Los líderes del G7 reafirmaron su apoyo a Ucrania ante la invasión rusa “el tiempo que sea necesario” y llamaron a un mayor desacople de sus economías a la de China en la declaración firmada hoy en la cumbre en la ciudad japonesa de Hiroshima, que contó con la presencia del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, y que generó repudios en Moscú y Beijing.
Los dirigentes de las siete economías más industrializadas (Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia), que apoyan financiera y militarmente a Kiev, ratificaron que ese respaldo será «durante el tiempo que sea necesario frente a la guerra ilegal».
En ese marco, Zelenski tuvo un agitado primer día en Japón al reunirse con el primer ministro británico Rishi Sunak, la jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz.
También dialogó con el primer ministro indio Narendra Modi, en el primer cara a cara entre estos líderes desde el inicio de la guerra y, por lo tanto, uno de los encuentros que más interés generó.
India comunicó a Rusia su preocupación por el conflicto, pero mantiene su neutralidad e incluso profundizó sus relaciones con Moscú, al que le sigue comprando material militar y grandes cantidades de crudo, pese a las sanciones internacionales.
Tras reunirse con Zelenski, Modi aseguró hoy que su país hará «todo lo posible» para resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania.
«Nos acercamos a tantos países y líderes como sea posible por el bien de Ucrania. Defensa. Programas de apoyo a largo plazo. Finanzas y economía. El primer día en Hiroshima fue muy poderoso. El segundo día lo será aún más», tuiteó el mandatario ucraniano al fin de la jornada, en referencia también a los encuentros que tendrá con el presidente estadounidense, Joe Biden, y con el primer ministro japonés, Fumio Kishida.
En su declaración, el G7 también instó a China, aliado cercano al Kremlin, a «presionar a Rusia para que cese su agresión» y «retire inmediatamente, totalmente y sin condiciones sus tropas».
Los párrafos dedicados al gigante asiático fueron más extensos, centrados principalmente en preocupaciones por sus actividades económicas y militares.
«No pretendemos perjudicar a China ni frustrar su progreso y desarrollo económico», indicó el grupo, pero agregó: «Al mismo tiempo, reconocemos que la resiliencia económica requiere la reducción de riesgos y la diversificación. Tomaremos medidas para invertir en nuestra propia vitalidad económica. Reduciremos la excesiva dependencia de nuestra cadena de suministro crítica».
Al mismo tiempo, reafirmaron su «oposición» a cualquier «militarización» china en la región Asia-Pacífico, asegurando que no existe «fundamento jurídico» para las «reivindicaciones marítimas expansivas» de China.
Además, el comunicado reiteró que la «paz y la estabilidad» en el estrecho de Taiwán es «indispensable» para la seguridad mundial, consignó la agencia de noticias AFP.
Pero el G7 también trató de mantener la puerta abierta a la cooperación y evitar que se agraven aún más las tensiones entre la segunda economía más grande del mundo: «Estamos dispuestos a construir relaciones constructivas y estables con China, reconociendo la importancia de comprometernos con franqueza y expresar nuestras preocupaciones directamente».
Sin embargo, la reacción de Beijing fue la de repudiar la declaración del G7: «Este grupo dice avanzar hacia un mundo más estable, pacífico y próspero, pero lo que en realidad está haciendo es obstaculizar la paz internacional, dañar la estabilidad regional y suprimir el desarrollo de otros países».
A través de un comunicado, el Ministerio de Exteriores chino señaló las denuncias del G7 como un «intento de ensuciar y atacar» al país, así como una «grosera interferencia en los asuntos internos» de la nación, consignó la agencia de noticias Europa Press.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, también salió al cruce y acusó a los dirigentes reunidos en Japón de querer «contener» a Rusia y a China.
La declaración de Hiroshima habla también de temas como la no proliferación nuclear, la regulación de la inteligencia artificial, la seguridad alimentaria, la energía y el cambio climático, entre otros temas.
Uno de los párrafos está focalizado en la relación con América Latina y el Caribe: «Destacamos la importancia de reforzar la cooperación con los países para defender los intereses y valores compartidos».
«Reiteramos nuestro compromiso de reforzar la coordinación con los socios latinoamericanos y caribeños y otros actores para promover el Estado de Derecho, el respeto de los derechos humanos y satisfacer las elevadas necesidades humanitarias y de seguridad en la región, especialmente en Venezuela, Haití y Nicaragua», afirmaron.
El único representante de la región invitado a Hiroshima es el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que hoy se reunió con Macron, Scholz, así como con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, entre otras bilaterales.
Lula aprovechó el encuentro para asegurar que la deuda externa con las condiciones impuestas por el FMI «destroza» a la Argentina, e intercedió a favor del Gobierno de Alberto Fernández ante Georgieva, a la que le dijo que la situación económica argentina es un elemento clave en el «equilibrio regional» de Sudamérica.
Para mañana, último día de la cumbre, está previsto que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) se reúna con Biden en una cita que tendrá también a la guerra en Ucrania como agenda, ya que Brasil es promotor de un plan de paz, a priori desestimado por las potencias occidentales y Kiev.
El líder de la Casa Blanca también tiene planeado mantener un encuentro con Zelenski, luego del anuncio de Estados Unidos de apoyar la capacitación de pilotos ucranianos en aviones de combate F-16 que podrían suministrarse en un futuro a Kiev.