Melani Cordi y Fátima Giménez.
De nuestra Redacción.
El Día de los Enamorados genera emociones contradictorias. Para muchas parejas, es una ocasión para celebrar el amor, pero para aquellos que atraviesan rupturas o momentos de soledad, puede desencadenar angustia.
En este contexto, Elisa Scardino (M.P: 3978), a quien estas fechas tocan de manera especial por su doble profesión como psicóloga y florista, junto a Natalia Traversi (M.P: 3431), psicóloga especializada en relaciones de pareja, dialogaron con HOY DÍA CÓRDOBA sobre cómo San Valentín influye en las emociones de las personas, especialmente cuando las expectativas sociales marcan el ritmo de la vida en diferentes etapas.
Scardino y Traversi coinciden en que, en los últimos años, el Día de los Enamorados ha adquirido una relevancia creciente, impulsada principalmente por el marketing.
«La publicidad y las redes sociales nos bombardean con mensajes sobre la celebración del amor, lo que puede generar malestar en aquellos que no se sienten incluidos en esta festividad», explican.
Ambas recuerdan que, en sus años de adolescencia, el 14 de febrero no era tan importante ni tenía el mismo nivel de comercialización que tiene hoy. «Para nosotras, y muchas de nuestras amigas, no era una fecha significativa. No tenía la presión social ni el componente comercial que ha alcanzado en los últimos tiempos», reflexionan.
El Día de los Enamorados también puede afectar a las personas solteras de diversas maneras. «El compararse con otros, sentir envidia o la presión por no estar en una relación, puede impactar negativamente en la autoestima», indican las psicólogas. Esto plantea el interrogante de si realmente se desea estar en pareja, o si esta es una expectativa impuesta por la sociedad que genera exclusión en quienes no la cumplen.
«Conectar con la exigencia de lo que ‘deberíamos’ alcanzar a cierta edad puede hacer que algunas personas vivan este día con angustia, frustración o incluso dolor, al no cumplir con un ideal socialmente esperado», apuntan.
Para quienes atraviesan una ruptura reciente, el 14 de febrero puede intensificar el dolor. «Es un momento donde se conecta con la ausencia del otro, con lo que se tenía y ya no está», afirman las especialistas. Sin embargo, reconocen que estos sentimientos no siempre son negativos:»El malestar puede ser una oportunidad para elaborar el proceso de duelo y afrontar las emociones que surgen». Por su parte, para quienes están en pareja “es una fecha que tiene que tener relevancia, y si por alguna razón el otro no responde a lo esperado, también sobreviene la desilusión y hasta quizá la desvalorización o el sufrimiento”, destacaron.
En esta línea, las profesionales compartieron lo que se manifiesta en sus consultorios: «Se sufre por eso que no se tiene, pero no se mira lo que sí se tiene. Entonces el sufrimiento es por lo que me imagino que el otro le pasa y a mí no».
Desarmando el mito de la «media naranja»
Scardino y Traversi también abordan el mito de la «media naranja», que aún persiste en la creencia popular. «Este concepto sostiene que el amor romántico es la única fuente de plenitud. Pero la realidad es que cada persona es completa por sí misma, y la relación de pareja debe basarse en una responsabilidad compartida, no en la necesidad de ‘completar’ al otro», afirman.
En cuanto a las nuevas generaciones, las psicólogas destacan un cambio en la forma en que se ven las relaciones y aseguran: «Las personas jóvenes están cuestionando la idea tradicional de la media naranja y priorizan sus proyectos personales. Viajar, lograr metas profesionales y el bienestar individual están por encima de la idea de casarse o tener hijos como condición de felicidad”.
Hacia una concepción más diversa del amor
Frente a las presiones sociales, Scardino y Traversi sugieren que una de las estrategias más efectivas es la revisión constante de lo que se nos impone. «La educación y la información, como la ESI, son herramientas clave para discernir entre lo que nos exigen y lo que realmente deseamos», indican.
Ambas se muestran optimistas respecto a las transformaciones en la forma de vincularse. «Estamos avanzando hacia una concepción de amor más diversa, menos centrada en la pareja tradicional. El proceso de deconstrucción está en marcha, permitiendo que existan acuerdos más inclusivos y, por ende, un mayor bienestar, tanto para quienes siguen el formato tradicional como para quienes no lo hacen», concluyen.
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