El presidente estadounidense, Joe Biden, condenó ayer un nuevo tiroteo en el cual el gerente de un supermercado mató a seis empleados y luego se suicidó. Sucedió en el estado de Virginia, el martes a la noche. El asesino habría ingresado a una sala donde los empleados tomaban un descanso para comer y abrió fuego contra ellos.
Se trata del segundo tiroteo masivo en Estados Unidos en pocos días y en medio de un alarmante incremento de este tipo de ataques. “Debido a otro acto de violencia horrible y sin sentido, ahora habrá aún más mesas en todo el país que tendrán sillas vacías este Día de Acción de Gracias”, dijo en un comunicado. “Tenemos que tomar más medidas”, sostuvo.
En junio pasado, el Congreso aprobó aumentar el control sobre las armas de fuego, tras un pacto entre demócratas y republicanos. La nueva ley, rubricada por Biden, incluye una revisión del proceso de compra de armas para los menores de 21 años y extiende a todo el país las llamadas normas de “alerta de peligro” (“Red Flag”), que permiten activar un procedimiento legal para confiscar las armas de fuego de quienes representen un peligro para terceros o para sí mismos.