Como un acto más de los muchos que se realizaron en el año 2010 con motivo de la celebración de los 200 años de la Revolución de mayo, fechas en que nos imbuía un espíritu patriótico solo comparable a cuando nos atraviesa en los mundiales de futbol (a propósito ese año se jugó el de Sudáfrica y salimos 5to), a la Municipalidad de Córdoba, cuyo intendente era Daniel Giacomino, se le ocurrió plantar un árbol en algún sitio de la ciudad como legado a sus habitantes en acción que simbolizara la vida, el futuro, el compromiso ambiental, la restauración de la naturaleza y la esperanza de un mundo mejor.
Ese árbol serviría de sombra a nuestros descendientes en el próximo Tricentenario. Se hizo un acto solemne, se dijeron hermosos discursos, intendente y concejales se sacaron fotos acercando tierra al entonces frágil arbolito -pala en mano, bue- se cantó el himno y a sus pies se colocó una placa -como no- con el nombre del hombre de San Francisco y se prometió cuidarlo «in saecula saeculorum» para toda la posteridad. Ah, todo pagado por el erario público. Pero no se contaba entonces con las costumbres de nosotros los habitantes de esta docta villa que precisamente no tenemos integrado a nuestra convivencia armónica el cuidado del mobiliario urbano y su foresta.
Pocos meses después la plantita ya había desaparecido, pocos años más tarde voló la placa; solo quedaba el circulo de hierro contenedor donde nada más había yuyos rodeado de baldosas rojas. Hoy en día ni siquiera eso. Todo el tiempo ese lugar es pisado por los miles de personas que transitan por el lugar donde debiera haber la sombra de un ya quincenario árbol; no está ni siquiera su memoria.
Seguramente son miles los cordobeses que ni enterados de su efímera existencia, tal vez si le preguntáramos al ex intendente y luego diputado nacional tenga un vago recuerdo. Ese árbol de futuro centenario fue plantado en la vereda de enfrente al Mercado Norte, allí donde se encuentran hoy varias verdulerías, en la intersección de Sarmiento con pasaje Estado República de Israel. Una pena grande y ejemplo de la desidia e infravaloración de nuestras historias a las que estamos acostumbrados.
Daniel Oscar Almada
DNI: 11284922
Tu voz también cuenta. Compartí tus crónicas, reflexiones, reclamos o experiencias con nuestra comunidad. Podés publicar de dos maneras: redactando tu nota directamente desde el botón visible en la sección Hoy Comunidad o enviando tu texto a redaccion@hoydiacordoba.info, siempre firmando con tu nombre completo y DNI.









