Después de un verdadero sábado negro, el derrumbe de las criptomonedas seguía en la mañana de este domingo, con la caída de las dos principales especies cripto, bitcoin y ethereum, a las que se sumaban la mayoría de las demás cripto, en un colapso que también se extiende al subsector de las llamadas DeFi, o finanzas descentralizadas.
De este modo, a las 8 de la mañana argentina el bitcoin cotizaba en torno de los US$ 27.400 y su capitalización caía por debajo de los US$ 523.000.000.000, acumulando así pérdidas por más de 5% en las últimas 24 horas y 7,40% en los últimos siete días, como fue la tendencia de la criptomoneda en 10 de las últimas 11 semanas.
En el caso de ethereum, la segunda cripto de mayor capitalización, el derrumbe era aún más pronunciado, 7,5% en las últimas 24 horas y 18% en los últimos siete días, a menos de US$ 1.458 y una capitalización inferior a US$ 177.000.000.000.
La capitalización de las más de 11.000 criptomonedas reportadas por el sitio CoinMarketCap caía así a 1,1 billones de dólares, prácticamente un tercio de los US$ 3,2 billones que llegó a valer hacia fines del año pasado.
Ethereum, la segunda cripto por capitalización, cayço 7,5% en las últimas 24 horas y 18% en los últimos siete días.
Tether, la tercer cripto de mayor capitalización, sostenía su valor, por tratarse de una “stablecoin” de valor fijo respecto al dólar, con una capitalización de US$ 72.400 millones. Esta cripto, asociada a BitFinex, es la más usada en las transacciones entre criptomonedas, por lo cual el debilitamiento general del universo cripto es también una lápida sobre su futuro.
Un dato destacable es que el volumen de operaciones en criptomonedas en las 24 horas aumentó nada menos que 26,5%, a poco más de US$ 84.300.000.000, reflejo de la convulsión interior del sistema, en el que la mayoría de los tenedores busca liquidar al menos parte de sus tenencias, lo que dificulta encontrarle un piso a la caída. A su vez, las transacciones con stablecoins (como Tether) explicaron casi 86% del volumen negociado en las últimas 24 horas.
Todas señales de una crisis de confianza en las bases del sistema, cuya infraestructura, señaló recientemente la revista inglesa The Economist, “está definitivamente quebrada”.
El clima financiero y las condiciones de funcionamiento del mercado criptográfico se deterioró rápidamente luego de una pausa a principios de junio, a un mes del colapso de Terra, una stablecoin algorítimica a su vez ligada a otra criptomoneda, Luna, cuyo valor colapsó, borrando en 48 horas unos US$ 40.000.000.000 de valor en las billeteras digitales de sus tenedores y produciendo una cascada inmediata de pérdidas de US$ 300.000.000.000. Desde entonces, hace ya un mes, el universo cripto no ha logrado restablecer la confianza.
Los datos de inflación en Estados Unidos difundidos el viernes, que significaron la tasa de aumento interanual de los precios mayor de los últimos 41 años, fueron otro golpe a las ilusiones de recuperación del sistema cripto y de los mercados bursátiles, pues se descuenta que la Reserva Federal deberá ahondar su política de aumento de tasas y restricción de liquidez para combatir la inflación, y le será cada vez más difícil evitar una recesión económica de alcance mundial.
Este clima financiero se mezcla con reclamos cada vez más numerosos y sonoroso para regular y fiscalizar el criptomercado, por sus efectos sobre los sistemas financieros en general y por sus derivaciones delictivas, en particular como medio para el lavado de dinero y otras operaciones ilícitas.
En los primeros días de la pasada semana, bitcoin, que tiene varias resurrecciones en su haber, había insinuado una recuperación, hasta US$ 31.700, pero finalmente sucumbió ante fuerzas mayores y a menos que se recupere en las próximas horas, este domingo cerraría en su nivel más bajo desde el 21 de diciembre de 2020, hace más de dos años y medio.