BRUSELAS.- Los británicos y holandeses dieron ayer el puntapié inicial para los cuatro días de votación en la Unión Europea (UE) con vistas a elegir a los más de 700 eurodiputados que comandarán el nuevo Parlamento del bloque, con el fantasma común del nacionalismo euroescéptico de derecha acechando a todo el continente. Más de 400 millones de electores en 28 países están llamados a las urnas para designar a sus 751 representantes. La mayoría votan el domingo y los resultados no comenzarán a anunciarse oficialmente hasta esa noche. Pero ayer ya hubo un anticipo en Holanda y el Reino Unido, cuyos ciudadanos se vieron obligados a participar del comicio luego de la postergación de la salida del bloque de su país para el 31 de octubre.
Precisamente, la crisis del Brexit dominó las elecciones inglesas en medio de crecientes rumores de una inminente renuncia de la primera ministra Theresa May, sacudida por el último rechazo a su plan de salida del bloque. Tras una campaña de tonos surrealistas, pues nadie imaginaba participar de estos comicios y los legisladores electos no llegarían a asumir en el nuevo Parlamento, el claro favorito en las encuestas era el Partido del Brexit, del polémico Nigel Farage, que intenterá aprovechar el descontento ciudadano con el Partido Conservador (que en los sondeos figuraba en un catastrófico quinto lugar) para terminar de desplazar a May del Ejecutivo británico y asestarle simultáneamente un golpe al Partido Laborista opositor. El descalabro era tal que cientos de ciudadanos europeos denunciaron ayer que no pudieron ejercer su derecho a voto en el reino porque fueron rechazados en las mesas de votación, presuntamente por “errores administrativos”, según el órgano supervisor de los comicios británicos.
Muy distinta era la situación en Holanda, la nación más eurófila de la unión, donde sin embargo los primeros sondeos de boca de urna publicados anoche por la televisión nacional le daban el triunfo a la socialdemocracia, que habría obtenido cinco de los 26 escaños que le correspondían al país. Si bien los resultados definitivos no se publicarán hasta el domingo -junto con los del resto de la UE-, estas encuestas aventaban el fantasma del nacionalismo extremo al destruir las expectativas generadas en torno a Thierry Baudet, líder de la nueva ultraderecha nucleada en el Foro por la Democracia (que lograría tres asientos), y el xenófobo Partido de la Libertad, liderado por Geert Wilders, que sólo lograba un escaño. A su vez, la democracia cristiana y los liberales de derecha (miembros de la coalición de Gobierno), obtenían cuatro escaños cada uno, mientras que el Partido Ecologista se llevaba los otros tres escaños, a la misma altura de Baudet, que se venía perfilando como “el ídolo político del año”, en palabras del analista Claes de Vreese.
La noticia es un bálsamo para los defensores del bloque continental, que aún deben enfrentar desafíos cruciales en Francia con el partido ultraderechista de Marine Le Pen (que los sondeos anticipan que superaría al oficialismo del presidente Emmanuel Macron) y en Italia con la Liga de Matteo Salvini (que figura como claro favorito). Los partidos de extrema derecha esperan obtener, en total, entre 180 y 250 escaños, fuerza que no les alcanzaría para impedir la toma de decisiones en el Parlamento pero los pondría como una importante fuerza de perturbación del equilibrio interno.
No obstante, según el último Eurobarómetro, publicado por el Parlamento Europeo, la proporción de ciudadanos que respalda la adhesión de su país a la UE alcanza el nivel récord del 61%, inédito en el bloque desde inicios de los años 1990. El raid electoral seguirá hoy con checos e irlandeses, mientras que mañana lo harán letones, malteses y eslovacos.
Reclaman la renuncia de Theresa May
LONDRES.- La primera ministra británica, Theresa May, se veía sometida ayer a una intensa presión para fijar una fecha de renuncia al cargo después de que fracasara su última maniobra para conseguir la aprobación del Brexit por parte de la Cámara de los Comunes, eclipsando unas elecciones europeas que darán testimonio de la división del Reino Unido en torno a la salida de la Unión Europea (UE). No sólo desde el opositor Partido Laborista reclamaban ayer su renuncia, sino que también lo hacían los ministros de su Gabinete y diputados del Partido Conservador, que ella comanda, además de toda la prensa inglesa. Pero la primera ministra amenazaba con intentar ahora una nueva salida: ayer se mostró dispuesta a retirar su plan del Brexit y negociar otro, a cambio de continuar en Downing St. Sin embargo, si como se preveía el Partido del Brexit del xenófobo Nigel Farage gana las elecciones de ayer, su sentencia estaría dictada, además de la suerte del propio proceso de salida del Reino Unido, ya que los “brexitiers” (como se denomina a los partidarios del Brexit) podrían empujar al país a una salida sin acuerdo de la UE.