La música de Mustafunk, esa explosiva mezcla de rock de alto voltaje, el groove infeccioso del funk y un toque sofisticado de jazz, tiene una base que va más allá de los instrumentos: lazos afectivos y una energía que se construye en el extrañamiento para luego estallar en el escenario.
Y esa calidez, esa filosofía de la alegría compartida, es la que pudimos vivir en primera persona en la charla que, desde Hoy Día Córdoba con su vocalista, Martín Pedernera. La entrevista fue un hermoso reflejo de la esencia de la banda de Paso del Rey (Buenos Aires), donde la honestidad y la pasión son el motor.
El vínculo y la identidad como eje transversal
La formación actual, consolidada en un cuarteto potente, demuestra que el vínculo es la clave de su energía escénica. Mustafunk lo integran Camila Marinelli (batería), Martín Pedernera (voz), Agustín Pettinato (bajo) y Gabriel Fontana (estabilidad), junto a Agustín Marinelli (guitarra y voz).
La banda reflexiona sobre la energía que vuelcan en el escenario, un espacio donde la química entre los músicos es fundamental. De hecho, su líder, Agustín Marinelli, lo anticipó: «Si tocamos muy seguido, la banda se desgasta». Pero cuando el reencuentro se da, la espera vale la pena y se traduce en una explosión de música y afecto con su público.
Un ritual mustafunkero
Martín Pedernera, junto al resto del grupo, lleva esta filosofía al tablado: la premisa es el disfrute sin filtros, una invitación al público a ser parte activa de la celebración. El show es una declaración de intenciones que se resume en la sencillez de su espíritu: «che, nos vinimos a divertir, y eso vamos hacer. Y lo compartimos con la gente». La gente salta, baila y abraza, encontrando en la música un refugio de euforia.
Y esa entrega es total, al punto de requerir un esfuerzo físico que —hoy— les pasa factura, pero que jamás les roba la diversión. Martín Pedernera confesó sobre la intensidad de sus presentaciones: «En realidad, pero nosotros también porque nos movemos mucho en el escenario, nos hacemos los payasos y después te pasa factura, pero es divertido.»
Esa identidad se reafirma con potencia en cada vuelta. Al pisar el escenario, un simple pero potente: «Somos Mustafunk», pronunciado por el «Turco» Agustín Marinelli, se siente como una afirmación de su existencia, un grito que resuena en cada fan: volvieron y están más fuertes que nunca.
Fiesta anticelular
El contacto con la audiencia en Mustafunk es singular y vital. El vocalista afirmó que la prioridad es la satisfacción total del público, al punto de preferir que «se vayan empachados», aunque el show sea largo. Ciertos temas, como «Laboro Chamanik», tienen un efecto único, donde «algo pasa, se despierta» y la gente «se vuelve loca» a pesar del cansancio.
La clave de este vínculo radica en la participación activa, lo que contrasta con la apatía de la era digital. Mustafunk logra que su show sea una «fiesta» donde «el teléfono no importa». Pedernera lo ve como un regreso a la conexión humana, pues la banda incentiva al público a saltar o charlar, a «salir de las redes sociales» y construir unas humanas, «de carne». Esta forma de disfrutar el concierto, sin celulares de por medio, es además la forma en la que él mismo prefiere vivir la música en vivo.
La vuelta a los escenarios
La vuelta a los escenarios, sin embargo, se concibió bajo una nueva filosofía de trabajo. Martín Pedernera aclaró que, aunque no hubo una «separación,» sí hubo un momento en que no lograron ponerse de acuerdo sobre el camino a seguir. «No nos separamos, queríamos cosas diferentes, no nos pudimos poner de acuerdo y ahora estamos volviendo a intentar,» explicó el vocalista.
Tras un tiempo de reflexión, la idea es regresar «más tranqui» y manejar «tiempos un poco más tranquilos» para poder realmente disfrutar. Después de 16 años de dedicación intensa, ahora buscan congeniar la banda con otros compromisos. Esta agenda consciente se evidencia en su planificación de shows: después de tocar en Córdoba y Rosario, tienen fechas en Mar del Plata y La Plata, para luego «cortar hasta mediados del año que viene» debido a que el bajista Agustín Pettinato tiene un compromiso laboral. Esta pausa también les permite evaluar «qué lugar tiene la banda ahora».
