara estudió danzas folklóricas en el Instituto Nacional del Arte de Buenos Aires. Una profesión que le despertó una fuerte atracción desde los 8 años, en la capital nacional del Malambo. Además su interés por el escenario la acercó hacia el ámbito de las artes escénicas. “Para formarse como artista se necesitan muchos factores: hay que tener un poco de talento, un poco de estudio y un poco de calle”, sintetiza.
La temporada teatral 2023-2024 ubicó a Carignano en Carlos Paz, por tercera vez consecutiva. Una plaza en la que ya es conocida gracias a que obtuvo el Premio Carlos 2020 en la categoría “Revelación femenina de la temporada”. Un oficio de novela que no está absuelto de adversidades. “Tenés que ser un poco loca e inconsciente para sostener el teatro en los tiempos que vivimos”, admite.
HDC: ¿Qué balance hacés de esta temporada?
Lara Carignano (LC): Muy buena. La verdad es que no me puedo quejar porque dentro de todos los tiempos que se están viviendo, con 85 elencos en cartelera y mucha competencia, nos ha ido muy bien.
HDC: ¿Cómo definirías tu tipo de humor?
LC: Si lo tengo que definir, te diría que es un humor sano, movilizador y transformador. El humor que yo hago es totalmente sobre las historias que nos suceden en el día a día. No existen las malas palabras. Es un espectáculo pensado para toda la familia
HDC: Cuando decís lo de “transformador”, ¿qué tipo de mensaje tratás de dejar durante el show, además de justamente hacer reír al público?
LC: El mensaje mayor ante todo es el de amor propio. A partir de sentirse bien con uno mismo, creamos un ecosistema para que las personas alrededor perciban lo mismo. Lo principal es reírnos de nosotros mismos para poder salir de situaciones en las que nos sentimos en el sótano, para volver a la superficie.
HDC: La mayoría de los unipersonales de comedia mantienen un mismo hilo conductor: son anécdotas, vivencias y recuerdos familiares. ¿Cómo es la reconversión de esos hechos que pueden resultar graciosos en la intimidad para poder plasmarlos en un show y que la gente también se pueda reír?
LC: Es un trabajo arduo. Yo perdí a mis dos padres jóvenes y lloré muchos años hasta que empecé a hablar de ellos, desde sus anécdotas. Cuando comienzo a contar esos detalles familiares la gente se ríe porque se siente identificada. Ahí ya se hace una conexión entre el público y yo.
HDC: Cuando salieron las nominaciones de los Premios Carlos de esta temporada, te enteraste que estabas ternada a “Mejor show humorístico musical”. ¿Qué importancia le das a esos premios o a las menciones en general?
LC: Le doy mucha importancia, porque se trabaja mucho para poder estar en Carlos Paz. Es una apuesta, más en mi caso que soy una artista independiente. Cuando estás nominada, a la gente le despierta un interés extra y quiere saber qué hacés.
HDC: Solo de la lista de nominados hay una visible mayoría de candidatos y categorías representadas por hombres. ¿Crees que hay un ambiente que margina la paridad de género?
LC: Si. Imagínate que en el caso del humor siempre fue un ambiente del hombre. Falta mucho camino para entender que todas las personas somos iguales. No es que alguien va a tener un mejor desempeño por ser una mujer o un hombre. Yo no me puedo quejar porque en Córdoba siempre me han dado buen espacio.
HDC: ¿Qué hace falta para comenzar a cambiar esa situación?
LC: Las actrices famosas están dando sus mensajes. Creo que es el público quien de a poco tiene que ir entendiendo que una mujer te puede hacer reír igual que un hombre. Hay que pasar la barrera del prejuicio y se tiene que dar la oportunidad de entender que todos podemos alcanzar el mismo nivel artístico.
HDC: Decías que eras ansiosa. ¿Cómo te afecta eso en tu trabajo cuando por tu profesión no mantenés un horario fijo?
LC: Yo trabajo cuatro horas en el teatro los viernes porque voy dos horas antes y me quedo una hora más de lo que dura el show. Pero cuando estoy en mi casa sigo cumpliendo horario, igual mientras cocino o mientras limpio. Estoy trabajando todo el tiempo con la prensa, con los videos para las redes o quizás se te ocurre algo y tenés que escribirlo para no olvidarte. El artista no para nunca. Estamos constantemente trabajando. El hecho de estar creando todo el tiempo eso tiene un desgaste mental. Pero es lo que elegí y lo que me apasiona.
HDC: ¿Te ha tocado convivir con esos públicos difíciles que no responden o son más reacios?
LC: Todo el tiempo. Yo siempre digo que cada función mía es un examen de universidad. Cuando empezás van tus amigos y familiares. Yo ya pasé ese momento. Entonces, trabajo con gente que no me conoce, que me va a descubrir. Durante todo el show tengo que ir conquistando al público. Es muy difícil que la gente quiera verme a mí y no a Florencia Peña. Es lindo trabajar en la zona de confort cuando ya tenés todo un público que te va a ver y se va a reír hagas lo que hagas. Yo tengo un desafío y entiendo y acepto que soy una artista en desarrollo.