Si bien destacó que algunos indicadores macroeconómicos del país parecen estabilizarse, el cardenal y arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, advirtió que eso no se traduce en una mejora real para los sectores populares.
“Puede ser que dé una cierta serenidad psicológica, pero la realidad no cambió. Esta macroeconomía todavía no baja a toda la gente. Yo no soy técnico, pero sí le creo a mi gente. Me lo dicen en los comedores, en los barrios, en las parroquias. Lo que vemos es más hambre, más necesidad y más dolor: puede que la inflación haya bajado, pero la pobreza no. La pobreza subió”, dijo en alusión a los efectos concretos en la vida cotidiana de la población.
En tal sentido, la máxima autoridad de la iglesia católica de Córdoba aclaró que “esto no es novedoso. No es que este Gobierno y en estos tiempos se inventó esta pobreza. Venimos de décadas. Pero lo que sí está claro es que (la situación) no se ha suavizado, diría que en algunos ámbitos se han agudizado las necesidades”.
“A veces uno escucha declaraciones que no coinciden con lo que vivimos todos los días. Hay una especie de irrealidad. ¿De qué país están hablando?”, se preguntó. La referencia de Rossi, ineludible, es hacia el gobierno de Javier Milei.
El cardenal no dudó en hablar de los sectores más golpeados por el ajuste nacional: los jubilados. “Hoy en día, un abuelo tiene que optar entre comer o medicarse. Eso habla de una sociedad decadente”, sentenció. También mostró su preocupación por los jóvenes: “Los chicos están apostando desde el celular, se endeudan, se desesperan. Inclusive, esto hay que decirlo porque es grave: hay casos de suicidio vinculados a esto”, alertó en una entrevista con el diario Perfil Córdoba.
Al respecto, cuestionó las medidas gubernamentales que recortan programas sociales o desfinancian comedores: “Metimos a todos en la misma bolsa. Hay mujeres heroicas en nuestros barrios que sostienen ollas con lo poco que tienen. Y ahora resulta que todas son ladronas”, expresó en referencia a las acusaciones contra organizaciones sociales.
A pesar de que ponderó el compromiso de muchas figuras del ámbito eclesiástico, Rossi reconoció que la iglesia como institución también tiene desafíos pendientes. “Necesitamos mayor compromiso. Nos falta meter más los pies en el barro”, admitió. Y añadió: “La gente necesita sentirse acompañada. Tal vez no podamos solucionar todos los problemas, pero sí hacer que no se sientan solos”. En ese sentido, elogió la solidaridad espontánea del pueblo: “Muchas veces los más sencillos son los que tienen más sensibilidad. Gracias a dios, todavía hay vecinos que se cuidan entre sí”.
“Hay temas que no se pueden gambetear”
Consultado por el rol de la clase política, el arzobispo de Córdoba fue claro: “Hay de todo. Algunos se comprometen de verdad y otros especulan. Pero lo cierto es que hay temas que no se pueden gambetear: el hambre, el trabajo, los medicamentos para los abuelos”.
En esa línea, insistió en que estas problemáticas trascienden lo político o ideológico: “Cuando se descuida a los niños y a los viejos, cuando la política ya no se hace cargo de lo humano, eso indica que estamos en presencia de una decadencia social. Nos estamos deshumanizando. Y eso no es ni religioso ni político: es humano”.