Desde hace algunos años, los diferentes sistemas de construcción en seco dejaron de ser una novedad experimental para convertirse en una opción concreta al momento de ampliar o reformar viviendas. En Córdoba, tanto estudios de arquitectura como empresas constructoras locales incorporaron estos métodos de manera estable en sus propuestas, sobre todo en proyectos de ampliación, segunda planta y remodelaciones parciales.
El argumento técnico más escuchado en obra es directo: el tiempo. Un entramado de perfiles livianos y placas permite ejecutar tabiques, cielorrasos y sobrecargas de techo en semanas, frente a los meses que demanda la albañilería tradicional.
Esa velocidad reduce costos indirectos —alojamiento, pérdida de uso del espacio, logística— y facilita terminar los detalles de diseño sin improvisar. Empresas del sector lo sintetizan en su comunicación con un mensaje claro: “Convertimos proyectos en hogares: rápidos, limpios y personalizados.”
El ahorro real se ve en los plazos y en la eficiencia de obra.
Un cambio reconocido oficialmente
El crecimiento de este tipo de obras no pasó inadvertido. Desde el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Córdoba, el Instituto de Estadísticas y Costos (IEC) incorporó el metro cuadrado en seco a su simulación mensual de referencia, un reconocimiento técnico que refleja la demanda creciente y la necesidad de medir su costo real frente a la obra húmeda tradicional.
Esa inclusión permite proyectar presupuestos con criterios comparables y da respaldo institucional a una práctica que ya está instalada en el mercado.
Los sistemas en seco permiten obras internas sin trastocar la vida cotidiana.
Ventajas prácticas
En reformas puntuales —como ampliaciones de cocina, baños o dormitorios sobre galerías— la construcción en seco permite trabajar con precisión y menor impacto: se demuele menos, no se usan componentes húmedos y se genera menos polvo y residuos. En locales comerciales, además, reduce el tiempo de cierre, un factor decisivo para mantener la actividad.
Las empresas locales destacan también la sustentabilidad del sistema. Los materiales secos suelen ser más reciclables y generan menos escombros; además, los paneles con buen aislamiento reducen el consumo energético a mediano plazo.
Sin embargo, la sostenibilidad real depende del diseño integral y la correcta elección de materiales. Incorporar lana mineral, barreras de vapor y sistemas de ventilación mecánica es clave para evitar condensaciones y garantizar la durabilidad del conjunto.
Virtud. Los métodos se adaptan a diferentes edificaciones.
Para los arquitectos y técnicos, la exigencia es otra: el sistema requiere precisión de diseño. Los errores no se corrigen fácilmente en obra.
“La gran ventaja de estos sistemas constructivos es que se pueden realizar todo tipo de ampliaciones. Al ser obra seca y liviana, facilita modificaciones, sobre todo, en casas que no son aptas o no fueron proyectadas para segunda planta”, explica Pablo Calvetti, titular de la empresa Sofi House.
Un nuevo lenguaje constructivo
La construcción en seco llegó para quedarse en Córdoba. Y no solo a partir del steel frame: también existen métodos combinados, que integran madera, acero y paneles compuestos. Hoy se materializan especialmente en viviendas unifamiliares y anexos habitacionales.
Esa tendencia marca el paso hacia soluciones que integran diseño arquitectónico y procesos industriales, con componentes fabricados en planta y ensamblados luego en obra. De este modo, se minimizan errores, se reduce el desperdicio de materiales y se acorta el tiempo de ejecución.
No hay límites para diseñar a partir de este nuevo lenguaje arquitectónico (imagen gentileza de Barbieri).
“No es una solución mágica: es una herramienta de proyecto”, señalan desde Steel Build, una de las firmas locales que más proyectos en seco desarrolla. “Cuando se la usa con control de detalle y criterios de diseño claros, permite ampliar, intervenir y embellecer sin entorpecer la vida cotidiana. El ahorro real aparece en el calendario y en la convivencia, no siempre en la planilla de materiales”, advierten los especialistas.
Diseño y estética
Para un arquitecto, la construcción en seco no es sólo rapidez: es control sobre la envolvente y las terminaciones. Las placas brindan superficies planas y ajustes milimétricos que facilitan empotrar muebles, carpinterías y rejas, además de resolver cielorrasos continuos y muros listos para terminaciones finas. Los paneles SIP y otras soluciones prefabricadas suman aislamiento térmico y acústico, a la vez que reducen tiempos de ejecución sin perder calidad en el acabado.
En ampliaciones, donde el desafío es “sumar sin chocar” con lo existente, la ligereza estructural del steel framing permite sobrecargas en losas o ampliaciones en planta alta sin necesidad de reforzar la estructura original. Es una virtud cuando se trata de casas antiguas o de barrio, donde el peso adicional puede ser un límite técnico.
Costos y realidad del mercado
La lectura popular —“construcción en seco = barato”— ya no se sostiene. Los informes recientes del sector muestran que el metro cuadrado en seco puede igualar o incluso superar en precio al método tradicional, dependiendo de la calidad de materiales, aislaciones y terminaciones.
En términos prácticos, el ahorro real se ve en los plazos y en la eficiencia de obra, no necesariamente en el presupuesto total.
Esa realidad lleva al proyectista a justificar la elección por su valor agregado: menor interrupción del uso, mejor comportamiento termoacústico y posibilidad de prefabricar partes en taller. Para el cliente, el punto clave es comparar presupuestos con la misma especificación técnica (mismos niveles de aislación, cielorrasos y carpinterías) y no por nombre comercial del sistema. Solo así se obtiene una evaluación justa.
Hay una clara tendencia a la industrialización de los proyectos.
Razones de una tendencia
1. Tiempo como factor decisivo. Lo que equivale a menos gastos indirectos y menor afectación del uso del espacio.
2. Reconocimiento institucional. El Colegio de Arquitectos de Córdoba, a través del IEC, incorporó el costo del metro cuadrado en seco en sus informes mensuales.
3. Diseño y precisión. Más que rapidez, el método ofrece control estético: superficies planas, ajustes milimétricos y terminaciones finas. Los paneles SIP y sistemas prefabricados permiten un acabado de alta calidad sin improvisaciones.
4. Ventaja estructural en ampliaciones. El steel framing y otros sistemas livianos permiten sumar metros en planta alta sin reforzar estructuras existentes, clave en viviendas antiguas o urbanas con limitaciones técnicas.
5. Costos reales y percepciones. Ya no es más barato que la obra húmeda. El ahorro proviene de la eficiencia en tiempos y materiales, no del presupuesto inicial. Requiere comparar especificaciones iguales.
6. Obras más limpias y sostenibles. La ausencia de componentes húmedos reduce residuos y polvo. Los materiales son reciclables y los buenos aislamientos bajan el consumo energético. La sustentabilidad depende del diseño técnico, no sólo del material.
7. Mayor exigencia técnica. Demanda planificación precisa y ejecución controlada. Los arquitectos deben prever juntas, aislaciones y terminaciones antes del inicio de obra.
8. Tendencia a la prefabricación. La combinación de diseño y procesos industriales marca el rumbo. Elementos modulares se producen en planta y se ensamblan en obra, reduciendo tiempos y desperdicios.
Recomendaciones prácticas
1. Compará presupuestos con la misma calidad de materiales y terminaciones.
2. Pedí al profesional el detalle de aislaciones, estructura y revestimientos.
3. Consultá plazos reales de ejecución y garantías por escrito.
4. Verificá referencias del proveedor o empresa antes de contratar.
5. Supervisá avances periódicos: en obra seca, la precisión del armado
define el resultado final.