Europa aún no puede resolver la crisis energética del gas que atraviesa con Rusia, y tampoco parece encontrar solución en la previa al invierno.
En la víspera, el gigante ruso Gazprom informó que reducirá las entregas diarias de gas por el gasoducto Nord Stream 1. Al igual que el primer corte total realizado por 10 días seguidos, entre el 10 y el 21 de julio, la empresa alega que se trata de tareas de mantenimiento. En este caso, el corte no será total sino que el gasoducto funcionará a un 20% de su capacidad.
Gazprom alegó que la reducción se debe a la necesidad de reparar una segunda turbina, además de la que ya se había enviado a Canadá y que actualmente está en camino de ser reinstalada. El gasoducto mantiene en vilo a Europa: Nord Stream 1, con una capacidad de 167 millones de metros cúbicos según Gazprom, conecta a Rusia con Alemania por el mar Báltico. Es una infraestructura estratégica para el suministro de gas al continente, muy dependiente de los recursos energéticos rusos.
Para el gobierno alemán, se trata de una decisión “política” y un “pretexto” para presionar a Occidente en el marco del conflicto de Ucrania. “Según nuestras informaciones, no hay ninguna razón técnica para reducir las entregas”, manifestaron desde el Ministerio de Economía alemán. Los países occidentales acusan a Moscú de usar su energía como arma en respuesta a las sanciones adoptadas por la invasión. El Kremlin, en cambio, asegura que las sanciones son el origen de los problemas técnicos que tiene el gasoducto.