La primera ministra Theresa May salvó momentáneamente la ropa en su presentación ante la Cámara de los Comunes, donde terminó apoyado una enmienda a su plan del Brexit que le permite mantener el control sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Aprobada por 317 votos de los diputados frente a 301, la enmienda le ordena a May renegociar con Bruselas la cuestión irlandesa, punto clave en el contundente rechazo que sufrió el acuerdo sellado con la UE a mitad de mes en el cuerpo legislativo.
“Esta moción nos dará el mandato que necesitamos para poder negociar con Bruselas un acuerdo que obtenga el respaldo mayoritario de la Cámara”, argumentó May al exponer su nueva posición ante los diputados británicos, que terminaron dándole una nueva oportunidad.
La cláusula propuesta por el conservador Graham Brady insta al Ejecutivo británico a buscar “arreglos alternativos” a la polémica salvaguarda conocida como “backstop”, impuesta por la UE para garantizar la continuidad de una frontera abierta entre las dos Irlandas a pesar de la salida del bloque del Reino Unido. “El mundo ya sabe lo que esta Cámara no quiere: hoy necesitamos lanzar un enfático mensaje respecto a lo que sí queremos”, proclamó May.
Ocurre que el bloque europeo se mostró reacio a reabrir el acuerdo para una nueva negociación, sellado en noviembre pasado tras dos años de arduas negociaciones. El lunes mismo, en vísperas de la crucial votación en el Parlamento británico, la Comisión Europea (CE) había insistido con que el acuerdo no se abrirá a una nueva renegociación.
La estrategia de May consiste entonces en mostrar a Bruselas un apoyo claro del Parlamento a su plan para forzar la reapertura de las negociaciones sobre este punto. En este sentido, resultó clave la respuesta del líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, quien tras la votación se mostró dispuesto a reunirse con la primera ministra para acordar un plan del Brexit que su partido pueda respaldar en la Cámara de los Comunes.
Corbyn había rechazado hasta ahora todas las invitaciones de la jefa de Gobierno para sentarse a dialogar, pero cambió su posición tras la aprobación de otra enmienda central al Acuerdo de Salida en la misma sesión de ayer: un rechazo al “Brexit duro” (esto es, una salida del bloque sin acuerdo alguno), que recibió un respaldo de 318 diputados de diversas formaciones contra 310 votos en contra. Apenas a dos meses de la fecha fijada para el Brexit, el Reino Unido juega así todas las fichas para forzar a Europa a una nueva negociación contrarreloj para acordar una salida lo menos traumática posible.









