Roberto Pettinato ha aprendido a convivir con sus múltiples facetas. Humorista, saxofonista, cantante, bailarín y conductor, durante más de dos décadas se dedicó a entretener al pueblo argentino desde la televisión, generando risas masivas pero también cierta desatención por la vida financiera de quienes lo seguían. “A mí me comió la cabeza y me comió la vida la televisión durante 25 años y me dediqué a reír a todo el pueblo argentino. Fueron los años en que el pueblo argentino más se divirtió y se rió, pero también donde más dinero perdió”, recuerda con esa mezcla de ironía y sinceridad que lo caracteriza. Sin embargo, un día tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: decidió que no quería vivir de la televisión hasta los ochenta y tantos años y volvió a su primer amor, la música. “Ahí me di cuenta que tenía que volver a ser músico. Perdí lo indecible para hacer esto”, confesó. Se enfrentó a la realidad: no sabía tocar otros temas ni cantar otras canciones; solo dominaba los de Sumo. Y así nació “Sumo por Pettinato”, un proyecto que busca que la música de esa banda legendaria no muera jamás.
Al principio, el estilo fue experimental, con guiños al sonido particular de Luca Prodan, pero pronto la demanda del público hizo que el proyecto adoptara una forma más fiel al espíritu original de Sumo. “Al principio le di un toque jazzero, porque a Luca le gustaba eso también, a Luca le gustaba la cosa medio rara. Y después hubo gente que me dijo, suena como la puta madre, no se puede creer, pero no es tan Sumo. Entonces agarré y dije, bueno, ok, lo voy a hacer tal cual como la gente quiere. Y ahí fue donde empezó el éxito de la banda”, relató Pettinato.
Ese éxito no tardó en llegar. En los últimos ocho años, ha realizado decenas de shows en distintas ciudades del país, a pulmón, con amor y energía. “Es increíble, boludo, te lo juro que el año pasado, hace ocho años que estamos, del año pasado a hoy, no te puedo explicar… debo haber hecho 70 recitales en los lugares en donde me enteré que los Ratones Paranoicos levantaron su show porque no vendieron entradas, y yo sí. Te digo porque es un proyecto muy pequeño este, es una cosa hecha a pulmón, con amor, con energía, y con el background de estar tocando los temas de Sumo”, detalló.
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No es sencillo sentarse a conversar con Roberto Pettinato. Su tono oscila entre la broma y la sentencia categórica, entre la memoria y la exageración teatral. “No es un tributo ni un homenaje, porque yo sigo estando”, repite, como si necesitara aclararlo cada vez que alguien menciona el nombre de Sumo junto al suyo. En esa insistencia hay una certeza: nadie más puede pararse a tocar esos temas con la autoridad de quien los vivió, los moldeó y los respiró en los años ochenta. “Por ejemplo, la banda de Ringo Star tiene a Ringo, la banda de Paul McCartney tiene a Paul McCartney. Entonces yo agarré y dije, bueno, esto no es un tributo y no es un homenaje, y la verdad que es así, porque estoy yo adentro, estoy vivo, soy el mismo desde que estaba en Sumo, y la verdad que es algo muy, muy loco”. Así, los shows se convirtieron en una experiencia única, donde la fidelidad al repertorio se combina con la energía del presente, y donde los espectadores, incluso los más jóvenes que nunca vieron a Sumo en vivo, sienten la magia de esas canciones.
La relación con el público, según Pettinato, es comparable a la que genera un artista como La Mona Jiménez. “Son tipos que tienen 90 discos, y vos decís ¿cuántas generaciones fueron a ver a La Mona? Miles, o sea, gente que creció con él, que a la vez tuvieron hijos, que después terminaron bailando. Son esas cosas. El cuarteto y el rock son músicas absolutamente infinitas y que nunca van a terminar, toda la vida van a estar, porque son músicas eternas, y el rock es así”, explicó. Pettinato reconoce que la naturaleza de Sumo y su estilo único hicieron que la banda permaneciera vigente incluso después de la muerte de Luca Prodan. “Si nosotros hubiésemos sido un grupo más New Wave, tal vez hoy terminamos como Duran Duran, que no es un grupo que lo escucha todo el mundo. Yo siempre le decía a Luca: ‘no entiendo el estilo que tenemos, porque no puede ser que esté ‘Que me pisen’ al lado de ‘Debede’, y me decía ‘Nosotros somos rock, nosotros hacemos lo que queremos’. Fue tal cual, por eso mismo el grupo siguió esta especie de camino eterno”.
Armar el repertorio de cada show no es tarea sencilla. Pettinato enfatizó que se trata de una lista cuidadosamente seleccionada de “greatest hits”, los temas que la gente realmente quiere escuchar. “Eso es un problema, ¿podés creer que eso es un problema? porque nosotros teníamos un grupo que no tenía hits. La verdad que la gente no conocía los temas nuestros como conocía los de Soda Stereo. Todo el mundo me dice ‘¿cómo no tocaste tal tema?’ y la verdad te juro, ¿sabés lo que costó hacer la lista? Finalmente ahora llegamos a lo que yo llamo la lista perfecta, y ahora sí tocamos la lista perfecta, que es lo que todo el mundo quiere escuchar”. Entre los temas que más disfruta tocar están ‘Crua Chan’, por su instrumentación particular, y ‘La Rubia Tarada’, que fue de los últimos en incorporar. Pero admite que siempre hay demandas de los fans y, a veces, decide hacerse el distraído. “El que siguen pidiendo siempre, y a veces no lo hago, porque ya estoy muy cansado, es ‘El Ojo Blindado’”.
