Estados Unidos llevó a cabo un nuevo ataque “cinético letal” contra una embarcación en aguas internacionales del Caribe, que dejó tres presuntos “narcoterroristas” muertos, según informó el domingo Pete Hegseth, secretario de Defensa estadounidense.
El ataque, perpetrado el viernes 17 de octubre, tuvo como objetivo un buque afiliado al Ejército de Liberación Nacional (ELN), una organización guerrillera colombiana designada como terrorista por Washington.
Hegseth precisó que la embarcación operaba en una ruta conocida de narcotráfico y transportaba “cantidades sustanciales de narcóticos”.
La operación se realizó bajo la dirección del presidente Donald Trump, en un área supervisada por el Comando Sur, que coordina las operaciones militares de Estados Unidos en Latinoamérica.
Ningún soldado estadounidense resultó herido durante el ataque.
Por su parte, Hegseth difundió un video del bombardeo, en el que comparó a los carteles de drogas con la organización terrorista Al Qaeda, al justificar la ofensiva.
“Estos carteles son la Al Qaeda del hemisferio occidental, que usan la violencia, el asesinato y el terrorismo para imponer su voluntad, amenazar nuestra seguridad nacional y envenenar a nuestro pueblo”, declaró Hegseth. “Serán perseguidos y aniquilados, igual que Al Qaeda”, añadió.
Tras el ataque, Estados Unidos capturó a dos personas, el primer operativo con sobrevivientes desde que Trump inició las acciones en la región el mes pasado.
Con esta última operación, se contabilizan siete ataques, que han dejado al menos 30 presuntos narcotraficantes muertos.
Durante una comparecencia junto al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, Trump confirmó que “atacamos un submarino cargado de drogas”, construido “para transportar cantidades masivas”.
“Para que lo entiendan, este no era un grupo inocente. No conozco a mucha gente que tenga submarinos”, ironizó el mandatario.
Tensión con Colombia y Venezuela
Aunque no se reveló la ubicación exacta del ataque, la operación ocurre en medio de una creciente escalada de tensiones con varios países sudamericanos.
Por un lado, la movilización de fuerzas estadounidenses cerca de las costas de Venezuela generó preocupación en el gobierno de Nicolás Maduro, que considera el despliegue una posible antesala de agresión militar.
El ministro de Interior venezolano, Diosdado Cabello, advirtió que su país “no se rendirá frente a una eventual agresión” y que el pueblo está “dispuesto a defender la patria”.
“Quien ose poner un pie en estos espacios sagrados se encontrará con un pueblo dispuesto a defender la nación”, afirmó Cabello durante un acto militar en La Guaira.
Paralelamente, el presidente colombiano, Gustavo Petro, acusó a Estados Unidos de asesinar a un pescador colombiano, identificado como Alejandro Carranza, durante uno de los ataques en el Caribe.
“Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos han cometido un asesinato y violado nuestra soberanía. El pescador no tenía vínculos con el narcotráfico; su labor era pescar”, afirmó Petro en la red social X.
El mandatario señaló que la lancha del pescador estaba a la deriva y con señales de avería, cuando fue bombardeada presuntamente por misiles estadounidenses el 16 de septiembre, en aguas colombianas.
“Esperamos las explicaciones del Gobierno de los EE. UU.”, exigió Petro, quien propuso una respuesta conjunta de América Latina y el Caribe ante “los ataques desproporcionados” de Washington en la región.
La respuesta de Trump fue inmediata y contundente, desatando una nueva crisis diplomática entre ambos países.
El presidente estadounidense acusó a Petro de ser un “líder del narcotráfico” y anunció el fin de la ayuda económica a Colombia.
En su plataforma Truth Social, Trump escribió que Petro “alienta la producción masiva de drogas” y que es “muy impopular” y “cómplice del narcotráfico”.
“Petro no hace nada para detener el narcotráfico, pese a los pagos y subsidios de EE. UU., que no son más que un robo a largo plazo. Si no cierra las operaciones de drogas, lo haremos nosotros, y no será de manera amable”, advirtió.
Acto seguido, el presidente estadounidense declaró que “los pagos o subsidios a Colombia quedan cancelados”.
Estas declaraciones se producen un mes después de que Washington eliminara a Colombia de la lista de países que cooperan contra las drogas, alegando “incumplimiento manifiesto” de sus compromisos internacionales.
Cabe recordar que Colombia es el mayor exportador mundial de cocaína, y que la superficie de cultivo de hoja de coca alcanzó un récord histórico el año pasado, según un informe de la ONU.
Petro respondió a las acusaciones afirmando que Trump está “engañado por sus asesores” y defendió su trayectoria como opositor al narcotráfico y denunciante de sus vínculos con el poder político.
“El principal enemigo que tuvo el narcotráfico en Colombia fui yo”, escribió en X. “Impulsar la paz de Colombia no es ser narcotraficante”, añadió.
Este intercambio verbal marca un nuevo punto de inflexión en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Colombia, en un momento de alta tensión regional y denuncias de violación a la soberanía nacional.