El gobierno peruano decretó ayer un frustrado “toque de queda” para casi toda la jornada en Lima y el vecino puerto del Callao, tras un paro parcial de transportistas que el lunes causó bloqueos de rutas y disturbios en ambas localidades, con el balance provisional de un muerto, pero la medida terminó generando aún más rechazo contra el mandatario y expuso su precariedad.
“Ante los hechos de violencia que algunos grupos han querido crear (…) y en aras de restablecer la paz y el orden interno (…), el Consejo de Ministros ha aprobado declarar la inamovilidad ciudadana (toque de queda) desde las 2 de la mañana hasta las 11:59 de la noche del día martes 5 de abril para resguardar la seguridad ciudadana”, dijo el presidente Pedro Castillo en un mensaje al país por televisión cerca de la medianoche.
Tras el anuncio, la Defensoría del Pueblo exigió el cese inmediato de la medida, que consideró “inconstitucional” y “desproporcionada”, y poco después presentó un recurso de “habeas corpus” para que la Justicia la derogue. Pero además, el “toque de queda” tuvo poca efectividad ya que desde las redes sociales convocaron a marchar hacia la Plaza San Martín y el Parlamento en la capital del país, en rechazo a la medida anunciada por Castillo.
De hecho, un conjunto considerable de ciudadanos se movilizó ayer hacia las inmediaciones del Congreso y los medios de prensa informaron que hubo enfrentamientos con la policía, mientras que la presidenta del Poder Judicial (PJ), Elvia Barrios, convocó con carácter de urgencia al Consejo de Estado por la crisis social que atraviesa el país. Tras esa instancia, al cierre de esta edición, Castillo informó el levantamiento del “toque de queda”, en una jornada confusa donde se hablaba de nuevos muertos.