Un nuevo fantasma estremece al mundo desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó el viernes pasado a la nueva variante B.1.1.529 del coronavirus, bautizada como “Ómicron”, que fue clasificada como “preocupante” por el máximo organismo de la ONU.
“La variante B.1.1.529 fue notificada por primera vez a la OMS por Sudáfrica el 24 de noviembre de 2021 (…). Esta variante tiene un gran número de mutaciones, algunas de las cuales son preocupantes”, informó el grupo de expertos encargado por la OMS de seguir la evolución del Covid-19. Los expertos alertaron que se trata de “la versión más mutada del virus que se ha visto” hasta el momento, con algunas características de “evasión innata” de la inmunidad, que levantaron preocupación por la efectividad que puedan llegar a tener las vacunas.
La nueva cepa, en efecto, tiene una gran cantidad de mutaciones –calculan que alrededor de 30- en la proteína de pico del coronavirus, lo que podría afectar la facilidad con que se propaga a las personas. Se trata de un cambio en la proteína de la espiga, según explicó a The New York Times Tulio de Oliveira, director de la Plataforma de Secuenciación de Investigación e Innovación de la provincia costera sudafricana KwaZulu-Natal. En el receptor ACE2 -la proteína que ayuda a crear un punto de entrada para que el coronavirus infecte las células humanas- la nueva variante tiene 10 mutaciones: en comparación, la variante Beta tiene tres y la variante Delta dos, precisó De Oliveira.
Sharon Peacock, quien dirigió la secuenciación genética de la cepa en el Reino Unido en la Universidad de Cambridge, precisó que, hasta hora, los datos sugieren que la nueva variante tiene mutaciones “consistentes con una transmisibilidad mejorada”, pero aclaró que “la importancia de muchas de las mutaciones todavía no se sabe”. “Esto podría ser grave, muy grave incluso, pero para adelantarse a los hechos todavía faltan datos”, aseveró a su vez William Hanage, investigador de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, quien consideró que “los epidemiólogos simplemente están dando la voz de alarma”.
Por su parte, Lawrence Young, virólogo de la Universidad de Warwick (Inglaterra), describió a Ómicron como “la versión más mutada del virus que hemos visto”. El especialista agregó que es preocupante que, aunque la variante solo se detectó en niveles bajos en partes de Sudáfrica, “parece que se está extendiendo rápidamente”.
En efecto, la nueva cepa ya fue detectada en gran parte de Europa, el Reino Unido, Nueva Zelanda e Israel.
Australia y Países Bajos confirmaron de hecho ayer sus primeros casos de la variante Ómicron en viajeros, mientras que Israel y otros países endurecieron sus controles para impedir la propagación de la cepa identificada en el sur de África. Marruecos se convirtió ayer mismo en el primer país en suspender el ingreso de vuelos de cualquier lugar del mundo, durante dos semanas desde hoy, debido a la rápida difusión de la variante.
Sin embargo, la OMS intentó cortar la escalada de una paranoia global al cuestionar ayer las drásticas restricciones de viaje aplicadas al sur de África y pidió que las decisiones “se guíen por la ciencia”. “Las restricciones de viaje pueden jugar un papel en reducir levemente la expansión del Covid-19, pero imponen una pesada carga en las vidas y en los medios de vida”, recordó la oficina de la OMS para África. Por ahora, reina la incertidumbre.
La Unión Europea vuelve a cerrar sus fronteras
Europa reaccionó rápidamente a la aparición de la nueva variante detectada en Sudáfrica: desde el viernes, los distintos gobiernos decidieron cerrar sus fronteras a los viajeros que intenten arribar desde el sur de África.
Las naciones tienen el aval implícito de la Unión Europea (UE), cuya presidenta, Úrsula von der Leyen, ya advirtió que propondrá “activar el freno de emergencia para interrumpir los vuelos” de aquella región.
El primer país en blindarse fue el Reino Unido, que prohibió desde el sábado la entrada de personas procedentes de seis países del continente africano: Sudáfrica, Namibia, Lesoto, Zimbabue, Botsuana y Esuatini. Alemania, Italia, Francia, República Checa, Países Bajos, Austria y Croacia, entre otros, se sumaron pronto a la medida británica.
La OMS reclama ayuda para los países de África
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se expresó ayer en contra de las drásticas restricciones de viaje aplicadas al sur de África y pidió que en cambio el primer mundo apoye a los países africanos.
“La OMS está con los países africanos que han tenido el coraje de compartir con valentía información de salud pública que salva vidas, ayudando a proteger al mundo contra la expansión del Covid-19, aseveró la directora de la oficina de la OMS para África, Matshidiso Moeti, que alabó la “rapidez y la transparencia de los Gobiernos de Sudáfrica y de Botsuana” a la hora de “informar al mundo” de esta nueva cepa.
Asimismo, urgió a los países a “respetar sus obligaciones legales” porque es “crucial” que los países que comparten datos reciban apoyo del resto del mundo.