Los sindicatos franceses buscarán retomar hoy la ola de protestas con la que buscan “paralizar Francia” y expresar el amplio rechazo que despierta la reforma jubilatoria del presidente Emmanuel Macron, a quien acusan de “permanecer sordo” al rechazo popular.
El proyecto, que busca retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años y es rechazado por dos de cada tres franceses, según los sondeos, ya recibió contundentes muestras de rechazo ciudadano el 19 y el 31 de enero, cuando salieron a las calles más 1.000.000 de personas. “Llamo a los trabajadores, a los ciudadanos, a los jubilados a manifestar masivamente”, dijo ayer Laurent Berger, líder de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT). “El Presidente no puede permanecer sordo”, agregó luego.
Se espera que entre 1.100.000 y 1.400.000 millones de personas asistan a los actos de protesta en todo el país. En ese marco, el Gobierno asegura que elevar una de las edades de jubilación más bajas de Europa busca evitar un déficit en la caja de las pensiones. “Cumpliremos el objetivo” de un sistema equilibrado para 2030, dijo el vocero de Macron, Olivier Véran.
Las autoridades francesas anunciaron ayer un acuerdo con las principales empresas de distribución minorista para limitar el precio de varios productos durante un “trimestre anti inflación”. La iniciativa, que debe extenderse hasta junio, busca que estas empresas ofrezcan “el precio más bajo posible” a una serie de productos de su elección, indicó el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
El costo de la operación, en la que participarán Carrefour o Casino, entre otros, será de “varios cientos de millones de euros” y se financiará gracias a los márgenes de los minoristas, precisó Le Maire. A cambio de este acuerdo, las empresas minoristas obtuvieron la reapertura de las negociaciones comerciales anuales con los proveedores de la agroindustria que terminaron el 1º de marzo con un alza media de precios del 10%.