El papa Francisco, quien se recupera de una prolongada hospitalización por una neumonía, realizó este jueves una visita sorpresa a la Basílica de San Pedro, un día después de haber recibido al rey Carlos III de Inglaterra y la reina Camilla.
El sumo pontífice, de 88 años, llegó a la Basílica alrededor de las 13.00 horas locales donde encontró a un centenar de fieles muy emocionados que acudieron a saludarlo y ser bendecidos, informó el portal Vatican News.
— Francesco Antonio Grana (@FrancescoGrana) April 10, 2025
Tras la sorpresa del pasado domingo, cuando los 20.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el Jubileo de los Enfermos vieron llegar de repente al Papa en silla de ruedas, esta tarde, Francisco quiso también salir unos minutos antes de la Casa Santa Marta, donde continúa su convalecencia, y cruzar la Puerta de la Oración para dirigirse a la Basílica.
El papa Francisco sorprendió en Plaza San Pedro: «Buen domingo a todos»
Pero bastaron unos minutos para sobresaltar a los cientos de personas que en ese momento habían acudido a visitar San Pedro y que se congregaron para saludar al Papa.
Entre ellos, se encontraban también algunos restauradores que en ese momento estaban ocupados tras una cortina en las obras internas realizadas en los últimos meses por la Fabbrica di San Pietro, quienes estrecharon la mano de Jorge Mario Bergoglio, de varios niños a los que bendijo y de grupos enteros de peregrinos que estaban en Roma con motivo del Jubileo.
«Demasiada emoción, mi visión se nubló por las lágrimas y ni siquiera pude tomar una foto«, dijo a los medios del Vaticano monseñor Valerio Di Palma, canónigo de San Pedro.
Había regresado a la sacristía alrededor de las 12.50, diez minutos después salió atraído por el alboroto y vio la silla de ruedas con el Papa, empujada por Massimiliano Strappetti, asistente sanitario personal. Por todos lados había gendarmes intentando mantener el orden.
El Papa cruzó la Puerta de la Oración y luego se dirigió al Altar de la Cátedra y, finalmente, a la tumba de San Pío X para orar. También se detuvo en el monumento dedicado a Benedicto XV, el Papa de la Primera Guerra Mundial, y visitó las tumbas restauradas de Pablo III y Urbano VIII. Al final, saludó a algunas personas, según le fue posible, comentó monseñor Di Palma.
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