El Centro de Almaceneros publicó este lunes el informe de su Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) correspondiente a octubre de 2025, mostrando la continuidad de un panorama complejo.
Durante el pasado mes, la inflación se ubicó en 2,3%, un número que, según el reporte, refleja en gran medida los efectos de la «volatilidad cambiaria preelectoral«. La dinámica del tipo de cambio, que mostró un breve descenso tras las elecciones legislativas para luego recuperarse con fuerza, generó un «traslado parcial» de sus variaciones a los precios internos.
El rubro de mayor impacto fue Alimentos y bebidas sin alcohol, que registró un incremento del 2,8%. Este aumento fue impulsado por fuertes subas en productos esenciales como lácteos (5%), carne vacuna (7%), y aceites, harinas y farináceos (7%). Este comportamiento en los precios de la comida fue un componente clave para explicar el índice inflacionario general del mes.
Emergencia social: hambre, deuda y asistencia estatal
La contracara del informe económico es un estancamiento crítico de los indicadores sociales, que muestra un agravamiento de la inseguridad alimentaria en niveles alarmantes. Los datos, obtenidos de 2.500 encuestas de hogares, son contundentes:
- El 58% de los hogares no logró cubrir de manera satisfactoria la Canasta Básica Alimentaria (CBA), lo que implica consumos por debajo de los parámetros nutricionales mínimos.
- Entre quienes sí la alcanzaron, el 72% solo lo consiguió gracias a la asistencia estatal (AUH, Tarjeta Alimentar, programas provinciales).
- Situaciones extremas se han normalizado: en el 51,4% de los hogares, al menos una persona debió eliminar una comida al día (principalmente la cena); el 30,5% reportó hambre no satisfecho; y en uno de cada cinco hogares (19,7%) se pidió comida o dinero para alimentarse.
- El 10,8% de las familias declaró que algún miembro comió solo una vez al día o ayunó forzadamente.
El acceso a la alimentación se sostiene cada vez más sobre mecanismos de deuda. El informe detalla que el 90,8% de las familias tuvo que financiar sus compras de alimentos en octubre, principalmente mediante tarjetas de crédito (39,7%) o comprando «al fiado» (39,3%). Solo un 9,2% pudo afrontar sus gastos alimentarios sin recurrir a ningún tipo de financiamiento.
Consumo en caída libre
En sintonía con este contexto, octubre se consolidó como el peor mes del año en ventas minoristas, con una caída interanual del 9,5% en volumen. En el acumulado de los primeros diez meses del año, la retracción alcanza un dramático 22,4% respecto al mismo período de 2024, explicado por la continua pérdida del poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación.
El IETSE advierte que esta persistencia inflacionaria, que «difícilmente vuelva a perforar el piso del 2% mensual» por el resto del año debido a las subas previstas en tarifas de servicios públicos, prepagas y combustibles, seguirá erosionando los ingresos y restringiendo el consumo interno.









