Los hechos por los que fueron condenados los combatientes de Rusia ocurrieron en septiembre en la localidad de Borova, donde el grupo secuestró, detuvo de forma ilegal y torturó de forma sistemática a tres vecinos de un pueblo cercano para intentar sacarles información.
El grupo mantuvo a personas detenidas en una fosa en el suelo, taparon sus cabezas con bolsas de plástico y los interrogaban aplicándoles tortura para que dijeran lo que supuestamente sabían, que les interesaba a los combatientes. También los amenazaban de muerte, hasta que finalmente los liberaron.
Los cuatro hombres fueron interceptados y apresados en combate en la región norteña de Kharkiv en octubre de este año.
El grupo estaba conformado por dos soldados rusos, miembros de la decimosexta brigada especial de la Dirección General del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia (servicio de inteligencia militar ruso), y los otros dos, mercenarios, personas con entrenamiento militar contratados por una empresa privada, para que peleen la Guerra de Ucrania, en este caso del lado ruso.
El tribunal ucraniano condenó a los cuatro hombres a once años de prisión, por violar las leyes de la guerra, según el artículo 438 del código penal, uno por cada crimen de guerra cometido, lo mismo que había pedido la fiscalía, informaron los Servicios de Seguridad de Ucrania (SBU).
Sin embargo, la sentencia todavía puede ser apelada por los defensores de los condenados.
Por otra parte, las partes en conflicto no pudieron hacer un alto fuego por Navidad como algunos diplomáticos habían sugerido. En línea con eso, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky advirtió a la población de que existe la posibilidad de que las Fuerzas Armadas rusas “estén activas” y evaluando si realizar, o no, nuevos ataques en los días cercanos a Navidad o después.