Los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) expresaron un fuerte rechazo a la posible privatización de las centrales nucleares del país, con manifestaciones en distintas sedes y un comunicado público en el que alertaron sobre el “desguace” del sector nuclear argentino.
Durante la jornada, se realizaron un banderazo en el edificio de Constituyentes, la lectura de una carta abierta al presidente de la CNEA, Germán Lavalle, en Bariloche, y asambleas en las centrales de Ezeiza y Mendoza. En todas las instancias, los trabajadores expresaron su oposición a las políticas de ajuste y privatización.
En un comunicado, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en la CNEA denunció que la gestión de Javier Milei busca vender Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) a capitales privados, “apropiándose del superávit que genera la empresa y poniendo en riesgo la soberanía energética nacional”.
Los empleados advirtieron que este plan se enmarca en un proceso más amplio de parálisis de proyectos estratégicos, como el desarrollo de la central nuclear nacional CAREM, la posible entrega de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y la privatización de la producción del reactor RA-10. También señalaron la “destrucción” de líneas de trabajo por falta de presupuesto y la renuncia de personal especializado debido a “salarios indignos”.
Además, denunciaron que el congelamiento salarial dejó a más del 80% de la planta por debajo de la línea de pobreza. A esto se suman jubilaciones compulsivas, la eliminación de pases a planta permanente y el abandono de becarios y contratados por la precariedad laboral.
En su pronunciamiento, los trabajadores reclamaron al presidente de la CNEA una recomposición salarial urgente, la regularización de becarios y contratados, un presupuesto real para sostener los proyectos y el fin del vaciamiento y la privatización del sector nuclear.