Los ministros de Exteriores de los países del G7 se sumaron ayer a las condenas de la Unión Europea y la ONU y mostraron su rechazo al plan de legalización de cinco colonias israelíes hasta ahora irregulares en Cisjordania, y la ampliación de asentamientos en este territorio palestino bajo ocupación de Israel desde 1967.
“Nos sumamos a Naciones Unidas y la Unión Europea para condenar el anuncio” del ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, “de que se legalizarán cinco asentamientos en Cisjordania”, declararon en un comunicado Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, Japón e Italia, país que desempeña la presidencia de turno del G7.
Los titulares de Exteriores de las siete democracias más industrializadas del mundo rechazaron “la decisión del Gobierno de Israel de declarar más de 1.270 hectáreas de tierra en Cisjordania como ‘tierras estatales’”. El G7 también mostró su preocupación y oposición a los planes de la coalición gubernamental israelí “de ampliar los asentamientos existentes en Cisjordania ocupada con 5.295 nuevas viviendas”, así como con el establecimiento de otras tres nuevas colonias.
En paralelo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pidió en la cumbre de la OTAN que los países miembros reclamen que se respete el derecho internacional en Gaza de la misma forma que piden que se respete en Ucrania. Sánchez advirtió que aplicar un “doble rasero” sería contraproducente y debilitaría el apoyo a Ucrania. La Alianza Atlántica, sin embargo, sigue muy centrada en Ucrania como prioridad. Mientras que al país atacado por Rusia se le cita más de 60 veces en el comunicado final de la cumbre que se celebra en Washington, a Gaza ni se la menciona.
España dio el paso de reconocer al Estado palestino en mayo, en una acción coordinada con Noruega e Irlanda. Sánchez ha defendido esa decisión en Washington en un foro paralelo a la cumbre. “Creemos en la necesidad de dar un horizonte político para los pueblos en la región”, dijo Sánchez, que considera que es necesario contribuir a crear las condiciones para la existencia de un Estado palestino “que pueda coexistir en paz y seguridad con sus vecinos, especialmente con Israel”.