Pensar y diseñar una isla del sol es crear un rincón de bienestar. Un sector que combina confort, naturaleza y diseño, donde la mente se “pone en remojo” y el cuerpo se conecta con la energía vital de la temporada.
En Córdoba, donde el patio y la galería son parte de la identidad cultural, este concepto se resignifica. Las islas del sol representan una evolución de la costumbre de vivir el exterior. Para los especialistas en diseño son espacios pensados para el disfrute consciente, para reconectar con el entorno natural y con uno mismo.

costumbre de vivir el exterior.
La madera como aliada
En ese contexto, la madera aparece como material estrella: versátil, cálida y capaz de adaptarse a todos los presupuestos. Desde decks y pérgolas hasta reposeras y bancos, su presencia otorga identidad y naturalidad a cada isla.
“La madera es una gran aliada. Su versatilidad es inigualable. Es un material que nunca pasa de moda y que nos conecta con el bienestar y el disfrute”, destaca la arquitecta Viviana Insaurralde, especialista en marketing para AkzoNobel en Sudamérica.
Además de su estética, es un material que transmite una sensación de refugio y calidez que se potencia en contacto con la naturaleza. No es casual que sea el preferido para quienes buscan un espacio de descanso que combine diseño y funcionalidad.
Tipos de islas
La tendencia se adapta a distintos estilos de vida y necesidades. Entre las diversas posibilidades, pueden distinguirse tres tipos principales de islas:
- Sol pleno: orientadas para recibir luz solar durante casi todo el día. Reposeras de madera y yute junto a decks son los protagonistas. Ideales para quienes disfrutan del bronceado y del contacto directo con la energía solar.
- Equilibradas: combinan sol y sombra. Incorporan media-sombras, sombrillas y techos retráctiles como recursos principales. Son perfectas para quienes buscan flexibilidad y un espacio que se adapte a diferentes momentos del día.
- Sombreadas: pensadas para quienes prefieren frescura y resguardo. Decks bajo pérgolas o árboles ofrecen calidez sin exposición extrema. Son la opción más elegida en zonas serranas, donde el sol puede ser intenso en verano.

Beneficios del aire libre
El contacto con la naturaleza no sólo embellece el hogar: también mejora la salud física y mental. Estudios recientes señalan que pasar tiempo al aire libre reduce el estrés, equilibra la presión arterial, favorece la concentración, y disminuye la ansiedad y la depresión. Además, fomenta la interacción social y el sentido de comunidad.
“En Sierras Chicas, la gente busca cada vez más espacios de sombra y descanso en sus patios. Es una forma de reconectar con el entorno serrano y con uno mismo”, destaca la arquitecta Luciana Vega, especialista proyectos de Neuroarquitectura.

El aire libre relaja, y la madera otorga infinitas posibilidades para crear un espacio de descanso que se convierta en parte de un ritual de autocuidado: un lugar donde poder relajarse, broncearse, callar la mente, conectarse y, por qué no, sanar.
El mantenimiento, clave para la durabilidad
La madera, noble por excelencia, requiere cuidados frente a la intemperie. Su exposición permanente al sol, la lluvia, el viento y la polución obliga a contemplar productos de protección que funcionen por impregnación, que sean flexibles, que no se cuarteen y que mantengan la madera en buenas condiciones.
Hoy el mercado ofrece líneas específicas para decks, formuladas con alto nivel de resistencia y durabilidad. La línea Balance de Cetol, por ejemplo, se destaca por su fácil aplicación, rápido secado y bajo olor. Estas cualidades redundan en ahorro de tiempo y menor probabilidad de adhesión de partículas.

También existen productos que cumplen funciones protectoras y decorativas. Una tendencia es la madera blanca translúcida que permite apreciar la veta. Otra es la de preservar la madera natural.
Para estructuras más expuestas, como pérgolas, barras de balcón o hamacas, lo ideal es usar productos con filtro UV y moléculas de que retardan el envejecimiento de la película, y garantizan su cuidado por más de cuatro años, aplicándolo en sólo un día.
Cultura y pertenencia
El recurso conecta con una tradición mediterránea y latinoamericana: el sol como símbolo de identidad y vitalidad. En Córdoba, esa relación es aún más fuerte. “Siempre hablamos de la fuerza del sol serrano. Llevarlo en la ropa o en el patio es casi un gesto de pertenencia”, afirma Vega.
Las islas del sol, entonces, no son sólo un espacio físico: son un símbolo cultural que refleja la manera en que los cordobeses viven y celebran el verano. Son mucho más que un recurso estético: son un ritual de autocuidado.
Se trata de un espacio que invita a relajarse, broncearse, callar la mente y sanar. En Córdoba, donde el sol y la naturaleza forman parte de la identidad, estas islas se convierten en el escenario perfecto para vivir la temporada con plenitud.

La madera, con su versatilidad y calidez, se consolida como protagonista indiscutida. Y su protección, clave para que la belleza dure siempre como el primer día.
En definitiva, se trata de crear un refugio luminoso y vital, un rincón que recuerde que el bienestar también se construye en casa, bajo el sol, en contacto con la naturaleza y con uno mismo.