Pequeños homenajes
Para quienes aún no han descubierto la banda, Martín Pedernera se tomó el tiempo de aclarar la base de su sonido y por qué el nombre puede ser engañoso, delineando sus orígenes y profundas influencias.
Pedernera explicó que, aunque el nombre Mustafunk pueda evocar el funk clásico o los ritmos de baile de los 80, la banda se define ante todo como una agrupación de rock. Su inspiración rítmica se enfoca en el «funk rock» de los años 90. El vocalista detalló que toman el groove y el estilo de bandas como Red Hot Chili Peppers, los primeros trabajos de Divididos, o Rage Against the Machine, para aplicarlo directamente al rock.
En sus palabras: «En realidad por ahí el funk que escuchamos nosotros es más el de los 90 que era más funk rock…»
El vocalista enfatizó que la banda no olvida sus raíces en el rock nacional: «Y después también nosotros somos escuchar mucho rock nacional, nos criamos básicamente con eso…»
Esta admiración por el rock argentino se cuela incluso en sus títulos: su último trabajo, ´El jardín de los siguientes´ (2024), es un guiño a la obra de Luis Alberto Spinetta. La banda lo confesó: «´El jardín de los siguientes´ es una analogía […] con el disco del flaco, ´El jardín de los presentes´».
Esta rica cultura musical se traduce en pequeños y escondidos homenajes que se cuelan en sus composiciones. Martín Pedernera describe que la banda gusta de incluir «perlitas» o breves fragmentos que dialogan con otras obras.
Algo-ritmos
Al hablar de sus gustos actuales, Pedernera comentó su fascinación por la solista estadounidense Floris, valorando la calidad del sonido, los climas y los efectos. En el ámbito local, destacó la propuesta escenográfica y la riqueza de arreglos de La Manzana Cromática Protoplasmática.
Sobre la música contemporánea, admitió que, aunque algunas propuestas le parecen geniales —como las de Paco Amoroso y Ca7riel—, “me aleja un poco las letras”. Aun así, valora la resistencia artística frente al “mundo algorítmico”.
Su visión sobre Wos, por su parte, es compleja y profundamente admirativa. Reconoce su talento y confiesa admirar sus letras, señalando que es un artista que “re banca”, aunque aclara que muchos de los temas que aborda no le resultan completamente nuevos, sino ideas que ya había “escuchado cuando era chico”. Aun así, Pedernera subraya la importancia de Wos y de su generación, considerando que esta camada de artistas surgió para llenar un “bache” en la escena musical tras la tragedia de Cromañón. Destaca su relevancia en el contexto actual, especialmente en un “mundo que es todo algorítmico”, y apunta a futuro con una predicción contundente: “Yo quiero escuchar el disco de Wos cuando tenga 40 años”, convencido de que esa obra “va a ser una bomba”.
Finalmente, Pedernera abordó la relación entre música y política, dejando claro su pensamiento: “Me niego también a pensar que la realidad del país está por encima de lo que es hacer música o hacer arte…”
La esencia de Mustafunk
En la charla con Martín Pedernera quedó claro que cada nota, cada arreglo y cada guiño a sus raíces busca transformar el escenario en un espacio de alegría compartida, un regalo que la banda ofrece y que el público recibe con entusiasmo. Esa misma esencia aparece como un faro en tiempos dominados por algoritmos y desconexión social: Mustafunk apuesta a lo visceral, a lo humano, a la celebración en carne viva.
Por eso, lo que Pedernera resume con humor y honestidad —que la música es «cotillón, descorche y baile»— no es solo una frase: es la filosofía que sostiene a la banda y que buscan compartir cada vez que vuelven a subir al escenario.
La banda regresa a Córdoba para un esperado concierto este viernes, a las 19, en Sala Formosa (Dr. T. Achaval Rodriguez 349). Las entradas pueden adquirirse a través de la plataforma MiAnticipada.com.
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