La figura de Luca Prodan sigue presente en cada show. Pettinato lo recuerda con una mezcla de cariño y fascinación: su sonrisa, su calvicie y su manera de vivir con casi nada lo hicieron único. “Nunca conocí a un tipo que realmente no tenga nada, nada. Toda la vida de Luca entraba en ese bolsito de m…, y adentro tenía un walkman, dos o tres cassettes y una botella de ginebra. Nunca vi algo así”, rememora, y agrega que las camisetas que usaba Luca se volvieron míticas entre los fans.
El clima creativo dentro de Sumo, según Roberto, era intenso y espontáneo. La composición se hacía en el momento, muchas veces en circunstancias improvisadas. Recuerda, por ejemplo, cómo surgió ‘La Rubia Tarada’ mientras él y Luca estaban en el baño, usando la tapa del inodoro como mesa para escribir ideas. “Eso es importante, tener un cantante que sepa hacer canciones de cabo a rabo”, subrayó, destacando la capacidad única de Prodan para generar melodías y letras de manera instantánea.
Pettinato se permitió imaginar qué habría sido de Sumo si Luca estuviera vivo. “Hoy seríamos los Rolling Stones. Seríamos tipos que viajan por toda Latinoamérica, en estadios, realmente sería una cosa increíble”, dijo, recordando el intento de reunión en el Quilmes Rock 2007, cuando logró juntar a los miembros sobrevivientes de la banda. Sin embargo, admite que un regreso completo hoy parece improbable y que la mejor manera de vivir la experiencia Sumo es a través de su proyecto. “Vengan a ver esta banda que es lo más cercano a Sumo que van a ver, el sonido es tremendo… ya está, es así, es lo que te va a quedar, no está toda la banda, pero Pettinato sigue levantando el estandarte”.

Entre la música y la televisión
La relación de Pettinato con los medios también ha marcado su carrera. Aunque se reconoce showman, asegura que hoy se siente más músico que nunca. Mantiene un streaming en Rosario, pero dejó atrás la televisión masiva. “La gente te va a ver cuando tocas música, la gente te va a ver cuando haces stand-up, la gente te va a ver cuando haces un programa de tele, la gente te escucha cuando haces radio, y nada de todo eso pasaría con otro conductor, eso es lo bueno, estar en todos lados y no estar en ninguno”, reflexionó. Su perfil mediático nunca ha opacado su costado musical: quienes asisten a los shows de Sumo lo hacen por la música, no por sus otras facetas.
Pettinato también se animó a evaluar la actualidad de la televisión y la radio en Argentina. Destacó casos particulares como Mario Pergolini, Guido Kaczka y Santiago Del Moro, reconociendo su capacidad para mantener programas exitosos y crear proyectos propios. Sin embargo, dejó en claro que él mismo no se siente capaz de replicar esos modelos: “Yo no sé hacer eso, yo siempre digo lo mismo: no sé cantar, no sé bailar y no sé actuar, solo soy una estrella”.

En cuanto a la escena musical contemporánea, Pettinato encuentra motivos para la esperanza. Mencionó bandas y artistas como NAFTA, Pez, Indios, Carca y Babasónicos, y destacó a Lali como ejemplo del éxito femenino. Sobre el rock en un contexto dominado por trap y reggaetón, señaló que “los géneros clásicos como blues y rock and roll son imposibles de matar y seguirán vigentes”. Además, reconoció que jóvenes artistas como Wos y Trueno mantienen un vínculo con el rock, aprendiendo y conociendo su historia mientras transitan por estilos más modernos. “Todos los géneros pueden convivir, en todas las provincias hay música y lugares para todos, todas las provincias tienen desde folklore, metido también con rock, y siempre está el bolichón del rock, el antro rockero y siempre está el antro rapero y hay de todo, como se dice, hay gente para todo”.
Con un estilo irreverente y sin filtros, también compartió su mirada sobre la Argentina actual. Reconoció que la situación varía según la provincia, destacó la organización y riqueza relativa de Córdoba y confió en que la prioridad sea dejar que el gobierno actúe. Pero, advirtió, su preocupación principal es el futuro. “Por ahora lo único que hay que dejar es que este presidente haga lo que sabe que tiene que hacer, por más que loco que uno lo vea o más raro que uno lo vea, es lo que la gente votó. Me preocupa más quién va a venir después, te juro, porque no veo a ninguno”.
Finalmente, sobre la posibilidad de un reencuentro de Sumo, Pettinato fue claro: “Yo hice lo imposible para juntarlos y pude en el 2007, pero no creo que ahora Sumo de verdad vaya a volver”. Lo que sí queda es la certeza de que su banda es la mejor manera de revivir la energía y el espíritu de aquel grupo fundamental del rock argentino. “En Córdoba va a salir bien porque encima nos aman, porque como digo siempre, Sumo es un grupo que se desarrolló en Buenos Aires, pero es un grupo cordobés, es un grupo de Nono, ahí se hicieron los discos, entonces es un grupo cordobés”, concluyó.