El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, invocó poderes de emergencia para poner fin a protestas en rechazo a las medidas sanitarias contra el coronavirus, Francia prohibió directamente las manifestaciones y Bélgica bloqueó a vehículos que proponían llegar a Bruselas, en una jornada que raleó el movimiento antivacunas y antirestricciones.
Después de que las autoridades de Ontario, la provincia más poblada del país, anunciaran que el pasaporte de vacunación, blanco de protestas desde fines de enero, dejaría de tener vigencia en marzo, Trudeau anunció en conferencia de prensa que «el gobierno federal ha invocado la Ley de Emergencias para complementar la capacidad provincial y territorial de hacer frente a los bloqueos y ocupaciones».
El primer ministro anunció la resolución después de reunirse de manera remota con los líderes de las provincias, reportó la agencia AFP.
La decisión dividió el tablero y mientras algunos gobernadores respaldaron a Trudeau, como el premier conservador de Ontario, Doug Ford, al menos los de Quebec, Alberta y Saskatchewan advirtieron que no se acoplarían a las medidas de emergencia.
“A estas alturas no ayudaría al clima social; hay mucha presión y creo que debemos tener cuidado”, expresó el primer ministro de Quebec, Francois Legault.
Las protestas obtuvieron el apoyo de extremistas de derecha y ciudadanos armados en Canadá, y fueron alentadas en Estados Unidos por personalidades de la televisora Fox News, conservadoras como el expresidente Donald Trump, y camioneros que consideraban hoy la posibilidad de realizar una protesta en marzo.
La llamada «caravana de la libertad» canadiense, que sirve de inspiración para una nueva ola en varios países europeos y en Australia y Nueva Zelanda, comenzó a fines de enero a raíz de la ira de camioneros que debían vacunarse contra la Covid-19, testearse o aislarse para poder cruzar la frontera con Estados Unidos.
Justamente Francia prohibió hoy manifestaciones contra las medidas anticovid en los alrededores de la sede de la Eurocámara en Estrasburgo, al inicio de cuatro días de sesión plenaria.
«Parece que varias caravanas se formaron para alcanzar Estrasburgo» hoy, «llegar a las instituciones europeas» y «dificultar el tráfico», reza una nota de la prefectura del Bajo Rin, que representa el Gobierno.
Tras las protestas en París el fin de semana, una parte de las columnas de opositores al pasaporte de vacunación, venidos de toda Francia, pusieron rumbo a Bruselas, mientras que algunos enfilaron hacia la ciudad de Estrasburgo.
La prefecta Josiane Chevalier, citada por la agencia de noticias AFP, indicó que la prohibición se prolongará hasta el jueves por la noche, para evitar «desórdenes públicos», pero indicó desconocer el número de manifestantes que se dirigen a Estrasburgo.
Las fuerzas de seguridad, a las que Chevalier pidió «firmeza», podrán multar y detener a quienes infrinjan la prohibición, que se exponen además a dos años de prisión y 4.500 euros de multa, entre otras sanciones.
Una treintena de esos autos que buscaban converger en Bruselas fueron bloqueados hoy por las autoridades belgas, dijo el alcalde de la capital, Philippe Close.
La protesta había sido prohibida en el país y la Policía se desplegó en varias rutas para controlar el acceso a la capital.
«Hasta ahora hemos visto entre 400 y 500 vehículos (…), automóviles, autocaravanas y camionetas pequeñas. Unos 30 o más fueron bloqueados y los otros se ‘evaporaron'», dijo Close a la radio La Première (del servicio de radio y TV belga en francés, RTBF).
De acuerdo con el alcalde, a primera hora de la mañana, unas pocas decenas de vehículos habían llegado al Parking C, una enorme zona de estacionamiento en las afueras de Bruselas hacia donde la policía desvió a los participantes de la protesta.
Close opinó que en Francia el movimiento de protesta había demostrado hasta ahora ser «menor de lo que temían las autoridades francesas’, y básicamente compuesto por personas en sus vehículos personales, y no con camiones como en Canadá.
También el Ejecutivo de Nueva Zelanda anunció un endurecimiento de sus medidas, según la primera ministra, Jacinda Ardern, que denunció la “intimidación y el acoso” de quienes protestan hace una semana en Wellington, la capital.
En un principio, la policía había permitido que los manifestantes acamparan alrededor del Parlamento, pero el jueves pasado dio un giro y arrestó a 122 personas.
Si bien la cantidad de manifestantes se redujo a unos pocos cientos la semana pasada, el fin de semana volvió a aumentar y llegó a casi 3.000, justo cuando el país sufre su primer brote generalizado de coronavirus tras haber mantenido cerradas sus fronteras la mayor parte de la pandemia, lo que parece haber colmado la paciencia de Ardern.
“Tengo un parecer muy claro sobre los manifestantes y la forma en que han llevado a cabo su protesta, porque ya ha dejado de ser una forma de expresar una opinión y se ha convertido en intimidación y acoso de las personas en el centro de Wellington”, dijo la premier a periodistas.
“Eso no se puede tolerar”, advirtió, informó la cadena BBC.
Las manifestaciones sí cobraron vida en Israel, porque miles de vehículos convergieron hoy hacia Jerusalén desde varias ciudades, sobre todo desde Eilat y Tiberiades, en sur y norte del país, respectivamente, con banderas israelíes en sus ventanas y afiches que reclamaban «Libertad».
La caravana, que tenía por destino el Parlamento en el centro de Jerusalén, provocó importantes embotellamientos, y la policía israelí no indicó una cifra estimada de participantes.
Los organizadores indicaron que varias decenas de miles de personas participaron en la manifestación, la primera de este tipo en el país.
Israel fue uno de los primeros países que lanzó una vasta campaña de vacunación, en diciembre de 2020, y en la actualidad cerca de la mitad de la población ya recibió las tres dosis de la vacuna.
También fue de los primeros países en instaurar un pase sanitario.