Los resultados de las elecciones presidenciales del domingo, con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva por el 48,43% de los votos sobre el 43,20% del presidente Jair Bolsonaro, define a un país polarizado en extremo, que ayer comenzó a desandar las cuatro semanas que faltan para el ballottage con un grado de incertidumbre pocas veces visto.
Las campañas enfrentarán cabeza a cabeza a los dos principales políticos de Brasil, cuyo principal objetivo estará en conquistar a los votantes de centroderecha de Simone Tebet (tercera en el comicio con el 4,21% de los votos o 4.854.204 sufragios), y de centroizquierda de Ciro Gomes (3,08% o 3.524.458 votos); además del enigmático 21% de ciudadanos que se abstuvo de votar, porcentaje que representa más de 30.000.000 de votos.
El panorama que dejaron los comicios tampoco permite anticipar ningún resultado con seriedad. Si bien Lula le sacó más de cinco puntos a su contrincante ultraconservador y rompió el récord histórico de votos que sacó un candidato en una primera vuelta de las elecciones de Brasil –con más de 57.000.000 de votos que le permitieron vencer en 14 de los 27 estados del país-; Bolsonaro obtuvo también importantes victorias en las elecciones legislativas y de gobernadores celebradas en paralelo al duelo presidencial, al punto que dominará el nuevo Congreso y quedó muy bien posicionado en los grandes estados.
Su remontada de más de diez puntos por sobre lo que anticipaban las encuestas también le da un empuje inusitado, que coloca a Bolsonaro en situación de paridad respecto a Lula ante la sociedad. Además, maneja planes sociales claves en las franjas más humildes y sumará el aparato de los gobernadores electos que le responden.
Sin embargo, la historia le juega en contra, ya que nunca en Brasil ocurrió que el candidato que salió segundo en la primera vuelta lograra revertir la situación en la segunda. De hecho, los comicios del domingo marcaron la primera vez en la historia que un candidato opositor vence a un Presidente en ejercicio que busca su reelección.
Por lo pronto, ambos postulantes buscaron mostrarse ayer confiados en sus primeras declaraciones: “Voy a ganar las elecciones, a recuperar el derecho del pueblo a ser feliz. El pueblo brasileño necesita, merece y tiene derecho a ser respetado nuevamente”, expresó Lula vía Twitter. Casi en forma inmediata, Bolsonaro replicó: “Nuestros oponentes solo se prepararon para una carrera de 100 metros. Estamos listos para un maratón. ¡Luchemos con confianza y con cada vez más fuerza, seguros de que venceremos por la Patria, por la familia, por la vida, por la libertad y por la voluntad de Dios!”, escribió.
Respecto al resto de los postulantes, Tebet adelantó que la decisión sobre a qué candidato respaldar “ya está tomada” en el Movimiento Democrático Brasileño, aunque aclaró que “hablaré en el momento adecuado”. Como senadora desde 2015, Tebet votó a favor de la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff (PT), aunque también se destacó por criticar el negacionismo de la pandemia de Bolsonaro. Gomes, a su vez, se declaró “profundamente preocupado por el país” y pidió a la prensa “unas horas” para sentar posición. “Nunca he visto una situación tan compleja, tan desafiante… Denme unas horas más para hablar con mis amigos, con mi partido, para que podamos encontrar la mejor manera, el mejor equilibrio para servir a la Nación”, dijo Gomes.
Convocatoria a los partidos opositores
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer que el 60% de la población votó en contra del mandatario Jair Bolsonaro y convocó a los partidos opositores de todo espectro político a respaldarlo en el ballottage del 30 de octubre.
En sus primeras declaraciones públicas, Lula pidió a sus aliados expandir el discurso y conversar con quienes no lo apoyaron el domingo. “El 60% de la población rechazó a este Gobierno, por primera vez un Presidente en ejercicio pierde en primera vuelta y ahora va a perder en la segunda porque somos especialistas en ganar elecciones en segunda vuelta”, dijo Lula luego de reunirse con su comité de campaña durante cuatro horas para diseñar el plan electoral de cara al ballottage.
El objetivo de Lula es obtener el respaldo explícito de los candidatos derrotados Simone Tebet, del Movimiento de la Democracia Brasileña (4,1% de los votos); Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (3%) y Soraya Thronicke, de Unión Brasil (0,51%). “A partir de mañana deberá haber menos conversaciones entre nosotros y más conversaciones con los electores que no nos votaron”, definió Da Silva.
El bolsonarismo controlará el Congreso
«El bolsonarismo puede celebrar”, escribió la analista Míriam Leitão en el diario O Globo, en referencia al triunfo de Jair Bolsonaro en gobernaciones claves y en el Congreso, donde ganó más bancas legislativas que el sector de Lula da Silva.
Al menos nueve ex ministros y el vicepresidente, Hamilton Mourão, obtuvieron triunfos en los comicios para elegir los gobernadores de los 27 estados; pero el triunfo de Bolsonaro fue aún más contundente en el Congreso, que podrá convertirse en un dolor de cabeza para Lula en caso de que gane el ballottage.
“Tendremos un Congreso muy bolsonarista que ya se anticipa como hostil en caso de que Lula gane”, anticipó el cientista político Vinicius Vieira, de la Fundación Armando Alvares Penteado (Faap).
En efecto, el Partido Liberal (PL) del actual jefe de Estado se encamina a tener la mayor bancada en la Cámara de Diputados, con 99 legisladores propios, y en el Senado, donde junto a agrupaciones aliadas tendrá al menos 14 de los 27 escaños. En Diputados, el bloque formado por el PL y sus aliados llegaría al menos a 143 de las 513 bancas, mientras que el PT y los aliados a Lula quedarían en 110 bancas.