La esperada vuelta de Los Piojos a la ciudad de Córdoba se concretó el sábado, transformando el playón del Estadio Mario Alberto Kempes en el epicentro del ritual rockero. El acontecimiento congregó a una gran multitud, superando los 25.000 asistentes.
El ambiente estuvo signado por una profunda emoción familiar, palpable entre los presentes, quienes aguardaron con expectativa la aparición de la icónica formación que no pisaba nuestra ciudad desde hace 17 años, tras su largo parate.
Durante casi tres intensas horas, la música de Los Piojos resonó con potencia, a puro pogo entre los fanáticos. La banda, conocida por su poderoso directo, ofreció una actuación que cumplió con las expectativas de su fiel audiencia.
A las 21.40 fue cuando el ‘nuevo piojo’ se mostró en la pantalla principal. ‘Fantasma’ fue la canción elegida para arrancar el show, seguida de dos clásicos como ‘Desde lejos no se ve’ y ‘Ruleta’. Tras un inicio a todo trapo, siguieron ‘Civilización’, ‘Difícil’, ‘Media caña’ y ‘Vine hasta aquí’, para calmar un poco las aguas, aunque con un Andrés Ciro Martínez muy cercano al público, fiel a su estilo. Allí, el cantante bajó hasta las vallas para acercarles el micrófono a los fans y recorrer el campo, acompañado por la bajista Luli Bass. ‘Luz de marfil’, ‘Reggae rojo y negro’ –en voz de Piti Fernández y ‘Sudestada’ –cantada por todos los integrantes del grupo en homenaje al fallecido Gustavo Kupinski– completaron el primer set, con Sebastián Cardero en la batería.
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El segundo, ya con Daniel Buira reemplazando a “Roger”, comenzó con ‘Te diría’, ‘Ay ay ay’ y ‘Todo pasa’, tres clásicos de la banda. Le siguió una de las ‘joyitas’ de la noche, con ‘Buenos tiempos’, para darle paso al hitazo ‘Tan solo’, donde tomó protagonismo Luli Bass.
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A continuación, ‘Es solo rock & roll’, ‘Genius’ y ‘Pistolas’ –con los hijos de Ciro, Piti y Pocho en el escenario- hicieron delirar al público. Tras unos minutos de pausa, aparecieron “Las Liendres”, compuesta por la mayoría de los hijos de los integrantes de la banda, para conformar una murga que acompañó el clásico ‘Verano del `92’.
Otra de las sorpresas siguió después, a la hora de ‘Como Alí’. Es que allí salieron Los Caligaris para acompañar en voces y vientos a la banda de El Palomar.
Ya en el tercer y último set, con Cardero y Buira haciendo doble batería –más Changuito Farías Gómez en la percusión- sonaron ‘No Pares’, ‘Pacífico’ y ‘Bicho de ciudad’. Y a continuación, otra de las perlitas en la noche cordobesa. Es que Ciro agarró un megáfono para empezar a entonar las estrofas de ‘Don’t say tomorrow’, canción que no había sonado en ninguno de los recitales que Los Piojos brindaron desde su reencuentro. En el medio, Ciro se permitió jugar con frases de ‘La gallina turuleca’ y ‘Hola Don Pepito’.
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El baile siguió hasta el final, con otros dos rituales con los que la banda cierra sus recitales. En ‘Muévelo’, una veintena de fanáticos subió al escenario a bailar con Ciro y el resto del grupo. Y luego, el clásico de clásicos, ‘El farolito’. Con ‘Cruel’ volvieron al inicio de su carrera, para luego cerrar el show con ‘Murguita’, donde Los Piojos se dispusieron a leer todos los trapos que colmaron el playón del Kempes: desde Unquillo hasta La Rioja, desde Río Cuarto hasta Tinogasta, y desde Mendoza hasta Caleta Olivia. “Un fulbito y cómo va, culiados de Córdoba”, repitió Ciro una y otra vez, como una especie de mimo para el público de la Docta.
Cuando la banda saludó al público para retirarse, Ciro se quedó solo en escena y versionó el Himno Nacional Argentino con la armónica. Detrás suyo, las luces que envuelven el estadio formaron la bandera.
Ahora, la emoción del regreso se mezcla con la perspectiva de un próximo hito: la banda tiene programada la fecha de un nuevo parate. Este adiós se llevará a cabo el 21 de junio en el estadio de River, un evento que convocará a miles de seguidores más para ser testigos del cierre de una etapa significativa en la historia del rock nacional.