En el corazón del barrio General Paz, sobre la calle Libertad 1544, se encuentra Lo del Armenio, un restaurante que invita a viajar sin moverse de Córdoba. La propuesta no se limita a la gastronomía: es una puerta de entrada a la historia, las costumbres y la espiritualidad de la cultura armenia.
Ubicado en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, el local retoma una tradición culinaria vinculada a las familias armenias que se establecieron en General Paz desde principios del siglo XX, tras huir del genocidio. Su presencia dejó huella en la identidad del barrio, en su arquitectura y también en su mesa.
“Queremos que la gente se lleve un sabor, pero también una historia”, afirma Fabián Keymetlian, creador del espacio. La frase resume la esencia del lugar: además de platos típicos, el restaurante ofrece experiencias que remiten al hogar de cualquier familia armenia, con sabores, símbolos y tradiciones que trascienden la mesa.
Comida con memoria
La carta se pensó inicialmente con un objetivo claro: recrear los sabores que cada armenio reconoce como propios. “Queríamos compartir lo que comemos en nuestras casas habitualmente”, explica Keymetlian. Así nació un menú que combina clásicos infaltables como el lehmeyún (la empanada armenia, abierta o cerrada), los sarmá (niños envueltos en hoja de parra) y el kebab al fierrito (carne picada condimentada).

También hay platos más complejos que solían reservarse para grandes reuniones, como el manté (barquito de masa relleno de carne vacuna y especias, con caldo, madzún/yogurt) o el madzunov kefté (sopa tibia de yogurt con menta, mini kefté rellenos de manteca especiada).

La cocina se apoya en ingredientes cotidianos —carne, arroz, yogurt, masa filo—, pero se distingue por el uso de condimentos únicos. Entre ellos se destaca el chemen, basada en fenogreco molido. “Es el condimento más distintivo de nuestra gastronomía, el que marca la diferencia”, asegura.
Picadas armenias y shawarma
Una de las opciones más elegidas por quienes visitan el restaurante por primera vez son las picadas armenias, que permiten probar varias preparaciones en una sola tabla. Se ofrecen en diferentes versiones: frías simples (con hummus, mutabel, tabulé, laben, chikefté y pan armenio), vegetarianas, premium o completas.
La opción completa incluye además del tapeo frío, lehmeyún abiertos y cerrados, y platos calientes como sarmá, sini kefte y pashá berek. Ideal para compartir o para quienes quieren un recorrido amplio por la gastronomía tradicional.
También se destaca el shawarma, servido en pan lavash en forma de cono, con láminas finas de carne, tomate, cebolla, ají, madzún y aderezos. Hay una versión vegetariana con falafel —bocadillos fritos de garbanzo—, y ambas pueden pedirse también al plato.

El “baklava argento”
Aunque el respeto por la receta original está presente en cada plato, Lo del Armenio también se anima a los cruces culturales. El caso más emblemático es el postre que se volvió marca registrada: el baklava argento.
La versión clásica lleva capas de masa filo, nueces o pistachos, canela y almíbar. Pero el toque distintivo lo da un ingrediente inesperado: el dulce de leche.
“Quisimos fusionar lo armenio con lo argentino, y el dulce de leche es parte de esa identidad. Lo propusimos como una alternativa y gustó tanto que quedó fijo”, cuenta Keymetlian.
Un bocado crujiente, suave y perfumado, que condensa el espíritu del restaurante: una síntesis entre dos culturas servida en un plato.
La carta completa puede consultarse en este enlace.

Mística en la taza: la lectura de borra de café
En octubre del 2024 —mes de la cultura armenia— sumaron una propuesta que fue un éxito inmediato: la lectura de la borra del café armenio. Desde entonces, se realiza dos miércoles por mes y se convirtió en un ritual esperado.
La dinámica es simple: el comensal bebe su café, lo vuelca, espera… y una especialista interpreta las figuras que deja la borra seca. Pero detrás de ese gesto hay una carga simbólica poderosa.
“En las casas armenias siempre hubo alguien que ‘lee el café’. En mi familia lo hacía mi tía, después de cada comida. Es algo que se transmite, a veces se hereda, otras veces se estudia. Pero siempre hay alguien”, relata Keymetlian. El recuerdo de su tía, refleja una práctica común en muchas familias armenias.
Hoy, en Lo del Armenio, esa tradición se resignifica en clave de experiencia cultural. Algunos miércoles, si cenás allí, podés elegir que tu café de sobremesa llegue con lectura de borra. Las próximas fechas son el 6 y 20 de agosto. La actividad tiene cupos limitados, requiere reserva previa y tiene un costo adicional.
La técnica, conocida como cafeomancia, combina intuición, simbolismo y algo de magia. Las consultas giran en torno al amor, el trabajo, la salud o los viajes. «Es una experiencia distinta, que conecta con lo emocional y deja algo para pensar”, resume el anfitrión.
Un espacio que educa y emociona
Lo del Armenio va más allá del concepto de restaurante. En sus paredes se ven imágenes de monumentos históricos, inscripciones en el alfabeto armenio y símbolos que invitan a la conversación. Los mozos no solo sirven platos: están preparados para responder preguntas, contar anécdotas y compartir historia.
“Todo está pensado para que quien venga se lleve algo más que un buen plato”, dice su fundador. Por eso, además de cenas temáticas y eventos privados, el local ha organizado catas de vinos armenios, charlas sobre historia y participa activamente en actividades de la comunidad. También proyecta abrir otras sucursales, sin perder la identidad que lo hizo crecer: pasos firmes, desde lo íntimo y lo auténtico.
“Nuestra filosofía es simple: que la gente conozca Armenia comiendo. Que los sabores les cuenten nuestra historia”, resume Keymetlian. Una historia de exilio, memoria y reconstrucción, que hoy encuentra en Córdoba una nueva forma de decir “bienvenidos”.