Cuando Israel liberó el lunes al director del hospital más grande de la Franja de Gaza después de siete meses de detención, inmediatamente llamó la atención sobre los muchos otros palestinos que todavía estaban encarcelados.
“Dejamos atrás a miles de personas que soportan un sufrimiento indescriptible”, dijo a los periodistas el director del Hospital Shifa, Mohammed Abu Salmiya, en una conferencia de prensa en el sur de Gaza. Más de 9.600 palestinos detenidos en virtud de las leyes militares y de seguridad nacional de Israel se encuentran recluidos en prisiones israelíes, la cifra más alta en más de una década, según HaMoked, un grupo israelí de derechos humanos.
Dice que muchos de los detenidos se encuentran detenidos sin cargos y han sufrido abusos mientras estaban bajo custodia. En tanto, Israel dice que los palestinos encarcelados, entre los que se incluyen militantes declarados condenados por ataques brutales, son tratados de acuerdo con las normas internacionales.
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, defendió su gestión del sistema de prisiones israelí desde que asumió el cargo: “Uno de los principales objetivos que me he fijado es empeorar las condiciones de los terroristas en las cárceles”, escribió en la red social X. Ben Gvir aseguró que sus esfuerzos se concentran en reducir los derechos de los presos “al mínimo exigido por la ley”, así como que “todo lo publicado sobre las abominables condiciones” de los cautivos es cierto, en referencia a los abusos denunciados tanto por estos como por organizaciones humanitarias, entre los que se encuentran torturas, especialmente en la prisión de Sde Teman, en el sureño desierto del Négev.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, elevó ayer a 37.925 muertos —la mayoría de ellos niños y mujeres— el número de víctimas en la Franja desde que se inició la ofensiva israelí el 7 de octubre. Según Hamás, 87.141 personas han resultado heridas en el mismo periodo de tiempo.