El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reunió de urgencia con su gabinete y pactó encuentros con parlamentarios y alcaldes para las próximas 48 horas, pese a que el gobierno dijo que el nivel de violencia estaba disminuyendo después de que la quinta noche consecutiva de disturbios por la muerte de un adolescente a manos de la policía dejara ayer, otra vez, más de 700 detenidos.
Anoche, hasta las 23.30 (las 18.30 en la Argentina), la policía había detenido a 49 personas en todo el territorio nacional, informó el Ministerio del Interior.
Macron, que el sábado aplazó una visita de Estado a Alemania, vive su segunda gran crisis en pocos meses tras las manifestaciones contra la reforma para elevar la edad jubilatoria que impuso por decreto, sin pasaje parlamentario, aunque con el aval de la justicia constitucional.
Ayer mantuvo una reunión de urgencia, que no estaba incluida en la agenda presidencial, con su primera ministra, Élisabeth Borne, y siete ministros más del gobierno, para tratar los graves disturbios desatados tras la muerte de un adolescente por un disparo de un policía en Nanterre el martes.
La cita fue un «punto de situación» para tener una «actualización de la situación», según fuentes del Elíseo citadas por medios franceses.
Hoy el primer mandatario recibirá a los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado, y el martes, a alcaldes de «más de 220 localidades» afectadas por los disturbios de los últimos días, anunció un asistente a la reunión, según la agencia de noticias AFP.
El presidente también pidió a Borne que reciba a los presidentes de los grupos políticos del parlamento mañana, agregó la misma fuente.
Entre los asistentes a la reunión de urgencia de parte del gabinete estuvieron el ministro del Interior, Gérald Darmanin, y el de Justicia, Éric Dupont-Moretti, según la agencia de noticias Europa Press.
El objetivo del encuentro fue subrayar la «firmeza» y la unidad del gobierno, rodeándose de siete ministros ante la violencia desatada en las principales ciudades del país desde hace cinco días.
El sábado detuvieron al menos a 719 personas en medio de un gran despliegue de seguridad para sofocar la peor ola de agitación social en años, otro desafío a la autoridad de Macron y que volvió a reflejar un hondo descontento en barrios pobres afectados por la discriminación y la falta de oportunidades.
Uno de los incidentes más graves ocurrió en una localidad en los suburbios de París, L’Hay les Roses, donde un auto en llamas fue estrellado a la madrugada contra la casa del alcalde, Vincent Jeanbrun, y provocó un incendio.
La esposa y uno de los dos hijos pequeños del alcalde resultaron levemente heridos y Jeanbrun, que estaba en la municipalidad, denunció un «intento de asesinato».
Según la Fiscalía de París, que es la fiscalía general de Francia, los primeros indicios apuntaban a que «el vehículo fue lanzado con la intención de quemar la casa». Borne calificó el ataque de «intolerable».
En señal de solidaridad, la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) convocó hoy a una protesta para mañana frente a las municipalidades del país, afirmó el alcalde de la ciudad de Cannes, David Lisnard. Lisnard dijo al canal TF1 que la asociación invitaba a la ciudadanía a sumarse.
El Ministerio del Interior señaló que la mayoría de las detenciones de anoche fueron por tenencia de objetos susceptibles de ser utilizados como armas o proyectiles.
En la madrugada del sábado , los detenidos fueron unos 1.300, la cantidad más alta desde el martes.
«Noche más tranquila gracias a la acción decidida de las fuerzas del orden», dijo anoche Darmanin en Twitter.
Pese a ello, unos 45 policías y gendarmes resultaron heridos, 577 vehículos y 74 edificios fueron incendiados y se registraron 871 incendios en vías públicas, dijo la cartera de Interior en su parte diario.
Por segunda noche consecutiva, el ministro movilizó 45.000 policías y gendarmes, incluidos 7.000 en París y en los suburbios de la capital, con refuerzos en la sureña Marsella y en Lyon, en el centro este, las principales ciudades afectadas el día anterior por enfrentamientos, destrucciones y saqueos.
La ola de violencia se desató por la muerte de un joven, Nahel M., por un disparo a quemarropa de un policía en un control de tráfico el martes en Nanterre, cerca de París. El hecho fue filmado por un testigo.
La violencia en Francia, que será sede este año del Mundial de Rugby y en 2024 de los Juegos Olímpicos, preocupa en el extranjero.
Varios países europeos, incluido el Reino Unido, aconsejaron a sus ciudadanos no viajar a las zonas afectadas por la violencia.
El consulado de China en Marsella pidió a los ciudadanos que estén «atentos y tengan precaución» después de que medios estatales informaran que lanzaron piedras contra un colectivo que transportaba a turistas chinos en esa ciudad.
La ONU advirtió el viernes de los «profundos» problemas de «racismo y discriminación racial» entre las fuerzas de seguridad francesas, una consideración que el Gobierno estimó «totalmente infundadas».
La violencia y la ira de los jóvenes de los barrios populares recuerdan los disturbios que sacudieron a Francia en 2005, después de la muerte de dos adolescentes perseguidos por la policía.
En París, la policía desplegó un importante dispositivo en la avenida de los Campos Elíseos, donde las vidrieras de los comercios estaban protegidas con tablones de madera y se veían grupos de jóvenes bajo la atenta mirada de los agentes.
En un intento por frenar la espiral de violencia, muchos municipios, en particular en la región de París, impusieron un toque de queda y prohibieron la circulación de colectivos y tranvías a partir de las 21.
Nahel, el adolescente que murió por el disparo en un policía, fue enterrado ayer en Nanterre, cerca de París, en presencia de su madre, su abuela y cientos de personas, en una ceremonia «muy tranquila».
La abuela de Nahel llamó hoy a la calma tras cinco noches de protestas.
«Quiero que todo esto pare, a la gente que está rompiendo cosas les digo que paren», afirmó la mujer, identificada como Nadia, en una conversación con la televisora Bfmtv.
Nadia dijo que parte de los manifestantes usan la muerte de su nieto «como excusa» para destruir el país.
Dijo también que estaba «cansada» de la crisis e indicó que la situación era todavía peor para su hija, la madre de Nahel, a la que «ya no le queda vida», lamentó.
También hoy, una petición en apoyo a la familia del policía que mató a Nahel, ya llevaba recaudados más de 700.000 euros, mientras la iniciativa de recaudación para la familia del joven fallecido llegó apenas a los 100.000 euros.
«Apoyo a la familia del policía de Nanterre, Florian M. que ha hecho su trabajo y que ahora está pagando un alto precio. ¡Apóyalo masivamente y apoya a nuestra policía!», señala la petición, iniciada por el periodista de extrema derecha Jean Messiha.
El policía que le disparó, de 38 años, está detenido desde el martes, acusado de homicidio voluntario.